EPÍLOGO

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|Tres años después|

Sanzu camina por el pasillo con un par de cafés en sus manos, sus pasos rápidos resuenan por las paredes hasta que se paran frente a una puerta que se abre sin que él tenga que tocar, claramente esperando por él.

—Llegas tarde. —Eso lo primero que dice Mitsuya mientras toma el café en el que pone su nombre y deja paso a uno de sus modelos más populares. Luego toma un sorbo de café y suspira contento. —Pero te perdono porque necesitaba este café.

Sanzu rueda los ojos y se sienta al lado de Hakkai, ambos son los encargados de protagonizar la campaña por la nueva línea de ropa de Mitsuya. Le entrega el otro café al adormilado modelo y este murmura un gracias antes de tomar un largo sorbo.

—Anoche me acosté tarde, fui a cenar a casa de mi rey y mi reina. —Dice Sanzu a modo de disculpa, aunque no lo siente mucho, hacía días que no había podido quedar con ellos dada su atareada agenda, por lo que no se preocupó por la hora pese a que al día siguiente madrugaba.

A lo largo de los años, y desde que dejó Bonten, su cuerpo se ha acostumbrado a su nueva ajetreada vida como modelo, aunque no estaba dentro de sus planes al dejar la organización, solo aceptó el trabajo como ayudante que Mitsuya le ofrecía porque era trabajar entre ropa bonita o aceptar la oferta de Baji y trabajar con animales apestosos. No esperó que en un momento desesperado previo a lanzar una línea de ropa y sin que uno de sus modelos apareciera, Mitsuya le rogase que desfilase por él, pero lo hizo, y algo dentro de él se despertó.

Desde ese momento dejó de ser el ayudante de Mitsuya y dedicarse como modelo, algo que le gusta hacer y se le da bien, además de que un rasgo que odiaba sobre él, que eran sus cicatrices, es lo que más popular le ha hecho, con muchas mujeres y hombres diciendo que le quedan muy bien.

—¿Y cómo están? Con esta última colección he estado tan ocupado que no he podido hablar con nadie más de un par de segundos. —Pregunta Mitsuya con curiosidad, ya volviendo a terminar con los últimos detalles que le quedan por arreglar.

—Bastante bien, aunque no esperaba que mi rey llegase a casa con un gatito en sus brazos diciendole a mi reina que su nombre era Taiyaki y que iba a ser su segundo hijo gatuno. —Comenta Sanzu, aún sorprendido por lo relajado y contento que está Mikey, bromeando y sonriendo tanto como cuando era joven y Shinichiro aún estaba vivo.

—¿Hijo gatuno? ¿Siguen llamando así a Mocca? —Pregunta Hakkai rodando los ojos divertido, porque en la boda de Takemichi y Mikey, este último dijo lo mismo durante sus votos, haciendo a Takemichi reír pese a que seguía llorando.

—Ya sabes como son, déjales ser felices con sus hijos gatunos. Tendré que ir pronto para conocer a Taiyaki, aunque seguro que esos tres ya han ido a tratar de secuestrar al gatito. —Comenta Mitsuya, imaginándose a Baji, Chifuyu y Kazutora haciendo exactamente lo que ha dicho.

—Podemos pasarnos por su casa cuando acabemos aquí. —Dice Sanzu antes de que la conversación se olvide, los tres comenzando a trabajar para poder llegar a la casa Sano para la cena.

A unas calles de distancia, el taller de motocicletas D&D ya ha abierto sus puertas, donde se pueden ver a dos de sus trabajadores charlando mientras hacen las reparaciones pendientes del día cuando se ven interrumpidos por la pareja que acaba de llegar de su luna de miel.

—Inupi, Koko, ¿cómo ha ido en Grecia? —Pregunta Mikey mientras se limpia las manos con un trapo antes de caminar junto a Draken hacia la entrada, donde ambos hombres observan a la pareja recién casada con un par de bolsas de regalo de cosas que han comprado en su viaje.

