Golpes a la razón

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Capitulo dos

Maca

Me despierto abruptamente. Siento golpes, golpes que no cesan. Abro los ojos y no reconozco el lugar. Es de noche aún, me levanto somnolienta y me dirijo a la puerta de donde vienen los golpes. Abro y no logro distinguir bien.

Oiga si quiere trabajar el campo tiene que levantarse temprano pue - es ella, es Rubí. Entra sin preguntar y sin pedir permiso. La brusquedad de sus palabras me hace abrir los ojos para verla ahí, parada frente a mí.

No es forma de despertar a la gente - le digo. Con las manos en mis ojos cansados.

Es que yo no tengo que despertarla pue, ute es la patrona y tiene que despertar antes que to'. Se voltea para mirarme y sus ojos me recorren. Me miro y estoy en pantaletas con mi polera arriba.

Vístase quiere - me dice y aparta la mirada.

Espérame que me voy a duchar - la hablo mientras cierro la puerta.

Así nomá, ya no tengo tiempo de esperarla na' - se pasea por la habitación, buscando no sé que.

Ayer no viniste a hablar conmigo - le digo inmóvil.

Por la chita si le dije ya que no hay na' que hablar oiga, tiene que ponerse algo pa salir al tiro - sigue con el mismo tono agresivo en su voz y con sus brazos cruzados. Ese sombrero no se mueve un milímetro de su cabeza aunque discuta sin cesar.

Rubí tengo que ducharme no puedo salir así - insisto.

Se dirige a una silla y toma un pantalón y me lo pasa.

¡Por la chita madre! - susurra - Póngase esto y vamo' quiere.

No sé porque le hago caso y me visto frente a su presencia que no es menor. No me quita los ojos de encima y me intimida. ¡Vamos! La tipa es la mujer mas linda que hay y la más insoportable. Eso sumado a mi carácter no ayuda. Salimos de la casa y me pasa un pan.

Tome pa que no muera de hambre. Aquí too' nos despertamos a las 5 de la mañana para estar listos a las 6. Ute no pue na' levantarse como lo hace la gente de la ciuda' que a las ocho dicen que temprano pue - me dice mientras camina delante con un suéter ancho, su sombrero, jeans muy gastados y ajustados con botines.

No es que no quiera levantarme temprano Rubí pero me cuesta acostumbrarme, siempre me quedo dormida tarde y ahora no logré dormir más de tres horas

Mire, le digo al tiro que con too lo que tiene que aprender hoy va a estar zeta a las siete de la tarde oiga.

Me imagino - le digo mientras avanzo con pasos torpes, intentando pisar dónde ella lo hace. Me tropiezo cada dos pasos y no entiendo si es ella quien me pone nerviosa o es la torpeza heredada de mi padre. Miro sus manos, subo mis ojos por su brazo cubierto por el suéter que forma la silueta debajo de él y llego a su cuello. Me concentro en su mentón perfecto y sigue caminando sin prestar atención a cómo la observo, o eso quiero creer.

Oiga, ¿Por qué me mira tanto? - me pregunta y me da un ataque de tos. Me levanta una mano y me palmotea la espalda con fuerza.

¡Ya estoy bien! Gracias. Eso fue un poco rudo - le digo.

Si se está ahogando, ¡No le voy hacer cariño pue! - me responde

Me río porque tiene razón, ella no gesticula ni una sola mueca de sonrisa y creo que solo le divierte verme humillada. Pienso que si no fuera tan hermosa, tan perfecta como es, no la soportaría menos. Su belleza no ayuda.

Te miro porque me pareces fuerte y me gusta esa fuerza, quisiera sentirme así también - le respondo algo que no es mentira, pero tampoco es la verdad absoluta. La verdad es que la miro porque no me convenzo de haberla encontrado aquí.

Mujer de mi tierraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora