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Changbin abrió la puerta al grito de "Dejen dormir al prójimo", se encontraba super molesto, pero su típico pijama de puntos rosas no le ayudaba con la imagen que quería transmitir. Ambos lo miramos y no pudimos evitar reír a la vez, yo cayendo nuevamente al lado de Lara mientras Han aún dormido se asomaba por nuestra habitación para ver por qué tanto alboroto. Este último al comprender la escena se unió a nuestras risas alegando que nadie podría tomar enserio cualquier palabra proveniente del morocho si vestía esas fachas.

-¡YAAAAAA! DEJEN DE REIRSE DE MI.- Exclamó furioso Changbin mientras entrecerrados los ojos y se marchaba de allí cerrando la puerta de golpe.

Lara y yo no parábamos de reír, el aire nos faltaba, rodé sobre la cama y nuevamente quedamos enfrentados muy cerca, ambos mirándonos directamente a los ojos, esto provocó que dejásemos de reír al instante.

-Yo...- Empezó Lara sonrojandose y yo la Interrumpí.

-Anoche no te di tu regalo de cumpleaños.- Me puse de pie y rebusqué en el cajón del escritorio su regalo.- Feliz cumpleaños mon chéri.- Le dije extendiendole el libro y la rosa.

Vi como la castaña tomó el regalo y rasgó el papel con emoción, sus ojos brillaron al ver el libro tal cual como en mi sueño, le daba vueltas de un lado al otro mientras lo acariciaba.

-Lamento no habértelo dado ayer, pero me daba vergüenza que no fuera tan caro como el de Felix o tan lindo como los de tus padres y de los chicos.- Le dije apenado sentándome a su lado y viendo como ella abría la tapa para poner dentro la rosa blanca, sabía que quizás dentro de unos días ya estaría marchita y en la basura, pero no me importaba por ahora.

Vi además como ella le sacó una foto a mi regalo, cosa que no hizo con los demás y eso me impresionó.

-Es el mejor regalo del mundo.- Me abrazó con fuerza.- El valor sentimental que tiene es más importante que lo que te pudo haber costado.- Me sonrió y mi corazón se aceleró en exceso.- Además es el libro que me faltaba para completar la colección de mi autor favorito. Gracias Chris.- Besó mi mejilla y yo me sonrojé.

-Te escribí una breve dedicatoria, pero deberás leerla cuando finalices el libro, sino pierde el sentido.- Le dije apenado al recordar como en esa dedicatoria le confesaba mis sentimientos y todavía no estaba preparado mentalmente para eso.

-¿No puedo leerla ahora?- Preguntó haciendo un tierno puchero.

Me fue difícil negarme, pero conseguí que me hiciera caso y me juraría que no iba a leerla hasta que llegase al final del libro. Ambos nos levantamos y aprontamos para comenzar el día. Mientras hacía el desayuno de todos vi a Changbin entrar, contuve la risa por lo ocurrido temprano y lo observé servirse un poco de agua.

-¿Se lo diste?- Me preguntó y yo asentí con la cabeza.- ¿Ya lo leyó?

-Le pedí que lo hiciera cuando terminase de leer el libro.- Dije dejando las tostadas en un plato para nosotros tres y el pan blanco para Lara en la mesa.

-¿Eres estúpido?- Me golpeó en la nuca.- ¿Cómo se te ocurre demorar más? ¿No ves que ese rubio oxigenado te la esta ganando?

-Baja la voz.- Le pedí avergonzado.- Ella tiene sentimientos por él y no quiero lastimaron, además ahora no estoy preparado. Recuerda llegar temprano a casa hoy, la final de la tercera ronda es a las 20.- Le dije y me marché de nuestro hogar hacia la universidad.

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El día pasó tranquilo, extrañamente no me disgustó la presencia de Felix en nuestro almuerzo, es más, hasta me sentí bien, porque lo vi algo ausente y distante con Lara, ella parecía no tomarse importancia a lo que ocurría, mientras que yo analizaba todo, esa actitud era algo extraña, ya que solía estar sobre ella como un pegote.