—Bien, y en realidad en unas horas tomaremos otro avión para irnos a unas pequeñas vacaciones. —Responde Koko a la pregunta de su antiguo jefe, al cual siguió un par de días después de que dejase Bonten, decidiendo hacer lo mismo para recuperar a Inui.

—¿Unas vacaciones por el estrés de tus vacaciones anteriores? —Pregunta Draken exasperado, pero al ver la sonrisa de su socio, no puede evitar sonreír también. Aún recuerda como aquel día, hace tres años, Kokonoi apareció en el taller para pedirle perdón a Inui y suplicarle por una segunda oportunidad.

—Quien puede, lo hace. Quien no puede, pregunta si es posible. —Responde Koko sacándole la lengua divertido al socio de su esposo.

—Este regalo es para Takemichi, dáselo por mí, creo que le gustará para decorar su nueva clase. —Dice Inui mientras le entrega una bolsa a Mikey, que la toma y la abre curioso, viendo lo que parece un juego de madera con imágenes sobre distintos monumentos griegos.

—Gracias, seguro que llorará emocionado al verlo. —Dice Mikey haciendo que todos se rían, conociendo bien a Takemichi y lo emotivo que se pone con cada detalle que recibe por su enorme grupo de amigos.

Los cuatro se quedan charlando un poco más antes de que Inui y Kokonoi se marchen a seguir repartiendo regalos antes de partir a su nuevo viaje, dejando a Draken y Mikey de nuevo a solas en el taller, volviendo a trabajar en sus tareas pendientes durante horas, hasta que llega la hora de la comida y se deciden a ir al mismo sitio que suelen ir habitualmente y que se encuentra cerca al taller.

Al restaurante Kawata twins Ramen.

Cuando Draken abre la puerta y ambos hombre entran, obtienen una familiar vista para ellos, donde se puede ver a Nahoya y Souya ignorar a Ran y Rindou mientras trabajan. Los Haitani son una presencia muy habitual en el restaurante, siempre intentando coquetear con los gemelos sin mucho éxito.

—¡Pero mira quién está aquí! Jefe, te veo bien. —Comenta Ran cuando Mikey se sienta en un lugar de la barra frente a sus amigos, resoplando ante el comentario de Ran. —¿Cómo está Mitchy?

—Hoy tenía excursión con sus niños a Disneyland Tokyo y tiene como ayudantes a Chifuyu, Baji y Kazutora, no sé como saldrá eso. Esos tres solo han ido porque la entrada les saldría gratis. —Comenta Mikey con una sonrisa de agradecimiento cuando Angry le sirve su ramen favorito.

Ran y Rindou resoplan mientras charlan animadamente con su exjefe, contándole como su quinto casino está a punto de abrir sus puertas. Todos sus negocios siendo legales desde que dejaron Bonten junto a Koko. Y ninguno de ellos ha vuelto a hablar con los tres que si se quedaron en Bonten, pero es habitual escuchar sobre ellos en las noticias y cómo se están volviendo un gran imperio nuevamente tras su caída.

Draken y Mikey terminan de comer y vuelven al taller donde se pasan la tarde trabajando mientras charlan animadamente sobre cualquier cosa o, a veces, se quedan en un silencio cómodo que no molesta a ninguno de los dos.

Mikey termina su jornada laboral igual que los anteriores y desde hace tres años, se despide de su mejor amigo y se marcha a casa, donde Mocca y ahora Taiyaki lo saludan en el genkan. Mikey camina por su hogar y sonríe ante algunas de las imágenes que hay colgadas por todo el lugar, amando su vida con Takemichi y sin arrepentirse por haber dejado Bonten atrás.

El sonido de las llaves le hace dejar de observar la fotografía del día de su boda para ver a Takemichi con unas orejas de Disneyland, varias bolsas de cosas que ha debido de comprar en el parque temático y totalmente cubierto por glitter.

—¿Sabes? Cuando nos conocimos también brillabas. —Comenta Mikey divertido mientras ayuda a Takemichi a dejar todas las bolsas en la sala de estar antes de pasar sus manos por la cintura de su esposo y besarlo suavemente. —Y sigo amándote como el primer día.

SENSEI TAKEMICHI & BONTEN MIKEYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora