Amanecer sin esperanzas

471 39 6
                                    


Amanecer sin esperanzas

Capítulo siete

Maca

Estoy divagando, no sé si creer o convencerme de que lo que acaba de pasar fue producto de mi imaginación.

La besé y mi mundo giró completamente, como si hubiese besado a una mujer por primera vez. Su pasión y el desenfreno de sus caricias. Cierro mis ojos y dejo que la brisa espesa del lugar me toque la piel descubierta, así como ella me tocó sin saber lo que hacía, solo dejándose llevar por su instinto. Veo su silueta alejarse rápidamente. Quisiera saber que pasa por su cabeza en estos momentos, que pensamientos la invaden. Por dentro, siento que una parte de mi corre hacia ella pero mi cuerpo está inmóvil, temeroso, temblando. Entiendo que es un punto de no retorno, sé que mi vida no será la misma aunque el encuentro no se repita jamás, sé que es algo que nadie me podrá arrebatar.

Camino hacia la habitación, está Jacinta hablando por teléfono. Me molesta su voz y me siento la peor basura de la existencia. Me desvisto y me acuesto sin poder coordinar mis movimientos con mi mente volando en ese beso tan húmedo, tan erótico y lleno de sentimiento. Dejo caer mi cuerpo en la cama y me acurrucó en la almohada, mis ojos buscan el cerrojo de mi mente pero no puedo más que pensar y recordar, repasar y revivir ese beso, estoy hipnotizada con sus labios gruesos y perfectos entre los míos, sus manos tocando mi piel y las mías en la suya. Las ganas locas de no terminar ese beso, de seguir ahí, entre sus brazos tan delicados y fuertes a la vez. Jacinta termina de hablar y me abraza, busca mi cuerpo pero no lo encuentra, no estoy aquí, estoy estancada en el minuto de sus labios. Cierro los ojos y me hago la dormida.

Suena el despertador, son las 5 am. No he dormido nada, solo pude buscar consuelo entre las sábanas, rondando mis pensamientos, esperando, contando las horas para verla con la luz de la mañana y repetirme una vez más que no es la mujer más hermosa de mi vida.

La rutina de todos los días me tiene fuera de la casona a las 6 am en punto y el camino diario se hace eterno. La diviso a lo lejos con Miguel y pienso cómo fue su noche, será que fue igual a la mía? ¿Será que no pudo dormir pensando en mí? ¿Será que hizo el amor con él? Las preguntas me golpean la razón y no encuentro paz porque no tengo respuesta para ninguna.

La veo caminar hacia mi encuentro de la mano de Miguel, tiene la vista baja y no suelta la mano del hombre que la acompaña, en un intento que creo es para mantenerse firme frente a mi y a la intimidad que ahora compartimos. Se detienen cuando llegan a mí y ella no levanta su mirada.

Buenos días señorita - me saluda Miguel.

Buenos días Miguel - le doy la mano y siento un fuerte apretón de manos amistoso.

Buenos días señorita Macarena - me dice Rubí.

Hola Rubí, ¿comenzamos? - pregunto

Eso quería decirle pue'. Hablé con el Miguel y por eso me acompaño - me habla mirando a la nada.

¿De qué? - pregunto.

Él la va a acompañar de ahora en adelante oiga. Pa mostrarle lo que necesite pue. Yo no puedo seguir porque tengo mucho trabajo y me atraso demasiao' - habla y sigue sin mirarme.

Pienso que lo he entendido todo, ella no quiere contacto conmigo.

Perfecto Rubí - solo puedo seguir y aceptar lo que me dice pero siento que necesito hablar con ella.

Ya pue' entonces empecemos señorita - dice Miguel.

Dime Maca, por favor - le respondo y nos alejamos caminando, ella se queda en el mismo lugar viendo cómo nos alejamos.

Mujer de mi tierraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora