Los días buenos habían terminado para dar paso a nuevos problemas, y mucho peores que los que he vivido. Ahora comprendo que nunca conoces a una persona hasta que convives con ella de manera permanente.
- Oh Dios, ¿Dónde esta Derek, el Derek que pensé conocer?, era lo que mi mente repetía día y noche después de los constantes conflictos que manteníamos, siempre supe que a su lado sería feliz, pero ahora todo ello está cambiando y mi mente duda si seré feliz a su lado.
Hoy cumplíamos un año de vivir juntos y está fecha coincidía con el cumpleaños de los niños, realmente me sentía emocionado por la gran velada que prometía ser.
Las horas pasaban y los segundos no pretendían detenerse, y yo aún seguía en aquel sofá viejo del lotf esperando a que Derek atravesará la puerta. Miré mi reloj por última vez conteniendo las lágrimas y olvidando las esperanzas de ver a Derek, cuando baje la vista para ver la hora pude darme cuenta de lo solo que me encontraba, es ahí que mi mente cayó en cuenta de todo lo que había cambiado este último año y no me había percatado de ello.
No fueron muchos los minutos que mis lágrimas recorrieron mi rostro. Limpiándome duramente los restos de agua salada de mis mejillas coloqué una manta sobre los niños. Ellos eran muy pequeños para entender todo lo que sucedía a su alrededor, pero algo me dolía mucho más que todo este vacío y era la pena por mis pequeños al enterarse de la clases de padre que era Derek, cuando Andrew y Zeed lo miraban como a su ídolo o su superheroé personal.
No sé cuanto tiempo estuve dormido pero los ruidos detrás de la puerta del lotf me abrumaron. Al salir a ver que sucedía pude ver que Derek se encontraba con una chica despampanante con quien mantenía carias y aunque por ser un lobo supe que desde un principio él conocía mi presencia, pero aún así no se separó de aquellos contactos o hizo intento de romper aquel beso que se estaba dando.
Una vez más mis ojos se volvieron a inundar, conocía de los engaños de Derek, pero no quería aceptarlos, y es por ello que todos entre la manada se alejaron de mi. Intenté cerrar la puerta pero Derek interrumpió el acto y entró al lotf junto conmigo.
- Stiles te dijera que todo tiene una explicación, pero sabes la respuesta y es mejor que aceptes las cosas tal y como son.
- ¿Por qué?
- No lo sé, realmente no lo sé. Sé que te amo, pero con ellas también me la paso bien y aunque no lo admitieras o quisieras reconocer todo lo nuestro fue cambiando.
- ¿Lo nuestro Derek?, en un principio sé que hubo un lo nuestro, pero ahora no lo hay.
- Claro que lo hay Stiles. Tú eres mío para siempre quieras o no, fue lo que dijo Derek forzando un agarre en mi brazo y al no ser por la gruesa chompa que traía puesta de seguro y me lo fracturaba.
- Derek, ¿Tú...tú también has estado con otros..?
Me dolía todo lo que estaba pasando, pero era hora de armarme de valor y seguir con esto para que llegue a su final.
- Lo siento, fue lo que Derek dijo.
- No tienes de que disculpa yo también lo he hecho desde que todo empezó a cambiar, desde que hace tiempo no tenemos nada y también lo hecho Derek, fue lo que mentí.
Poniéndome de pie supe que era hora de correr antes de que Derek empezara a enojarse por mi estúpido comentario, pero antes de poder lograrlo Derek me tomó de la mandíbula y pude sentir como el dolor se extendía por toda mi boca. No fue la palma de su mano como era normal, ahora era su puño el que me había golpeado.
Armándome de valor golpe su parte noble, pero fue una mala ideal al parecer. Derek volvió a golpear mi mandíbula mucho más fuerte que la vez anterior. Dolía y mucho.
No sé como perdí el equilibrio, pero ahora me encontraba en el piso soportando los golpes y las patadas que venían como si fueran gotas de lluvia en todo mi cuerpo.
- Por favor déjame. - Rogué ¡Ayuuuda!.
- Cállate, fue lo dijo antes de volver a golpear mi rostro.
Un golpe más y apenas sentía el dolor. Tirándome junto al sofá donde los niños dormían pude sentir como mis huesos se quebraban. Voy a morir y no hay vuelta atrás, es ahora que me arrepentía no haber tenido la fuerza suficiente de mantener mis dones.
- Por favor Derek, susurré contra el suelo sintiendo como mi vida se iba. Todo me dolía y no podía moverme. Las manas de Derek se apoderaron de mi cuello, necesitaba aire. Mis pulmones quemaban, exigían el aire que no les llegaba.
Poco a poco iba perdiendo el conocimiento, ahora solo escucha el llanto de los pequeños, y mi nombre ser nombrado con desesperación.
- Stileeeeees...