Hogar

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Capitulo cortito pero bonito, no crean que los he olvidado.


El té de lavanda de Willow, tal como había dicho Darius era delicioso.

O tal vez era simplemente que para Hunter todo lo que hiciera la chica era maravilloso.

Podría ser ambas cosas.

Hunter platicaba su vida en aquellos tres años, mientras sus dos acompañantes escuchaban atentamente.

Willow se había sentado a su lado y aunque manteniendo su espacio, sus manos permanecian entrelazadas.

Darius y Willow también le habían contado cómo se habían hecho tan cercanos.

Dadas las circunstancias, y la necesidad de verlo de nuevo, se habían refugiado en el otro para compartir su memoria.

El rubio se obligó a luchar contra las lágrimas. Sentirse amado de esa manera era abrumador, algo que no pensó experimentar nunca.

Sin darse cuenta, las horas pasaron bastante rápido, y el sol comenzaba a ocultarse.

-No creo que deban regresar así, pueden quedarse si gustan-

Hunter no había considerado en donde pasarían la noche. ¿En la casa Búho?

Era la opción más segura, pero aún así la idea de quedarse en casa de Darius le pareció más adecuada.

Busco la mirada de la chica, y ella asintió dedicándole una suave sonrisa.

-Solo llamaré a mis padres, ya deben estar preocupados ya que no he llegado desde ayer... -

Dejó escapar un gesto culpable, y llamando al cuervo se alejó un poco, dándoles algo de espacio para hablar.

-Gracias, podemos quedarnos en la sala o si tienes una habitación de huéspedes...

-De hecho- lo interrumpió Darius, levantándose de su asiento.

-Sígueme, tengo algo que enseñarte.

Hunter lo miró con curiosidad y se levantó para seguirlo.

Darius lo guió por los pasillos, subiendo hasta el segundo piso donde estaban las habitaciones.

Llegó hasta el final del pasillo, indicándole que podía abrir la puerta de esa habitación.

Aún extrañado, Hunter obedeció y se internó en el cuarto.

A simple vista era un espacio sencillo. Una cama, un escritorio. No estaba en exceso decorado, como esperando a que alguien lo hiciera.

Sin embargo, cuando se acercó al escritorio pudo reconocer cosas que creía no volvería a encontrarse.

Los libros que guardaba en su habitación en el castillo, sus notas y papeles.

Incluso su antiguo set de costura estaba allí.

Respiro hondo, notando las lágrimas picar en sus ojos, pero al final las dejó salir.

Se volvió a mirar a Darius, y este le dedicó una suave sonrisa.

-Aquel día, cuando te dije que quería hablar contigo- Empezó a contar el hombre, acercándose a él.

-Quería proponerte que te quedaras a vivir conmigo. Sabía que las cosas eran complicadas, pero necesitabas un hogar... -

Desvió su mirada ligeramente apenado. Seguía sin ser muy bueno al ser honesto con sus sentimientos pero lo intentaba.

-Así que... Aún tienes un lugar, si lo aceptas-

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