Divina juventud: los 27

144 5 0
                                    

Narra Andy, 58 años antes. 

Y esta soy yo. Andy. En realidad, mi nombre es Paz Andrea, pero como Paz no tiene un diminutivo, todos y hasta yo misma me presento como Andy.

A los 27 años decir quién es uno sigue siendo complejo como a los 15 años, pero primero que todo, lo más importante para decir es que soy chilena, específicamente de Santiago, la capital. ¿Sabían que el primer nombre que recibió esta ciudad cuando fue fundada por Pedro de Valdivia el 12 de febrero de 1541 fue "Santiago del Nuevo Extremo" o "Santiago de la Nueva Extremadura? Pero por algún motivo que desconozco, finalmente quedamos como "Santiago de Chile". 

Otra cosa importante para mencionar es que soy abogada hace unos años y amante de mi profesión aunque a veces me saca de orbita tanto trabajo. 

Físicamente soy super normal. La gente diría que soy bonita y usualmente lo dice. Tengo ojos almendrados y largas pestañas, pelo oscuro, altura chileno-promedio de bonita sonrisa. Honestamente yo creo que soy super normal, linda si, pero tampoco una belleza exótica y, ¿Saben que? A mi corta edad, he descubierto que cara bonita atrae, pero carácter define si te quedas. La belleza física no lo es todo, de verdad, cultivar la belleza interna es lo que termina cautivando (solo 27 años y ya hablo como anciana). 

Psicológicamente algo fría a veces, abogada, así nos formaron, nada mas se podía esperar la verdad, pero alegre, muy alegre, de risa fácil, femenina, un poco vanidosa, enojona, poco cariñosa de buenas a primeras y de contacto físico POR FAVOR limitado. Odio que me toquen (solo 27 años y ya super mañosa).

Tengo una mejor amiga, Fran. Ella me metió en el mundo Morat, en realidad, me hice fanática por defecto, ya que muchas veces como copiloto, tenia que atender a sus pedidos de canciones que el 97% del tiempo era Morat. Y como intento de fanáticas, sabíamos que Isaza tenia una novia cocinera y que iba haciendo clases entre Col-Ven y con la Fran varias veces nos dijimos a modo de chiste que si algún día Juli hacia clases en Chile nosotras íbamos a ir, y coincidió que Morat venia a hacer un par de conciertos, festivales y otros acá en Santiago y vimos por una publicación de Juliana en su IG que estaba ofreciendo clases de cocina. 

Cuando la Fran vio la publicación casi se volvió loca. Me la mando y obvio grite: "AMIGA VAMOS". Primero porque eso habíamos acordado aunque jamas pensamos seriamente que se haría real y segundo porque no sé hacer nada en la cocina. Nada.  Y así fue como terminamos inscritas en todas sus clases: cocina 101, 102, 103, 104, 118, etc. Básicamente, tomamos un intensivo en cocina. 

 La primera clase fue perfecta para alguien como yo que con suerte sabe como tomar un cuchillo. La Fran se lucio con su talento innato y aprovecho de burlarse de mi porque soy híper torpe con las manos. Yo sirvo para alegar, por algo soy abogada y me pagan por hacer lo que por años hice gratis: pelear. 

Luego de esa clase, tomamos las siguientes: 102, 103, 104 y el especial de postres.

Pero él no me miróDonde viven las historias. Descúbrelo ahora