Su reinado

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La pequeña niña caminaba por una pradera llena de flores hermosas, con sus pequeñas manos intentaba atrapar con curiosidad a las mariposas que la rodeaban, con inquietud corre detrás de una mariposa de color amarillo, sus rizos negros y platinados bailan en su cabeza a medida que corre.

La niña se queda quieta al ver el rio a sus pies y los peces de diferentes colores nadando bajo el agua, sin importarle mojar su vestido, la pequeña niña se quita sus botas y hunde sus pies en el agua, sintiendo el lodo bajo sus pies y ríe al ver a los peces correr lejos de ella.

- ¡Lyanna! - exclama Sansa saliendo a paso lento de su pequeño hogar al ver a su sobrina jugar en el agua

- ¡Tía Sansa los peces se han ido! - grita Lyanna aun riendo

Sansa iba a regañarla, se supone que había dejado a su pequeña princesa practicando su escritura sobre viejos pergaminos mientras ella lavaba algunas manzanas para prepararle una tarta, pero Sandor toma a Sansa por la cintura y besa su cien.

- No la regañes - murmura Sandor en el oído de Sansa enviándole ligeras olas de calor a lo largo del cuerpo de su esposa

- Es muy escurridiza - murmura Sansa cerrando los ojos al apoyar su espalda en el corpulento cuerpo de su esposo

Sandor y Sansa, en otra vida nunca hubiese pasado, pero ahí, en ese momento, ambos daban gracias a los dioses por aquella inesperada unión.

En un principio, cuando Varys le pidió aliarse con ellos, Sandor lo puso en duda, pero al ver el sufrimiento en Sansa en la capital, no pudo evitar preocuparse por aquella pequeña ave, cómo él la llamaba, sin embargo, tras ayudarla a huir, decidió quedarse junto a ella, Sansa por su parte se había mostrado intimidada por su presencia los primeros meses, pero luego al ver cuanto él se preocupaba por Lyanna, una pequeña llama se encendió en su corazón.

Los años fueron pasando y una única pelea entre ellos había marcado un antes y un después, en dónde Sansa le pidió a Sandor que se marchara, que ella podía cuidar sola a Lyanna, y Sandor obediente cómo toda su vida, lo hizo, se fue, las dejó solas, Lyanna lloraba en cuanto lo vio marcharse y Sansa intentaba contener sus lágrimas, sin embargo Sandor no pudo ir muy lejos, pues se había dado cuenta que estaba perdidamente enamorado de Sansa Stark, la loba roja, así que regresó, una noche de lluvia tormentosa, Sansa había recostado a Lyanna hacía horas pero ella no podía dormir, lo extrañaba, extrañaba su risa, su seriedad, sus ojos marrones, su sinceridad y caballerosidad tras ese rostro quemado.

Sansa se sobresaltó al escuchar ruido en la parte de abajo de su pequeña casa y rápidamente tomó una daga la cual ya había usado para acecinar a uno que otro hombre que intentaba mancillarla o raptar a Lyanna, pero desde hacía años que no la usaba, no desde que habían llegado a esa pequeña parte de la isla de Naath, en dónde solo la rodeaban flores, mariposas y peses de hermosos colores.

Y la daga cayó de sus manos al ver a Sandor de pie al final de la escalera, estaba empapado, su rostro estaba petrificado intentando buscar las palabras correctas para disculparse con Sansa, pero todo lo que pudo decir fue;

- Te amo Sansa - dijo con voz rasposa e internamente avergonzado

Sin embargo, Sansa tomó su rostro y lo besó profundamente, como llevaba años queriendo hacerlo, él la abrazó acercándola a su cuerpo y mojándola con su ropa en el proceso, pero eso a ella no le importaba, Sandor la tomó en sus brazos y se recostaron en aquel viejo sofá de cuero negro, la ropa poco a poco comenzó a desaparecer y Sansa se entregó por amor al hombre que amaba, al hombre que la había protegido, que le había enseñado a ser más fuerte y a defenderse por su cuenta.

- ¿Eres feliz? - le pregunta Sandor a su esposa logrando que ella volviese a la realidad de sus fogosos de recuerdos

Sansa se giró en sus brazos y sonrió a su esposo, aquella pegunta se la hacía todos los días, desde que habían decidido unir sus vidas en matrimonio, la pelirroja sonríe y acaricia las manos de su esposo posándolas en su abultado vientre.

