Capítulo 21

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Sanzu mira de nuevo su reloj, suspirando al darse cuenta que han pasado quince minutos desde que Takemichi ha entrado en el baño, sería descortés entrar y preguntarle a su reina cuanto le queda, no sabe ni si quiera si está en asuntos serios ahí dentro. Sin embargo, ha pasado demasiado tiempo, y hay una sensación de que algo no va bien.

—Lo siento, mi reina. —Susurra Sanzu para sí mismo antes de abrir la puerta de los baños, frunciendo el ceño al ver que todos los cubículos están abiertos, no solo eso, no hay ni rastro de Takemichi, cómo si se hubiera evaporado, aunque la ventana abierta de par en par y una huella de zapato en la papelera le dan toda respuesta que busca. —Mierda.

Sanzu sale corriendo de la escuela, mete en el coche las cosas al azar y se permite un par de segundos para dejar de lado las emociones y centrarse en los lugares en los que Takemichi suela estar o ir. Sanzu debate entre el parque donde alimenta a las palomas, la cafetería donde pide su chocolate caliente post trabajo y la tienda de mascotas de Matsuno, no obstante, sabe perfectamente que su reina no se iría por la ventana para ir a esos lugares, pues siempre lo acompaña.

Su mente se mantiene tranquila intentando ofrecer una respuesta, y por ello su cerebro le recuerda la conversación del día anterior, la reunión para ver cómo encargarse de Kisaki Tetta, pero en lo que se centra, es en cómo Takemichi parecía pensar que la única buena solución era hablar con el enemigo.

—Mi reina es una cabeza hueca. —Gruñe Sanzu antes de arrancar el motor y conducir por las calles de Tokio, aprovechando los semáforos, hace una llamada que va a marcar su muerte, ya que su rey estará enojado y decepcionado con él. Y se lo merece, porque no ha podido cumplir con su trabajo, no ha podido cuidar a su reina. —Mi rey, tenemos un problema.

—¿Takemitchy está bien? —Es lo primero que pregunta Mikey, su voz monótona y carente de emociones ahora se escucha ansiosa y preocupada, como si hubiera captado el nerviosismo y miedo de Sanzu.

—No lo sé, mi rey. Takemichi dijo de ir al baño antes de abandonar la escuela, pero al parecer se escapó por una ventana y ahora no sé dónde está. —Responde Sanzu, esperando con cautela la reacción de su rey, el silencio que sigue a sus palabras le eriza la piel de puro miedo, ya que nunca es buena señal.

—Sanzu.

—¿Sí, mi rey?

—Encuentra a Takemitchy y dame la dirección. Ahora. —Ordena Mikey con una voz dura y carente de emociones, y en otro momento, Sanzu estaría fascinado por el poder que Mikey ejerce incluso por teléfono, pero ahora mismo su cerebro está demasiado asustado, tanto por la seguridad de su reina como por no defraudar de nuevo a su rey. —¿Y Sanzu?

—¿Sí, mi rey?

—No ha sido culpa tuya. —El sonido del final de la llamada resuena dentro del coche, sin que Sanzu pueda darle también al botón, porque siente algo dentro de su pecho que no puede ubicar, ¿adoración? Realmente lo parece, porque es el mismo sentimiento que tiene cada vez que ve a su rey y a su reina como una gran pareja. Aparca en el aparcamiento de una tienda de convivencia y saca su ordenador portátil con una sonrisa que no puede esconder.

Con esas palabras, Sanzu parece revitalizado, y no duda en usar todos los conocimientos que ha adquirido en estos años para encontrar el rastro de su reina, lo cual no es muy difícil, ya que no se ha ido escondiendo, todo lo contrario, para que desde su escape por el baño, ha pasado inconscientemente por cada una de las cámaras de seguridad.

—¿Hanma? —Pregunta para sí mismo mirando la pantalla del ordenador, viendo como su reina ha ido activamente hacia el enemigo, subiéndose sin problema en el coche del número dos de Kisaki Tetta y entrando en el edificio que sabe que es propiedad de la empresa del enemigo. —Mi reina no tiene instinto de autoconservación o de supervivencia.

SENSEI TAKEMICHI & BONTEN MIKEYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora