Sábado, 28 de agosto del 2021
He quedado con mis amigos para comer. Axel iba a venir con nosotros, pero le ha surgido algo en el trabajo.
—¡Blanca! —grita Abril, que se levanta de la mesa de la terraza en la que están sentados para abrazarme.
—Hola, mi guapa, ¿cómo estás?
—Echándote mucho de menos, es terrible vivir sola con estos dos hombres, hasta que te has marchado no me he dado cuenta de que eras tú quien nos organizaba.
—Anda, ya será menos —digo, besando las mejillas de mis amigos y sentándome con ellos.
—Es una quejica —dice Adam.
—¿Qué tal tu nueva vida? —pregunta Mauro.
—Genial —sonrío.
—¿Y Axel? —pregunta Adam.
—Tenía un asunto urgente de trabajo, me ha dicho que a la próxima se apunta sin falta.
—Estás bien con él, ¿verdad? —dice Mauro.
—Estoy muy bien, soy muy feliz.
—Quién te iba a decir que te saltarías todas las normas de tu lista de prohibiciones, Blanqui.
—Ya no hay lista, he tenido que romperla porque con él no me sirve de nada hacer planes previos, así que, simplemente, me dejo llevar.
—Eso, eso... Tú déjate llevar —dice Abril, con una sonrisita que me dice que esconde algo.
—¿Qué te pasa, amiga?
—¿A mí? Nada, que me va a pasar, que estoy contenta por ti, nada más, ¿por qué? No tiene que pasarme nada para sonreír, cuando estoy contenta, sonrío, ya lo sabes, soy una mujer muy simpática y agradable a la que le gusta estar contenta y... sonreír...
—Ya, y cuando estás nerviosa o tienes un secreto no te callas.
—Qué evidente eres, prima —le dice Adam.
—¿Qué pasa aquí? —pregunto.
—No pasa nada —interviene Mauro—, estamos contentos porque nuestra amiga lo está, nada más, lo que estos dos tontos te echan mucho de menos y tenían ganas de verte, ¿verdad, capullos?
—Sí, es eso, que te echamos de menos —dice mi amiga, sin acabar de convencerme.
Los miro a los tres, uno por uno, y sé que esconden algo, aunque decido no seguir indagando. Abril me lo soltaría todo de carrerilla si le insistiera un poco más, pero Mauro está demasiado pendiente como para permitir que lo haga y cambia de tema muy sutilmente...
Pasamos un mediodía estupendo, echaba de menos estar los cuatro, después de varios años viviendo juntos, es imposible no añorar ciertos momentos. Ha habido días de todo: risas, llantos, peleas, borracheras (a mansalva), bailes, confesiones, juegos, fiestas, noches durmiendo juntos apretados en el sofá, hombres y mujeres entrando y saliendo de casa... He vivido unos años estupendos y nada hubiera sido lo mismo sin uno de estos tres loquitos.
Después de comer voy a ver a mis padres, que lo primero que hacen es echarme la bronca porque hace demasiados días que no nos vemos y tienen razón, Axel ocupa todo mi tiempo y, aunque les digo que vendré mucho más a menudo, sé que pasaran unos cuantos días antes de volver a separarme de mi hombre.
—¿Y desde cuándo no vives con Abril? —pregunta mi madre, cuando le estoy empezando a explicar mi relación.
—Hace unos días.
—¿Te has ido a vivir con un hombre al que apenas conoces y que no has tenido la decencia de presentarle a
tus padres? —dice mi padre.
—Axel era mi jefe en mi antiguo trabajo...
—¿No se llamaba Max?
—Mamá, vas muy perdida.
—¡Es que no nos cuentas nada!
—Te dije que había cambiado de trabajo.
—Pero, ¿cuántas veces?
—Dejé de trabajar para Max y empecé en la oficina de Axel, pero la cosa no funcionaba entre nosotros y no pude seguir allí. Ahora estoy en Thony'S y la semana pasada me hicieron socia.
—¿Socia?
—Sí, papá, es difícil de explicar, pero lo que debéis entender es que estoy muy bien, soy muy feliz y mi trabajo ahora es increíble.
Mi padre sigue preguntándome hasta que le explico con detenimiento mis cambios laborales, mi puesto actual y cómo he llegado hasta allí, aunque omito ciertos puntos referentes a Axel, pero acaban entendiendo mi crecimiento laboral.
—Te lo mereces, mi niña.
—Gracias, mamá.
—¿Entonces te has ido a vivir con tu antiguo jefe?
—Sí, papá.
—¿Y lo conoces de hace nada? Y no tienes intención de presentárnoslo.
—¡Ay, Agustín! Las cosas no son como antes, hoy en día la juventud lo hace todo así, prueban, y si no les va bien, a otra cosa, mariposa.
—Solo quiero asegurarme de que mi hija hace lo correcto, Julia.
—Os lo presentaré, papá, pronto. De hecho, hoy hablaré con él y mañana os llamo para deciros cuándo venimos, ¿te parece bien? —digo, intentando ponerlo contento.
—Sí, bien.
Voy con mi madre a la cocina para preparar los cafés.
—¿Y cómo es, hija? Tu novio, digo.
—Pues... es muy guapo y muy bueno conmigo.
Y folla de escándalo, tiene mal genio cuando se le lleva la contraria, le gusta castigarme en la cama y a mí me encanta que lo haga... Antes era un mujeriego al que le ponía que las mujeres le pidieran sexo, pero ahora solo tiene ojos para mí, o eso espero, porque como se le ocurra traicionarme le corto los...
Eso no se lo digo a mi madre, obviamente.
—Me alegro mucho, hija, te veo feliz.
—Lo soy, mamá, Axel me cuida mucho, está muy pendiente de mí.
—Seguro que sí. Es un hombre estupendo.
—¿Cómo?
—Por lo que me dices, hija, y para que hayas decidido irte a vivir con él, debe ser un hombre estupendo...
¿Por qué hoy tengo la sensación de que todo el mundo me oculta algo?
Me voy de casa de mis padres con muy buen sabor de boca, sin saber por qué mi madre estaba algo rara, pero sí teniendo la certeza de que son los mejores padres del mundo, aunque supongo que para cada uno lo serán los suyos (pero están todos equivocados, los míos lo son).
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Mi lista: PROHIBIDO
RomanceUna novela que pretende provocarte múltiples sensaciones. Blanca es una mujer de 33 años que convive con sus tres mejores amigos. Después de poner fin a una relación de lo más tormentosa tomó las riendas de su vida con una idea muy clara en su cabez...