- Soy la mujer más feliz del mundo - responde Sansa - pero ahora trae a Lyanna para que le dé un baño - Sandor sonríe y se inclina a besar a su esposa

- Cómo usted ordene mi lady

Sandor se aleja de Sansa y camina hacía Lyanna la cual ya estaba embarrada por la tierra bajo el río, la pequeña niña ríe fuertemente en cuanto su tío Sandor la toma en sus brazos y la eleva por sobre sus hombros.

Sansa y Sandor recostaron a su pequeña princesa en su lecho, esperando a que Sansa comenzara con su cuento para dormir, la pequeña niña fijó sus ojitos violeta y gris en el rostro de su tía esperando ansiosa la historia que esta le contaría aquella noche.

- Ella era una reina muy hermosa, de cabellos largos y platinados, él un rey apuesto y honorable, se amaban con intensidad y la vida les sonrió cuando la reina anunció su embarazo - comienza Sansa acariciando los rizos de Lyanna - sin embargo, los reyes fueron separados por sus enemigos, el rey lobo se fue al norte y la reina dragón se quedó en el sur, se libró una guerra desastrosa y las vidas de muchos se perdieron en el camino, incluida la vida del rey Jon Stark, el rey lobo

- Es una historia triste tía Sansa...

- La reina, dio a luz a una hermosa niña, de cabellos negros y platinados, tenía la piel sueva y blanca y sus ojos... - Sansa tomó el rostro de su sobrina en sus manos - eran los ojos más hermosos del mundo, uno de ellos era violeta, como la mirada de ella y el otro de un intenso gris claro, cómo los ojos de su padre el rey, sin embargo la reina al ver que su hija corría peligro la envió lejos a un lugar seguro junto su tía Sansa y el tío Sandor... - Sandor acarició los rizos de Lyanna y besó su frente - pero antes de enviar a la pequeña princesa lejos de ella, la nombró Lyanna Stark - Lyanna alzó sus cejas - princesa y heredera de los siete reinos

Lyanna se quedó en silencio y se recostó en el pecho de su tía Sansa, quién la envolvió en sus brazos y beso su frente.

- Algún día Lyanna, cuando tu madre gane la guerra junto a sus dragones, Drógon, Rhaegal y Viceryon - Sansa alza el rostro de su sobrina - tú serás nombrada princesa, vivirás en un castillo inmenso y cuando cumplas la edad suficiente serás una jinete de dragón como tus antepasados...

- Mi madre... Daenerys - dice la niña recordando el nombre que Sandor le había enseñado - y mi padre Jon... ¿ellos si me amaban?

- Por supuesto que si - responde Sansa - y es por ello por lo que nos enviaron lejos, para mantenerte a salvo

- Nuestro deber es amarte, contarte de tus padres y protegerte - dice Sandor - y lo haremos siempre

- ¿Cuándo viva con mi madre, ustedes seguirán viviendo conmigo? - pregunta la niña con temor de perder a sus tíos

- Nadie nos alejará de ti pequeña princesa dragón - responde Sandor

Lyanna sonríe y poco a poco, cierra sus ojos, adentrándose al mundo de los sueños, allí observa a una mujer de larga cabellera platinada, ella llora en silencio mirando hacia una ciudad que descansa en la noche, sus ojos se encuentran con los de su madre y Daenerys sonríe a su hija.

- No estés triste madre - dice Lyanna y Daenerys se arrodilla ante ella

- ¿De verdad eres tú? - pregunta Daenerys abrumada

- Soy Lyanna Stark - dice la pequeña sonriendo

Aquella mañana Lyanna fue la primera en despertar, bajó las escaleras y como todas las mañanas estaba dispuesta a recoger manzanas para su tía y sus antojos mañaneros, cuando de pronto un gruñido desde lo alto del cielo la hizo estremecer y las manzanas cayeron de sus manos en cuanto las alas del dragón negro sobrevolaron su cabeza.

Sansa pegó un grito ahogado en cuanto vio a Drogon aterrizar y mirar fijamente a aquella niña de cabellos alborotados, Sandor sacó su espada dispuesto a intentar matar a la bestia, pero Lyanna levantó su mano y cuidadosamente la posó en las narices del dragón.

Se miraron a los ojos y la niña sonrió sintiendo el calor del dragón bajo su pequeña mano. 

Primer vistazo de Lyanna 🥰🥰 espero que hayan disfrutado de su lectura
¡nos leemos la próxima semana!