Extra 4: Laptop

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Felix estaba a dos segundos de perder el control, y me encantaba. Sus manos se curvaron en pequeños puños.

—¿Cómo qué?

—Bueno, los saltos de tijera por... una hora o así debería funcionar. — No estaba hablando en serio cuando hice la sugerencia, pero luego mi mirada cayó hacia su muy corto pijama. De repente no quería más que verlo saltando alrededor—. Aunque, tal vez primero deberías cambiarte.

Él respiró hondo. —No saltaré por una hora.

Y eso era una pena. Las puntas de sus mejillas se tiñeron de rojo. Un signo de que estaba enojado. No pude evitar seguir.

—Entonces podrías correr por la casa, subiendo y bajando las escaleras. —Encontré sus ojos y sonreí—. Podemos tener sexo. He oído que eso consume mucha energía.

Su boca cayó abierta. —Eso no sucederá ni en un millón de años, amigo. —Dio un paso hacia atrás levantando el dedo del medio hacia mi—. Ni aunque fueras el último, espera, ni siquiera puedo decir que el último hombre sobre la faz de la Tierra.

—Gatito —murmuré.

—Ni aunque fueras lo último que parece ser humano sobre la faz de esta Tierra. ¿Entendiste? ¿Capiche?

Incliné mi cabeza hacia un lado y sonreí. Él realmente estaba molesto ahora. Ojos brillosos y cara sonrojada. Una parte de mí odiaba admitirlo, pero se veía increíble cuando se ponía así. Absolutamente increíble.

—Ni siquiera estoy atraído hacia ti. Ni siquiera un poco. Eres...

Estaba en su cara antes de que pudiera pestañear. —¿Soy qué?

—Ignorante. —dijo dando un paso atrás.

—¿Y? —Igualé sus pasos, obligado. ¿Obligado por qué? No sabía.

—Arrogante. Controlador. —Dio otro paso hacia atrás, pero no lo deje alejarse. Oh no, estaba sobre su cara, compartiendo el mismo aire—. Y eres... eres un cabrón.

—Oh, vamos, sé que puedes hacerlo mejor, Gatito. —Y sabía que podía. Lix tenía una gran boca. Mi mirada cayó hacia él. Sus labios se separaron. Maldita sea—. Porque realmente dudo que no te sientas atraído a mí.

Él se rió —el sonido era bajo y ronco. Sexy. —No me atraes para nada.

Di un paso más y su espalda estaba contra la pared. Mirándolo, creo que quizás olvide respirar. —Estás mintiendo.

—Y eres demasiado confiado. —Humedeció sus labios, y la energía golpeó mi cuerpo—. Sabes, toda esa arrogancia que mencioné antes. No es atractiva.

Hombre, él estaba lleno de eso. Diría lo que sea para seguir discutiendo. Poniendo mis manos a cada lado de su cabeza, me incliné, mi boca estaba tan cerca de la de él que casi podía saborearlo. Dudaba que sus labios fueran dulces. Serían más como esos dulces rojos picantes, como una bola de fuego.

Realmente me gustan esos dulces.

—Cada vez que mientes, tus mejillas se sonrojan.

—Nuh-uh—dijo.

Deslicé mis manos hacia abajo por la pared, parando al lado de sus caderas. —Apuesto a que piensas en mí todo el tiempo. Sin parar.

Tanto como yo pensaba en él, que se había convertido algo molesto por lo mucho que pensaba en él, así que parecía justo que para él fuese más de lo mismo.

—Estás loco. —Se presionó contra la pared, su pecho subiendo y bajando bruscamente.

—Probablemente sueñas conmigo. —Mi mirada volvió a caer en su boca. Bola de fuego—. Apuesto a que escribes mí nombre dentro de un corazón una y otra vez en todos tus cuadernos.

OBSIDIAN¹ [HYUNLIX]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora