POV. NATALIA
- Sentaros, que os tengo que decir algo.- Les dije a mis padres.
- ¿Yo también?- Preguntó Elena.
- Si quieres sí.-
- A ver, cuéntanos.-
- Pues... Como ahora tengo un buen sueldo, más todo el dinero que iba ahorrando de los otros trabajos y todo esto. Pues quiero dar un paso más, y he estado mirando pisos para irme a vivir, y he encontrado un ático en el centro que me ha gustado mucho. Y bueno, me gustaría que vinieras a verlo para dar opinión.-
- Hostia Willy, esto no me lo esperaba.- Dijo Elena.
- A ver, tengo 20 años, a lo mejor es un poco precipitado, pero necesito mi espacio y todo eso.-
- Si tu realmente quieres hacerlo nosotros te apoyamos y te ayudamos en lo que sea.- Dijo mi madre.
- ¿Cuándo podemos ir a ver el piso?- Preguntó mi padre.
- Pues, en una hora.- Dije sonriendo como si hubiese hecho alguna travesura.
- Pues vámonos.- Dijo mi padre.
- ¿Puedo ir yo también?- Dijo Elena.
- Claro, y pregúntale a Santi si quiere venirse.-
- Voy.-
- ¿Tu estás segura?- Me preguntó mi madre.
- Sí mamá, quiero tener mi propio espacio. Y económicamente estoy bastante bien y puedo asumir los gastos.-
- Nosotros te pagamos algunos muebles-
- No hace falta, de verdad.-
- Que sí, considéralo un regalo.-
- Ah esto... Viene Icíar también a verlo.- Les dije.
- Luego podemos ir a comer todos.- Dijo mi padre.
- Vale, pero yo esta tarde tengo ensayo.-
- Pero si hoy es fiesta.- Dijo mi madre.
- Ya, pero tenemos que ensayar.-
POV. ALBA
- Que raro, Natalia nunca llega tarde.- Dijo Marina.
- A lo mejor le ha pasado algo.- Dijo Saray.
- ¿No tenía médico por lo de la herida?- Preguntó Diddy.
- Pero si ya está más que curada, ha pasado un mes ya de eso.- Dije pensando donde podría estar.
- Que llega casi una hora tarde eh.- Dijo Diddy.
- ¿La habéis llamado?- Preguntó Marina.
- Yo sí, pero para variar tiene el móvil en silencio.- Dijo Saray.
- Esta mujer siempre igual, tiene el móvil de decoración.- Me quejé.
Y era verdad, cuando la llamabas nunca te lo cogía.
Luego cuando cogía el móvil y veía la llamada perdida siempre te volvía a llamar, pero igual ya no hacía falta.
Y por no hablar de los mensajes, que para que responda un mensaje suelen pasar años.
- Hola, perdón por llegar tarde. Lo siento.- Dijo Natalia entrando.
- Hombre, si ya pensábamos que te habías muerto por ahí.- Bromeó Marina.
- ¿Ha pasado algo?- Le pregunté.
- He ido a firmar los papeles con mis padres del piso.-
- ¿Al final te independizas?- Le preguntó Saray.