Y en mis ojos no ha parado de llover

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Narra Villa

¿En qué momento paso esto?

Iba en un taxi camino al centro de Bogotá. El clima era húmedo, gris y de aspecto triste. De fondo el conductor escuchaba a Maná haciendo todo más melancólico y yo solo me cuestionaba como había pasado todo lo que había pasado.

Andrea había llegado en la madrugada a mi cuarto con un cuestionario de preguntas que me pillaron tan desprevenido que no supe responder y ella le dio una interpretación errónea a todo lo poco que dije. El hecho es que todo se fue al carajo. Fue una conversación muy incomoda y aunque parezca paradójico, no sé hablar de mi interior ni de lo que siento lo que colaboro nada en la resolución del conflicto.

¿Qué te hizo cambiar de opinión Villamil? 

Tu no me buscaste en ninguna oportunidad, ni en la pasada ni ahora, simplemente fue azar y ¿Por qué justo ahora, de repente quieres estar conmigo? Te lo pedí tantas veces y me rechazaste todas ellas, ¿Por qué ahora si quieres algo serio?

¿No te funcionó volver con Gabriela que ahora me miras como opción? 

¿Me elegiste como un clavo saca otro clavo? 

¿Quieres olvidarte de ella verdad? Y por eso ahora me consideras. 

Si no hubiese venido, ¿me hubieses buscado? 

¿Qué demonios cambio en ti? 

Yo siempre te escogí y tú no a mí, ¿acaso soy lo que tienes a mano? Su "mejor diablo conocido que diablo por conocer"? El ¿"peor es nada"?

Fue una lluvia de preguntas que no supe cómo responder porque francamente jamás pensé en nada de lo que me preguntaba. Mi pensamiento y análisis ha sido tan simple como "fue el destino enviándote a mí nuevamente y no te pienso perder porque estoy listo", con eso en mente ¿como se supone que iba a contestar todas sus preguntas? Por supuesto que quedó completamente inconforme con mi respuesta y se puso en el papel de juez implacable y sentenció:

-"Si no puedes responder, es porque no sientes nada de lo que dices sentir. Tus respuestas son tan ambiguas que puedo notar como no solo no me quieres, sino que sigo no siendo la única opción para ti. Solo soy un capricho y eso no lo quiero por mas que te ame."

Ni siquiera puedo imaginar cómo creía que podía contestar sin ambigüedad a las 4 de la madrugada irrumpiendo con todo.

Abrí las notas de mi teléfono para escribir una lluvia de ideas intentando responder el que había cambiado en mi, pero ni siquiera yo lo sabia, simplemente estaba listo y es verdad, no puedo negar que en el tiempo separados y durante los meses en que nos encontrábamos a escondidas, me había cerrado a tener algo con alguien, tenia miedo de volver a fracasar, de abrirme y que me dañaran y levante millones de barreras, a pesar, de que con Andrea siempre disfruté el tiempo. Solo quería paz porque yo no estaba bien y no podía ni quería empezar una relación.

 Después con la perdida de nuestro hijo fue peor. Me cerré por entero a cualquier mínima posibilidad de tener un algo que se pareciera a una relación amorosa por miedo a sufrir. Sufrir por rechazo y sufrir por perder un hijo era demasiado para mi. 

Pero llegó un momento en que algo en mi empezó a considerar abrirse nuevamente, que quizás, si bien el riesgo de pasarlo mal siempre existe, se podría intentar en algún momento. Ya no era un "no" rotundo, era un "mmmm" y cuando reapareció Andrea, ya estaba mas abierto a la posibilidad de volver a construir algo con alguien y que mejor que con la mujer que conocía perfectamente y que fue un regalo del destino y la vida volver a toparnos ahora si, en el momento correcto. Andrea siempre me gustó, solo estaba cerrado y evitando a toda costa la intimidad emocional.

Pero nada de eso le había hecho sentido. Probablemente esperaba otra explicación, pero esto es lo que hay. No hay otra persona, no se trató nunca de Gabriela, ni de compararlas, simplemente, era un asunto de "momento correcto". Iba en un taxi camino al centro de Bogotá a comprar el anillo para Andrea y estaba decidido a comprarlo. Tenia la esperanza de que esto se arreglara y el plan seguiría adelante. Lo iba a intentar aun lleno de miedo al rechazo de ella. Seria épico y si no salía como esperaba, mi decisión aquí y ahora era de no estar ni intentar estar con nadie mas en la vida. 

Las ventanas del auto estaban empañadas como mis ojos justo ahora. La segunda nota que tenia en el celular era de algo como unos votos que le había escrito a Andrea y que quería terminar:

" Mi pequeña Andrea

Aunque de pequeña no tiene mucho y de gigante todo

tan luminosa y brillante como el mismo sol,

llegaste a mi vida a dar luz y calor.

Reconozco que en usted esta mi hogar y mi bandera de libertad

eres como el refugio que siempre busqué y que por fin llegó.

Estar con usted se siente como sentarse al lado de una chimenea;

no necesitas mas para sentirte en calma y confortable.

Mi pequeño cielo,

puedes estar gris o azul,

puede estar del color que desee y le pintaré lo que sea que necesite

solo déjeme ser quien tome su mano hasta el ultimo momento,

solo deme el privilegio de ser quien la haga enojar,

déjeme ser yo quien se enoje con usted,

déjeme ser el motivo de sus sonrisas y si, también de sus llantos

porque aun quiera hacer todo perfecto para usted, mas de una cosa haré mal,

pero aun cuando eso pase, no olvide nunca, mi amor,

que la escogí porque la amo y la amo porque esa mi decisión"

¿Qué carajos pasó Andrea? ¿Qué carajo tienes en la cabeza que Bogotá te llora y en mis ojos no para de llover?

Pero él no me miróDonde viven las historias. Descúbrelo ahora