Flores frescas

48 14 1
                                    

Pasó un día completo más, volvimos a casa de Jisung después de aquella horrible visita en el hospital, durante todo el día anterior, me negué a salir de la habitación que me había prestado mi amigo, estuve dando mil vueltas al asunto, mil vueltas a toda esta situación de mierda, pero eso era lo único que era, en mayor o menor cantidad, un poco adornada o no, la mierda no cambia lo que es.

Me levanté pasada la tormenta como un compromiso innegable, Minho no tenía familia a quien notificar de su fallecimiento, se había mudado de otra región del país tras la muerte de sus padres que aparentemente eran su única familia se aisló del mundo en ese pueblecillo, lo menos que podíamos hacer por él era rendirle el tributo que sus familiares no podrían.

Me alisté con mi traje acomodando torpemente mi corbata, miré mi reflejo con particular desagrado  <<te vez como la mierda>> "me siento como ella", pero no podía faltar a este día, se lo debía, había terminado por ser mi amigo y también llego a ser muy especial para mí en poco tiempo y no pude ni siquiera estrecharle la mano como a uno.

— ¿Estás listo, Hyunjin? — Jisung entro a mi habitación con su propio traje ya puesto, bien peinado hacia atrás a diferencia de mi cabello que estaba hecho un desastre.

— sí, vamos ya

Camine hacia la puerta con la vista perdida, aún con todo lo que había llorado creo que seguía en shock, Jisung me detuvo sosteniéndome por los hombros suavemente, sin decir nada, acomodo mi cabello tomando la parte central de mi fleco para asegurarlo arriba con un pequeño broche negro.

— Asi no estorbara — me sonrió suavemente antes de encaminarme fuera.

No dije nada más por el camino, subimos a su auto y nos dirigimos al cementerio donde habíamos decidido darle descanso, nos hicimos cargo de cada gasto necesario, antes de ir por mí, Jisung se había ocupado del traslado de Minho dónde mismo haríamos misa y entierro, no tenía caso hacerlo de otro modo ya que seríamos solo ambos.

Miré por la ventana todo el viaje, la radio sonaba de fondo pero no quería oírla, estiré mi brazo para apagarla y continuar en mi trance.

Jisung me miraba de reojo, preocupado pero no preguntó nada, en estas noches no había conseguido ningún sueño, todo era penumbra a mi alrededor, no habían señales de Bangchan ni de Felix, solo estábamos mis pensamientos y yo, me sentía realmente solo.

Jisung hacia todo lo que podia con sus dos manos para acompañarme en el proceso y lo apreciaba, siempre fue mi mejor amigo, su apoyo lo era todo para mí, pero en el fondo, habían algunas fibras producto de la experiencia que eran difíciles de romper.

Cuando llegamos, bajamos del auto con calma, tomé un ramo de flores que le había pedido a Jisung comprar previamente y reposaba en el asiento trasero, comenzamos a caminar unos cinco minutos hasta el que sería el lugar de reposo de Minho.

Miré fijamente su cajón y el hueco abajo, el padre estaba ya listo, todo estaba ya listo, solo faltábamos ambos, miré al rededor, notando que efectivamente solo había tres personas presentes.

El hombre de dios comenzó con su ceremonia, hacia viento ese día, la tormenta estaba no muy lejos, podía olerla, ese aroma a humedad previa y la brisa me hacían temblar en conjunto, las piernas apenas me sostenían mientras luchaba por no volver a llorar como un niño, estaba agotado de tantas emociones y estaba harto de sentirme tan fuera de control, las ramas de los árboles siendo agitadas por el viento, el bullicio de las hojas saliendo desprendidas, todo indicaba que era un triste día para enterrar a alguien, en especial a alguien tan asombroso, lo vi un par de veces, pero solo un gran ser humano habría hecho lo que Minho.

Miraba a lo lejos entre las lapidas para mantenerme distraído y compuesto, pero me sentía más observado que nunca, apreté los dientes y lleve el ramo de flores a mi pecho mientras trataba de mantenerme en pie <<lo siento tanto Minho>> no podía pensar en nada más.

