La decisión

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La decisión 

Maca

¡Pedro! - voy corriendo a la casa que está detrás de la casona buscando a Pedro. Son las 08:00 am y ya es tarde para levantarme, la caña de anoche no me dejaba. En realidad lo que me tiene peor son las palabras de Rubí que me retumban en la cabeza, las imágenes difusas de ella con Nicole - ¡¡¡Pedritoo!!! 

¿Qué pasa señorita? ¿Qué tiene? ¿Le pasó algo? - me pregunta exaltado porque no sé de donde saqué tanta energía.

Necesito dos cosas y una de ellas tiene que quedar entre nosotros. 

¿Dígame, pa' que soy bueno? - se sienta en los escalones que están afuera de la puerta de su casa. Me siento junto a él - Uste' no es como todas las patronas ¿sabe? Uste' parece una más, no anda na' con grandezas - me da un palmazo en el hombro. 

¡Pero si ustedes saben más que yo! - ríe junto a mí - ¿Sabe que? Necesito saber que fue de Miguel - le pregunto.

Ese fulano se fue oiga, si nadie le presto ropa aquí. 

Ya pero, ¿Tú sabí' si se fue del pueblo? ¿O si anda por acá todavía? - le insisto.

No sé na' oiga, si quiere le voy a preguntare' a los fulanos del pueblo que eran amigos del Miguel.

¡Yapo! ¡Te lo agradezco mucho Pedrito! Necesito saber si sigue por acá, que los cabros del campo anden bien ojo pa' saber si viene a molestar a Rubí por favor. 

No hija, si mucho tiempo que no la viene a molestar. Además la Rubicita anda pa' arriba y pa' abajo con su amiga. 

Si, si cacho - me viene la angustia nuevamente pero sé lo que tengo que hacer para poder terminar con esto. 

¡Ya Pedrito! Lo otro que necesito es que me consigas un administrador en el pueblo. 

¿Uste' se quiere ir de nuevo oiga?

Algo así, aunque me gustaría dejar el campo en buenas manos. Yo estoy haciendo todo mal - me lamento con Pedro. 

¡No oiga! ¡Uste' es una lucecita oiga! ¡Aquí trae hartaza alegría!

Gracias Pedro, pero no voy a vender y eventualmente voy a estar viniendo pero necesito saber que todo anda bien y que hay alguien que lo hace funcionar junto a Rubí y con toda la gente que trabaja. 

Nosotros con la María pensamos que se venía a quedare pue' - me dice con su voz cabizbaja.

No Pedrito, el campo no es para mí - sonrío - yo quise pero estar aquí no me hace muy bien. 

No es para todos el campo pue'. ¡Yo le ayudo con eso! ¡Ahora mismo salgo pal pueblo oiga! - me tranquiliza.

¡Yapo Pedro! Te dejo trabajar tranquilo entonces - me levanto y camino hacia la cocina a prepararme algo para comer. Entro y la veo tomando desayuno sola. 

Buenos días Rubí - le digo y sigo mi camino. 

¡Buenos serán para usté! - me dice tan simpática como siempre. No le hago caso a su pesadez y me preparo un café. 

Entra Pedro.

¡Oiga señorita! No le pregunté oiga si quiere que el administrador sea hombre o mujer - me pregunta agitado.

Mujer de preferencia, por favor - le hablo sin dejar de preparar mi café.

¡Ya mi señorita! ¡Que tenga lindo día! ¡Y uste' también Rubicita! - se va.

Mujer de mi tierraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora