𝗰𝗵𝗮𝗽𝘁𝗲𝗿 𝗼𝗻𝗲. 𝘁𝗵𝗲 𝗱𝗲𝗮𝗹

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𝗰𝗵𝗮𝗽𝘁𝗲𝗿 𝗼𝗻𝗲 𝘁𝗵𝗲 𝗱𝗲𝗮𝗹



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Hacía 10 años que la guerra había acabado, solo quedando científicos aficionados en pandora. ese era el caso de Britney Mitchell, una joven de 27 años, que nueve años después de la guerra llegó a pandora, ahora todo estaba en paz. Ella había dedicado toda su vida para ir esas tierras, en busca de respuestas.


Los na'vi aceptaban que los humanos científicos vinieran con fines científicos a sus tierras, mas no les permitían entrar con ningún tipo de armamento. Los laboratorios sé encontraban rodeados por los na'vi, evitando cualquier tipo de agresividad.


Britney se encontraba en su pequeño, pero propio laboratorio realizando una serie de muestras de diferentes plantas venenosas de pandora. Su cabello se encontraba en una coleta alta, sus manos cubiertas por guantes de látex, tomaban pequeñas partículas con pinzas. Colocándolas cuidadosamente dentro del microscopio.


Le gustaba en sus tiempos libres, analizar el compuesto de derivada vegetación que se encontraba en el lugar, sin embargo, quería investigar algo nuevo. Hablaría de eso con Jeff. Hace un año se encontraba analizando la flora de los bosques de pandora, pero ella quería algo mas. Por lo que pensó que seria interesante investigar las costas de pandora. Su curiosidad siempre la había llevado al éxito, como cuando invento los filtros para respirar en pandora. Los cuales eran pequeños aparatos que se introducían en las fosas nasales, estas filtraban el oxígeno para que sea respirable sin la necesidad de la mascara, o también la cura al cáncer, un proyecto en la universidad que había desarrollado a partir de la muerte de su padre, por tal enfermedad.
Sonó una bocina anunciando que empezaría el almuerzo, aun así ella fingió no escucharla. Hasta que escucho unos toques en su puerta, que la pusieron alerta


— Hola Brit —Dijo Norm entrando a su oficina. Cuando se unió al programa pandora, el se había encantado al conocerla, una chica amistosa enamorada de la ciencia. Al poco tiempo se volvieron amigos. Ella lo consideraba como un padre, sus canas y barba le recordaban mucho a el. — Ya es hora del almuerzo, y no quiero escuchar tonterías como "no tengo hambre" o "Estoy ocupada" — Imito su tono agudo de voz.—


— Esta vez realmente estoy ocupada Norm — Explicó ella.—


𝐥𝐚 𝐪𝐮í𝐦𝐢𝐜𝐚 𝐞𝐧𝐭𝐫𝐞 𝐧𝐨𝐬𝐨𝐭𝐫𝐨𝐬 - Ao'nungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora