Louis terminaba de guardar su chaqueta en su mochila mientras caminaba por el pasillo para llegar al apartamento de Harry.
Estaba cansado.
Ese día decidió pasar por su pequeña en cuanto saliera del turno. También porque había revisado los horarios antes de salir, Harry ingresaba al suyo unas horas después de él, por lo que prefirió no complicar las cosas en cuestión de tiempos.
Mientras más se acercaba, más escuchaba ese ya reconocido sonido de una canción infantil desde el interior del apartamento. Específicamente, la canción favorita de Faith.
Golpeó la puerta con la esperanza de ser escuchado.
A su suerte, así lo fue.
Apareció Harry frente suyo, sus rizos alborotados, machas de leche por las mangas de su pijama, ojos cansados y al parecer una cara de alivio al verlo en la puerta.
—¡Eres tú!— alzó la voz con una enorme sonrisa. —¡Llegaste al fin!— se hizo a un lado. —¡Gracias al cielo!
Louis entró con cuidado, sin dejar de mirarlo. Su ceño fruncido, desconcertado por la actitud del ojiverde.
—Algo me dice que pasaste mala noche, o día.— habló, buscando con su mirada por todas partes a la bebé.
Harry negó, revolviendo aún más sus rizos.
—Está en el sofá, en su moisés.
Ambos adultos caminaron a donde había dicho. Harry delante suyo, con movimientos alegres.
—Mira quien llegó, linda. Papá Louis ya vino.— le habló tomándola en brazos.
Ella movía su boquita, con sus ojitos muy abiertos y una sonrisita. El rizado no tardó en ponerla en los brazos ajenos.
—¿Hiciste que fuera trabajo duro cuidarte hoy, angelito?— pregunto Louis besando su frente.
Harry apoyó sus manos en su cintura, en forma de jarras. Soltó un suspiró cansado. No fue mucho tiempo que estuvo en esa posición, porque unos segundos después ya se había dejado caer sobre el sofá con los brazos abiertos.
—Lloró toda la noche, toda la madrugada y mañana.— empezó a hablar con sus manos sobre su cara. —No había nada que la callara hasta que recordé lo que dijiste de su canción favorita que la tranquiliza. Eso fue hace cinco minutos antes de que llegaras.
—No dormiste nada, eh.
—Poco. Sólo los pequeños lapsos en que se dormía ella. ¿En que semestre de pediatría nos enseñaron de dónde sacan tanta energía?— alzó su cabeza sobre el sofá. Para Louis fue inevitable no reír con su comentario. —Creo que te extrañaba.
—Es más común que yo pase las noches con ella. Tú eres quien tiene los peores turnos.— habló Louis meciéndose de un lado a otro mientras ayudaba a que la menor se quedara dormida, ella ya cerraba sus ojitos con pereza.
Harry repasó sus labios, mordiendo el inferior.
Él había escogido esos turnos para que no le tocaran a Louis. Así él descansaría y tendría tiempo de pasar con la bebé. Harry no pasaba por encima esa observación de que Louis estaba encantado con la bebé y cuidarla. Él igual, pero sabía que Louis podía sentir un lazo más fuerte con ella. Era evidente en ambos.
—Fue Zayn quien me lo dio.— respondió. —¿Cómo podía negarme al jefe del hospital? Puedo ser el jefe de pediatría, pero si él dice algo, yo lo acato.
Claro que también habló con él para que lo dejara hacer el cambio de horarios. Pero eso no se lo diría.
—Ahora resulta que eres el empleado que sigue las reglas y no se interpone. Que te crea otro, Styles. Yo no.
Harry sonrió en su dirección, mostrando sus hoyuelos. Louis le devolvía la sonrisa. Perdieron la noción del tiempo en sus miradas conectadas al igual que sus sonrisas.
Harry se obligó a romper el momento, sus pensamientos e ilusiones recordando la nota mental que se hizo el día anterior con su rechazo.
Quería darle su tiempo y no seguir insistiendo, respondiendo y respetando sus límites interpuestos. Ya no lo intentaría más si Louis no lo quería así.
—Sí.— mostró una sonrisa más forzada. —Supongo que ahora que llegaste, puedo dormir unas pocas horas antes de entrar a turno. —sin embargo, no recibió respuesta de Louis. El castaño no se movía de su lugar, sin hacer ningún ademán de querer irse. Sólo de pie, con la misma sonrisa que antes. —¡Louis!— llamó su atención, haciéndolo brincar en su lugar, por ende despertando a la bebé que no había tardado mucho en quedarse dormida en sus brazos. —La pañalera está en la encimera. Todas sus cosas están dentro, no hace falta nada. Llámame cualquier cosa que necesite Faith.— puntualizó de alguna forma con un tono más serio.
Louis asintió, tomando las cosas con sus manos entorpecidas y una sensación en su pecho.
Harry nunca lo echaba de su apartamento por más cansado que estuviera. A veces lo invitaba a pasar a desayunar o a tomar algo.
¿Estaba rindiéndose con él?
Louis no sabía, su mente quería distraerlo con la idea de que ese día estaba muy cansado para algo más.
Eso no quitaba que sintió algo extraño dentro de sí. Era el rechazo de Harry y eso no era nada lindo de recibir.
—S-sí.— musitó con su tono decaido. —Ya nos vamos. Descansa, te veo mañana en el trabajo.
—Gracias, te veo mañana.
Louis cerró la puerta del apartamento.
Ya no sé sentía tan alegre como minutos antes cuando eran risas en el interior del apartamento. Miró a su bebita en brazos, movía sus manitas.
—Tú lo conoces, mi amor. ¿Está enojado conmigo?— hizo una mueca. —Nunca nos echa de su casa así.— soltó un suspiro. —No sé qué estoy haciendo, ni qué pienso.— empezó a caminar por el pasillo, esperando llegar al ascensor. —Yo no quiero hacerte daño por culpa de nuestros sentimientos. No sabía que podía sentirme así de mal, ¿lo mismo le pasó cuando ayer no quise tomar su mano?— la menor bostezó. —Te estoy aburriendo con mis problemas, eh. Sigue así, que no te importe que tu papi se sintió mal porque la persona por la que siente algo lo está rechazando y lo peor es que es culpa de este papi tan imbécil.— se señaló a sí mismo.
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Maybe... co-parents? [L.S]
RomanceHarry es un pediatra en un hospital de enseñanza, Louis es su residente. Donde Harry quiere adoptar a un bebé del área de pediatría antes de que se vaya a servicios sociales. O donde Louis tiene cariño por cierto bebé que su jefe quiere adoptar. ⚠️...