Capítulo 14.

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La comprensión mutua sería enormemente facilitada por el uso de una lengua universal.

—Nikola Tesla.

Después de semejante humillación que pase, me sentí miserable por ver a Raul frente a mi, pero me sentí aún más molesta y llena de ira al saber que se apareció hasta aquí solo para molestarme, se que lo hizo con una doble intención, eso es muy claro

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Después de semejante humillación que pase, me sentí miserable por ver a Raul frente a mi, pero me sentí aún más molesta y llena de ira al saber que se apareció hasta aquí solo para molestarme, se que lo hizo con una doble intención, eso es muy claro. 

Leon por otro lado, volvimos a nuestra tregua. 

Pasaron días en los que dejó de pelear conmigo, en donde se portaba un poco mejor que antes, se que a veces seguía odiándome por como nos conocimos, seguía odiándome por simplemente ser su esposa, me ignoraba algunas veces, otras no tanto, a veces el es muy confuso, lo bueno es que ya no peleamos, no nos insultamos y tratamos de llevarnos mejor, simplemente asi es la relacion. Lo prefiero así, mi mente cada día está colapsando de tanto trabajo que he tenido, yendo a lugares, hablando con muchas personas, seguir memorizando idiomas... Todo esto lo hago casi a diario, pero sola, porque Leon no aparece por aquí cuando tiene demasiado trabajo al igual que yo.

Hoy tendría un almuerzo con el Rey, desea hablar conmigo sobre las cosas del Reino.

Odiaba ya vestirme tan elegante, deseaba mis suéter oversize con mis pantalones de chandal y pantuflas, los tacones no me gustan pero debía usarlos, cada vez que me veía en el espejo sentía que no era yo.

Terminé de arreglar mi vestido y mi cabello, tomé mi bolso junto con el sombrero enorme, ya que iba a caminar un poco, total, el palacio quedaba justo al lado.

Salí de mi habitación y baje hasta la sala donde Leon estaba sentado leyendo el periódico y música de fondo, si no fuese un idiota diría que es bastante atractivo, a veces se comporta como un tonto. 

—¿A dónde vas? —preguntó mientras miraba el periódico.

—A ver a tu padre.

Sus ojos conectaron con los míos, su mandíbula se apretó un poco y siguió leyendo. Rodé los ojos y salí de la casa, hoy hacía un sol bastante fresco, bueno para caminar.

Me gustaba el enorme jardín del palacio, habían flores por todos lados y de todo tipo, la fuente y el pequeño lago donde estaban los patos era precioso.

Los sirvientes me dieron el pase hasta el área del jardín donde me esperaba su alteza, al llegar lo salude con un pequeño apretón de manos y me senté frente a él. Me quedé sorprendida cuando vi sus notables ojeras y lo delgado de su rostro, parecía otra persona.

—Hola Hayley —sonrió débilmente.

—Su alteza.. —no quería preguntarle nada, no quería parecer entrometida.

La Prometida del Rey. [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora