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Daenerys caminaba por un bosque, ella nunca había visto flores tan hermosas o un verde tan intenso como aquel, frente a ella se encontró con una puerta roja la cual no dudó en abrir, descubriendo un extenso pasillo de mármol, del otro lado escuchaba voces, lentamente caminó hacia aquellos murmullos los cuales se trasformaron un una conversación fluida.

Daenerys se encuentra con un hombre sentado sobre una cama de finas telas y almohadas, en la cual se encontraba recostada una mujer, de frondosos rizos negros y de aspecto agonizante.

- Elia - Rhaegar la llama por su nombre y la mujer medio sonríe - es hermoso

- Se parece a ti - responde la mujer asfixiada por el aroma de la ciudad - ¿lo has nombrado? - pregunta a su esposo

- Aegon Targaryen - responde Rhaegar y Elia frunce el ceño

- ¿No hay suficientes Aegon tu familia? - pregunta bromista y Rhaegar ríe

- Ninguno será como nuestro hijo - asegura el futuro rey y Elia sonríe

- Te he dado un hijo - Elia mira directamente a su esposo - sabes lo que significa ¿no?

- Y cumpliré mi palabra Elia - responde Rhaegar solemnemente - no volveré a tocarte... lo prometo

- ¿Crees que ahora podremos anular nuestro matrimonio? - pregunta la mujer y Rhaegar la mira completamente apenado

- Prometo que iré a la ciudadela en cuanto te encuentres mejor y Aegon se encuentre un poco más grande... pero haré lo posible por anular nuestro matrimonio Elia

- Enserio lamento hacerte pasar por esto Rhaegar - dice la princesa tomando la mano de su esposo

- No te lamentes - Rhaegar aprieta su mano - ambos tenemos derecho a ser felices y que esa felicidad no sea entre nosotros no es nuestra culpa - dice el príncipe

- Si sirve de algo... - Elia suspira cansa - eres mi mejor amigo - dice y Rhaegar sonríe, ambos lo hacen

- Y tú eres mi mejor amiga - responde él

Daenerys observa todo sin entender, aquello le parecía completamente irreal, sin embargo, estaba allí mirando a su hermano, su hermano Rhaegar, de contextura alta y espalda ancha, sus cabellos eran platinados y sus ojos de mirada violeta iguales a los de ella.

- Rhaegar... - susurró al viento, pero nadie fue capaz de oírla

En su lugar las puertas de los aposentos de la princesa Elia fueron abiertos, dejando entrar a una pequeña niña de tes morena y cabello oscuro ondulado con un mechón platinado, era pequeña, no tenía más de dos años, su sonrisa infantil se ensanchó al ver a sus padres y su mirada almendrada brilló al ver el bulto en los brazos de su padre.

- Aquí está mi pequeño sol - Elia sonríe al ver a su pequeña

- ¡Madle! - exclama la pequeña subiendo a la cama

- Rhaenys - Rhaegar llama la atención de su hija - él es Aegon, tu hermano

Rhaegar se acerca a la pequeña y le muestra a su heredero, el pequeño bebé era completamente opuesto a su hermana mayor, Rhaenys poseía todos los rasgos característicos de los Martell, en cambio Aegon era todo un Targaryen en apariencia.

Daenerys se quedó mirando a los niños ambos eran unos bebés y algo se estremeció dentro de ella, otra puerta se abrió al otro extremo de la habitación, escuchaba un estruendoso ruido de armas chocando y multitudes aplaudiendo y la platinada volvió a caminar hacia el ruido.

Su reinadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora