Parte 2

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Eddy estuvo dando vueltas en el mismo lugar. Había alquilado un cuarto en un hotel cerca a la casa de Brett, no se permitiría ir a su casa que estaba a kilometros y apenas había logrado dormir unas horas. La preocupación lo estaba torturando, había esperado por la llamada de Brett, sabía que pasaba por un momento delicado y la tormenta que se formó en su cabeza fue interrumpida por el sonido del teléfono. Supo quien era sin ver la pantalla, contestó incluso más rápido que la velocidad de la luz.

— !Ey! ¿Qué sucede? ¿Estás bien? — preguntó el alfa sin ocultar su preocupación.
— Estoy bien, al parecer sólo es un resfriado. — un silencio se formó después de eso, Brett trató de sonar convincente,  a pesar de la fiebre que lo torturaba, esperó a que su amigo dijera algo pero no hubo respuesta. — No creo poder seguir la agenda completa de hoy, de verdad lo siento, pero hagamos grabación. — Brett no dejaba de ser Brett, empujándose a seguir con su promesa de apoyar siempre a Eddy, aun si estaba en las peores condiciones. Esperó a que esto rompa el silencio que se formó del otro lado, pero no hubo respuesta. —¿Eddy?— preguntó algo preocupado, por un momento pensó que la llamada se había perdido pero podía ver aún la llamada en línea, esperó y trató de hablar a Eddy inútilmente, pasaron 10min, 20min y estaba dispuesto colgar para llamar nuevamente hasta que el timbre de su puerta sonó. 

Abrió la puerta y no imaginó ver a su mejor amigo allí, con la respiración agitada, como si hubiese corrido una maratón y la verdad es que no estaba lejos de eso. Eddy levantó su mano en señal de que le diera tiempo de respirar, pero Brett estuvo preocupado por otra cosa, el olor de su amigo alfa había hecho presencia, golpeando con fuerza, no pudo evitar sentirse mareado y sólo pudo sostenerse con fuerza de la puerta, cubriendo su nariz.
Eddy...— fue lo único que pudo pronunciar Brett cerrando sus ojos de golpe e inclinándose al suelo lentamente, esperando que eso le dé un descanso y fallando en el intento.
Eddy aún algo agitado se sorprendió como él más pequeño se venía abajo y sólo pudo sujetar los brazos de este, llamando a su nombre sin respuesta.
— ¡Brett!... ¡Brett! — el alfa empezaba a entrar en modo alerta y levantó a su mejor amigo, cargándolo como un cachorro, escuchando apenas un susurro —Tus feromonas Eddy... — fue cuando todo encajó,  Brett sabía que sucedía, había investigado todo sobre alfas cuando Eddy presentó su casta, aquello fue de gran ayuda en aquel entonces, en su condición Brett se había vuelto en su enfermero personal, era quien lo ayudaba cuando salió del hospital, lo que fue una tarea fácil ya que no le afecta nada, pero ahora era una historia diferente. Brett sabía por experiencia de su amigo que estaba presentando su casta, aun así se sentía diferente,  le asustaba, nunca había vivido por sangre propia el momento,  se preguntaba si Eddy pasó por esa tortura.

En efecto, la casta de Brett se estaba haciendo presente y Eddy en lo único que pensaba era en llevarlo al hospital,  pero el otro se negaba. Brett empezaba a temblar y cuando fue llevado a su habitación, se arropó con muchas mantas y sábanas para bloquear el aroma de Eddy.

Brett, tienes que ir al hospital. — insistió Eddy por enésima vez, recibiendo la misma respuesta, su tono de voz era suave, se había esforzado en ocultar su esencia, pero un nudo en su estómago golpeaba fuerte, ver a su amigo tan vulnerable empezaba a causar estragos.
— Eddy... no está siendo igual que el tuyo. — dijo Brett con su voz asustada. El día que el alfa manifestó su casta, no parecía haber sufrido tanto y era verdad, pero Brett no tenía idea que su presentación no era igual a la de Eddy.
— Brett, déjame ayudarte... — Eddy se sentía miserable, no tenía idea porque Brett se veía tan mal, a él no le costó tanto y tal vez era por la ayuda de su mejor amigo pero esto era totalmente diferente a aquel entonces.
Eddy... — Brett poco a poco salió de las capas de tela en las que Eddy lo había refugiado, ardía en fiebre y sus pupilas dilatadas mostraban a un Brett perdido, una esencia empezaba a manifestarse y estaba en una especie de hipnosis, se acercó al alfa abrazado su cuello, acto que tomo por sorpresa a Eddy.

El alfa rebobino los hechos y lo entendió todo, Brett se estaba presentando como omega y lo que era aún peor, había entrado en celo. Eddy tenía que sacar las fuerzas de donde fuera, quería estar para él pero el celo, por lo poco que sabía era un tema serio, conocía a su amigo y siempre pensaron que ambos serían alfas, Brett soñaba con eso, a pesar de que lo negaba con que seguro sería un beta, pero estaban en una situación diferente, Eddy trataba de calmarlo con sus feromonas y Brett aferrado a su cuello, se subió en su regazo, rodeando sus piernas sobre la cintura de Eddy, como si reclamará al alfa como suyo. Eddy debía ser fuerte, no debía sucumbir y maldecía a sus adentros por la tarea que se encomendó en silencio.
Eddy... — la voz cantarina de Brett se manifestó, empezaba a frotar su trasero sobre el bulto del alfa, el alfa esperaba que una vez el pequeño recobre su conciencia, olvidé esto, sabía que iba a sufrir. Estaba entre sucumbir a su instinto alfa y ceder a las provocaciones del ahora omega; o volverse una piedra y permanecer al lado de Brett hasta que se calme.
Eddy... tócame... — Brett aumentaba su calor aún más, las frases tentadoras empezaban a ser ruegos y el omega empezaba a frustrarse, torturando a Eddy con su aroma y sus acciones claras de querer al alfa dentro. Besaba el cuello del alfa, intentó quitarse la pijama que traía, pero el más grande se lo impidió.

Brett estaba desesperado, no sabía que más hacer y se alejó del alfa, herido por dentro y saliendo a la cocina. Eddy agradeció la distancia, un segundo más y se veía montando al omega. Recogió las mantas que cayeron al suelo, hasta que escuchó varios golpes, no eran fuertes pero su oído lo exageraba todo, corrió hacia Brett y lo vio en el piso con la puerta del refrigerador abierta, Brett empapado de un líquido que al parecer era agua y cubos de hielo en el suelo. Brett lloraba, lloraba como un niño desesperado, Eddy lo sujetó en sus brazos, arrullándolo, el omega se aferro a su cuello, sin detener el llanto.
Eddy me odia, me odia por ser omega — soltaba Brett a pulmón tendido, sin darse cuenta que era el propio Eddy quien lo tenía en brazos.
No Brett, no te odio. Jamás podría hacerlo. — trató de calmarlo, soltando algo de sus feromonas, el cuerpo de Brett temblaba por el liquido helado sobre su piel en llamas, entre sollozos el pequeño seguía gritando cuanto lo amaba. Eddy le había partido el corazón a su amigo y se odiaba por eso, lo cargó de vuelta al dormitorio y necesitaba calmar a aquel omega, tal vez reciba la furia de Brett después, pero necesitaba satisfacer al Brett de ahora, después pensaría como calmar al Brett del futuro.

AzaharDonde viven las historias. Descúbrelo ahora