{Prólogo}

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Louis un hombre completamente serio, amargado y narcisista se estaba alistando para ir a su trabajo.

Todos en su oficina le tenían miedo y mucho respeto, no por nada se había estado matando estos años en conseguir el puesto en el que estaba.

Y debía admitir que le encantaba ese poder de superioridad y autoridad que daba ante las otras personas.

Su padre le había heredado la empresa en la que él se encontraba al mando.

El reloj daba las 5:20 am en su muñeca derecha, tomó los últimos papeles que estaban en la mesa y los guardó en su maletín.

Se había levantado más temprano que de costumbre, no había dormido casi nada la noche anterior y la razón de su insomnio se debía a cierta persona que rondaba por su cabeza últimamente.

La cosa está que la semana pasada se abrió una cafetería al lado de la empresa, un amigo de su padre era el encargado de aquella tienda, sabía que su padre había hecho tratos con el dueño de la cafetería y que eran muy buenos amigos, incluso él mismo ayudó a dar ideas para la cafetería, todo eso antes de que su padre muriera dejando el proyecto a medias.

Su padre murió cuatro semanas antes de que se abriera aquella tienda.

Y en honor a Mark Louis decidió terminar el proyecto, el día de la inaguración asistió casi al final ya que ese día tenía mucho trabajo que hacer.

Cuando llegó no habían muchas personas en el lugar, solo unas cuantas en las esquinas.

—¡Louis! Muchacho, creí que no vendrías

—James, disculpa la tardanza, tenía mucho trabajo que hacer — dijo mientras le daba la mano a James con una sonrisa en el rostro.

—No te preocupes muchacho, se que tu padre dejó mucho por hacer, pero no te concentres tanto en eso porque puede llegar a ser un problema

El hombre lo llevó a la barra para pedir algo de beber.

—Pide lo que quieras — le dijo James con orgullo pintando en el rostro.

James se dió la vuelta para recibir a las personas que seguían llegando, sonrió y llamó a uno de los chicos que atendía.

Su respiración se cortó cuando un chico de ojos color verde y cabello rizado hasta la mandíbula se acercó a él, pero logró recomponerse rápido dando aspecto autoritario cómo siempre.

—Buenas noches, ¿Qué desea que le traiga? —Dijo el joven con voz suave y una hermosa sonrisa adornando su rostro perfectamente estructurado.

—S-si, quisiera un café negro y una dona de chocolate, porfavor.

—Claro, en un momento se lo entrego.

El rizado se dió media vuelta y comenzó a preparar el café.

Louis optó por tomar su celular para distraerse y no comerse al chico con la mirada.

Así a simple vista notó que el rizado era alto, su piel se veía suave, sus piernas estaban perfectamente contorneadas al igual que su cintura, su espalda era ancha, sus caderas... Miró más abajo....

—Aquí tienes, un café negro y una dona de chocolate.

Dejó todo en la mesa y se retiró dando media vuelta.

Cuando estuvo a punto de irse y cruzar la puerta de salida, el rizado lo llamó.

—¡Señor! Su teléfono.

La cafetería ~Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora