dos.

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☕️

—Te lo juro, Namjoon, es ese chico que te he contado que ha salido en mis sueños— El moreno se recargó sobre su asiento con el ceño fruncido haciendo una mueca con los labios.

Era muy cierto que Yoongi semanas atrás había estado soñando con un chico formando una familia, todo eso se lo ha estado comentando a Namjoon, su mejor amigo y parte muy importante en la carrera de Yoongi. Namjoon se le hacía demasiado extraño que el pelinaranja sólo estuviese soñando con la misma situación y más como si fuese una serie de televisión.

—¿Haz estado durmiendo bien? ¿no te haz estado metiendo ninguna porquería?— preguntó de la nada, Yoongi cambió su expresión—. Fíjate que si haz estado haciendo eso haré que se arrepienta...

—¿Por qué no me crees?— cruzo sus brazos y los pego a su pecho.

—Es que eso no sucede realmente en la vida real, mas bien eso suena como si alguien lo haya escrito en un fanfic de esos de internet. No me mal entiendas, pero, es suena muy fumado— río con discreción.

Yoongi solo suspiro sin mostrar ningún tipo de gracia. Todo el resto del día que le quedaba libre se dispuso a pensar en aquel chico de nombre Hoseok, a pesar de tenerlo a unos cuantos pasos de distancia. Por alguna corazonada decidió darle el puesto, aún le causa un poco de gracia recordar su rostro cuando le mencionó como deseaba su café todas las mañanas.

—Nadie debe entrar a mi estudio a menos que seas tú y eso debe ser en un horario específico— comenzó a dictar, Hoseok anotaba desconcertado de todo lo que estaba escuchando—. De nueve de la mañana debes entrar a dejar mi café en el escritorio, debe ser negro, semi amargo, caliente; no debe estar tibio y nada de crema o tendremos muchísimos problemas.

Hoseok pestañeó tres veces sorprendido, este asintió y siguió anotando.

—. A las cuatro de la tarde tienes permitido entrar por si debes darme alguna información, si la situación es muy urgente entras sin permiso. Nada de llamadas. Por último cada evento, gira, reunión y entrevista debes estar siempre a mi lado todo el tiempo, ¿entendido?

Hoseok no sabía si podía sobrevivir a todas aquellas indicaciones que le dio Yoongi, sin embargo, las ganas de trabajar con él volvieron por la grandiosa paga y más porque estaría siempre junto a su ídolo. Estaba feliz y no le importaba si no durmiera estaría con Yoongi.

Los primeros días siempre eran los mas difíciles, que incluso por la presión de tener tanto trabajo se puso a llorar en su pequeña oficina, Jungkook lo abrazaba cada vez que podía y le daba ánimos para que pudiese seguir. Después de un mes todo fue pan comido, es más, llegaba muy sonriente saludando al staff con mucho ánimo, bromeaba con las chicas del maquillaje en la cafetería mientras preparaba el tradicional café de Yoongi, y después lo dejaba en el sobre vasos que quedaba aun lado de todo su equipo, desde días antes quería dejar algún bocadillo aun lado del café pero tenía el miedo de que Yoongi se molestará, por ello, se olvidó de hacer eso, pero sus ganas fueron más. Una semana entera le estuvo dejando un chocolate aún lado del café, al principio Yoongi iba a reclamar de que no le dejara nada que no sea el café pero no lo hizo, después de ese día lo notaba un detalle muy hermoso y quería recompensarle todo su esfuerzo en el trabajo más el pequeño regalo.

Se levantó de su asiento apagando todo, la pequeña libreta la cerró dejándola en su respectivo lugar, miró el reloj de pared dando se cuenta que eran exactamente las ocho y veinticinco de la noche, normalmente él se iba más temprano y Hoseok saldría al rededor de las ocho y media, tenía el tiempo. Tocó la puerta de la mini oficina con suavidad y de inmediato escuchó un pase.

Buenas noches, Hoseok— saludo después de abrir la puerta, el castaño enderezó su cuerpo como si fuese un soldado, Yoongi sonrió un poco.

—Buenas noches, señor, ¿necesita algo?— se le hizo un poco extraño a Hoseok mirar a Yoongi parado enfrente de él a esta hora. El pelinaranja niega.

—Estás a punto de salir, ¿cierto?— asiente— ¿Quieres ir conmigo a cenar? frecuento un restaurante muy bueno aquí en Seúl que puede gustarte mucho.

El tono de voz de Yoongi fue disminuyendo para no sonar tan duro como lo hacía siempre, Hoseok seguía con la misma expresión, su jefe le estaba invitando de cenar junto a él, su ídolo y jefe mejor dicho.

—¿No tendrá ningún problema con su superior de que me vea junto a usted? digo, mi labor ya termino y puede que ir a un restaurante no sea favorecedor.

—No, no, tranquilo— Sonrió—. Donde iré no abra nadie que pueda molestar o reconocerme, además, yo te estoy invitado y si me llaman la atención yo lo arreglo, no tienes porque preocuparte de nada. ¿Me aceptas la cena?

Algo bonito sintió sobre su pecho al ver las mejillas coloradas del pálido, sus ojitos brillando y esa expresión tierna de la pregunta hizo que aceptara sin pensarla mucho. No sentía ningún nervio ni siquiera le temblaban las manos como lo había experimentado en su realidad deseada, era todo lo contrario, se sentía tranquilo, protegido y muy feliz. Cada ocurrencia que le pasaba por la cabeza a Hoseok, Yoongi reía sin pena, es más, él también le contaba cosas graciosas que le pasaba en sus giras.

¿Era muy pronto para decir que Yoongi se sentía como su lugar seguro?

Besos sabor a café | YoonSeokDonde viven las historias. Descúbrelo ahora