PROHIBIDO: TIEMPO

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        Miércoles, 7 de julio del 2021.


Llevo muchas horas sin salir de mi habitación. Adam y Abril vienen a cada momento a consolarme, me es imposible contener las lágrimas. Mauro acaba de sentarse a mi lado en la cama, es la primera vez que hablamos desde que llegué de trabajar el lunes y se lo conté todo.

—¿Por qué lloras, Blanca?

—Porque he sido una idiota.

—¿Creías que iba a salir bien?

—Deseaba no tener que pensar en ello.

—¿Te han llamado?

—Iván sí, varias veces.

—¿Y?

—Y no se lo he cogido. ¿Crees que debería hacerlo?

—Es una situación muy complicada, yo no puedo contestar a eso. ¿Quieres hablar con él?

—Creo que no.

—¿Y con Axel?

—No me ha llamado.

—No te he preguntado eso.

—Supongo que también esperaba que se pusiera en contacto conmigo...

—¿Qué sientes, Blanca?

—No lo sé.

—Debes abrir la caja de sentimientos.

—¿Te puedo confesar algo?

—Claro.

—Cuando estábamos en ese despacho, en el sofá, los tres, deseaba que siguiera.

—¿Siguiera? ¿En singular?

—Bueno... por un momento todo lo demás desapareció, solo estábamos Axel y yo.

—Eso dice mucho de lo que sientes por Iván.

—Iván es un buen hombre, un amigo, lo he pasado bien con él, incluso el sexo ha sido bueno, pero...

—¿Pero?

—Con Axel era todo tan intenso.

—¿Y crees que solo fue sexo?

—Para él sí.

—Si estás segura de eso, haz lo que dices y pasa página, aunque te cueste, déjalo atrás.

—No puedo estar segura de nada con él, no es un hombre que muestre sus sentimientos, solo puedes saber de él lo que quiere que sepas. Me siento tan tonta...

Lloro.

—Ven aquí —Mauro se tumba conmigo y me abraza.

—Creí que venías a regañarme —digo.

—Es fácil dar consejos desde fuera, como cuando ves una película de miedo y gritas al televisor que no entren en esa habitación, que se queden quietos... Pero, si nos paramos a ponernos en su lugar, no creo que nos quedáramos quietos esperando, o sí, pero no se puede dar por supuesto algo que no estás viviendo tú.

—Estaba muy enfadada con ellos cuando a Iván se le escapó lo que me dijo.

—¿Crees que se le escapó? O, tal vez, propició el tener que llamar a Axel, sabiendo que este no iba a ser capaz de controlarse ante tu actitud.

—Axel sabe transformar cualquier situación en puro sexo, de hecho, cada vez que hemos tenido algún encuentro íntimo ha venido precedido por una discusión, excepto la vez que me llevó a su casa.

—Te cambia la mirada cuando hablas de él.

—Se me pasará, no volveré a verlo y con el tiempo quedará todo en una anécdota, ¿verdad?

—Supongo que sí. 

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