Mis suspiros salían suavemente, camuflándose entre los sonidos de la naturaleza, el viento se llevó mi tristeza lejos, pero aún tenía demasiada como para sentirme mejor, cuando el señor de fe hubo terminado, decidí acercarme para despedirlo de una vez, tomé el ramo de flores y lo coloqué sobre la brillante madera de su féretro.

—Supongo que las alergias ya no importan.

Sonreí con los labios temblando, una parte de mí, sentía que podía verme, no quería que me viera triste, quería que me viera libre como él había conseguido hacerme, obviamente, fracasé, mis pensamientos revoloteaba como un montón de abejas enfurecidas.

—Lo siento mucho, Minho debí hacer más, quería compartir más contigo — extendí mis manos hacia la suave madera para recorrerla con mis dedos, antes de apoyar mi palma donde debería estar su pecho— pero en serio min lamento no haber hecho más, perdóname, no deberías estar aquí, esto debería ser yo, yo te hice esto.

Sentía que me ahogaba, pero no podía parar, quería que lo supiera, quería que me escuchara al menos ahora

—Gracias por no olvidarme, gracias por devolverme a casa, lee Minho, yo tampoco voy a olvidarte, lo prometo, siempre tendrás flores lindas, y siempre me tendrás a mi para recordarte — joder, no puedo más— Siento mucho que no terminarás de vivir por culpa de un imbécil, ya verás que habrá justicia, considerarlo una promesa.

Con calma, subí mis manos para limpiar mis mejillas ya húmedas antes de retroceder suavemente, dejando que bajarán al fin su cuerpo, el sonido de los elevadores me parecía ensordecedor, mi corazón se aceleró rápidamente quería gritar quería abrir la caja, arrancarme el corazón del pecho y ponerlo en el suyo, tenía unas enormes ganas de gritar, pero solo se ahogó un quejido entre los atropellados gimoteos que ya me invadían, me puse en canclillas cubriendo mi rostro con ambas manos, tomando aire, separé una de ellas para tomar un poco de tierra que regué suavemente sobre su pequeña cama que ya llegaba al fondo.

—Perdóname, por favor — murmuré suplicante— Daría todo por qué volvieras, daría lo que fuera por cambiar mi lugar contigo.

Mi mente estaba tan enfocada en mi dolor, que no vi cuando Jisung se alejó para hablar con los encargados, les había pedido que se retiraran un momento e incluso el mismo lo había hecho, siempre ha sido muy empático, sabía exactamente lo que yo necesitaba, sabía que ese momento era importante para mí, seguí arrojando tierra con mis manos, <<haré esto por ti, aún que sé que no es suficiente>> yo de verdad tenía la esperanza de llenar ese hueco con mis propias manos, puño a puño era lo menos que podía hacer.

Levanté la mirada, pues seguía sintiéndome observado, pero los encargados se habían ido, el padre incluso se había alejado, creí que estaba volviéndome loco, la culpa era tal, que sentía una presencia que me convencí en fracción de segundos, era el mismo Minho, pero nada más alejado.

Me levanté de mi sitio buscando entre lapidas y pequeños mausoleos al rededor con ansiedad, <<¿qué es esto?>> "mierda, que ya me estoy volviendo loco", giré varias veces sobre mi sitio, girando frenético para encontrar algo que me explicara mi inquietud, después un par de giros, pude divisar una silueta de fondo, a medio ocultar entre la estatua de un ángel sobre una lápida, y un árbol frondoso al fondo.

Era una silueta alta y corpulenta, el sujeto tenía puesta una sudadera con el gorro puesto, lo miré fijamente por un par de segundos con atención, tenía el cabello corto, pues nada se asomaba entre su piel y la tela de la misma, así mismo tenía una bien poblada barba.

<<¡cuidado!>> un impulso me hizo avanzar a él, <<no seas imbécil, ¿qué haces?>>, di un paso más al frente, "¿quién eres tú?", era una pregunta de la que ya tenía respuesta, mi interior se estrujaba con fuerza, aún más que antes, sentía que el estómago se me salía por el trasero, en mi mente, solo podía visualizar una figura, enorme, redonda y blanca, "ella" estaba aquí de nuevo, y dónde estuviera 'ella' seguro, estaba "él".

Missing [ChangJin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora