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POV CHAN

Suspiré por vez número mil en lo que llevaba del día, desde que había iniciado mi turno en la librería no dejaba de pensar en la confesión que iba a hacerle a Lara. En un cuaderno, que había dejado detrás del mostrador, apuntaba todas mis ideas cuando estaba libre, ya que no tenía mucho tiempo y menos desde que el grupo se había conformado. Ya llevábamos dos eventos del mes ganados, no quería admitirlo, pero realmente Lee Felix era un buen jugador, si seguíamos con esta buena racha seríamos los ganadores del premio mayor, eso me ayudaría a poder hacer un mejor regalo a Lara. Aunque también debía admitir que el plan de confesarme cada vez me ponía más nervioso, los días se acercaban y yo seguía preparando la confesión, pero también observaba como ella y Felix construían su relación. Debía realmente esmerarme y rezaba para que ella no me rechazara. No estaba bien esto de querer separarla de Felix, pero sabía que yo podría hacerla más feliz que el.

Faltaban solo 10 minutos para cerrar cuando la campana de la entrada sono anunciando la llegada de los últimos clientes. No di demasiada importancia a esto, ya que por lo general si necesitaban algo simplemente se arrimarian al mostrador en el que estaba, ya que todos los libros estaban en los estantes al frente de la tienda.

-Joven, necesito un consejo para regalarle un libro a mi hija...-Esa voz me hizo levantar la mirada con el ceño fruncido, podría reconocerla al instante, pero no entendía como la sentía en persona y no atrás de una pantalla.

Al observar a la dueña de la voz me dio una cálida sonrisa y se abalanzó sobre mi cuerpo, envolviendome en un abrazo como hacia tiempo no sentía. Ella era exactamente igual a su hija, a su lado su esposo se reía de la situación.

-Es bueno verte Christopher.- El señor Sanchez me sonrió se forma cálida y tendió su mano para apretarla con cariño. Ellos se habían preocupado por mi como si fuese un hijo más, incluso me habían recibido de brazos abiertos cuando mis padres no podían pasar las fiestas conmigo por sus viajes de negocios.

-Señor y señora Sanchez, es un placer volver a verlos.-Les devolví la sonrisa a ambos e hice una reverencia por más que ellos no fuesen Coreanos, mis propios principios y costumbres me llevaron a hacerlo.

-Ay mi niño, dejate de formalidades con nosotros.- La señora Sanchez hizo un gesto con la mano y luego me tomó del brazo con cariño.- Cuéntame, ¿como has estado? ¿Cómo están Han y Changbin?

-Yo me encuentro bien, hemos estado muy cargados de trabajos por estas fechas.- No podía evitar verlos como si fueran mis propios padres.- ¿Qué los trae por aquí? Si me dejan preguntar obviamente.

-Pues vinimos como sorpresa para el cumpleaños de Lara.- La señora volvió a mirarme sonriendo. Con todo el ajetreo de estas semanas casi olvido el cumpleaños de la chica, para mi suerte ayer por la tarde lo recordé cuando ingresó una tanda de las novelas que ella tanto amaba, aproveché y se la compré, consiguiendo también ponerle una dedicatoria especial en la contratapa.- Este año quisimos que fuera diferente, así que primero vinimos a verte e invitarlos a todos a cenar.

-Será un honor, déjenme avisarle a los chicos, cerrar la tienda e ir con ustedes.- Comencé a tomar mis cosas mientras ellos recorrían suavemente el lugar.

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Lara todavía no había vuelto a la casa, ya todos nos encontrábamos en la sala charlando con sus padres e incluso con los regalos sobre la mesa de café. Una vez que sentí ruidos en el pasillo me levanté por inercia y fui a servir los vasos de jugo que siempre servía. Espere un poco y cuando la puerta se abrió conté hasta 30 antes de salir de la cocina y tenderle el vaso saludando como siempre lo hacía.

-Hola Chris.- Me sonrió la chica haciendo latir mi corazón.

-Feliz cumpleaños, mon chéri.- Esta vez le dejé un beso en la mejilla olvidando que estaban todos viéndonos desde la sala.