Después de casi

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Capítulo cinco

¡Rubí! - Escuchamos gritos.

Alguien se acerca y ella vuelve en sí para despegarse de mí. Sale del agua y se viste sobre su cuerpo húmedo. No me mira sólo se va. Cierro los ojos y siento que algo hice mal, que interpreté todo mal y que ella se sintió pasada a llevar. Nunca fue esa mi intención y no sé cómo disculparme.

La veo caminar al encuentro de Miguel, el la abraza y la besa como yo hace un rato estuve a punto de hacerlo. Él se dirige hacia mí.

Señorita Macarena, ando en el auto ¿La llevo? - me dice

Ya Miguel, gracias - respondo.

Salgo del agua y casi no puedo mirar hacia arriba de saber que está ella ahí y de lo que casi acaba de pasar. ¿Qué suele ser más incómodo que los besos equívocos? Los que "casi" son no tienen disculpas ni explicación.

Caminamos al auto, ella va adelante abrazada a Miguel, refugiándose en él y yo detrás.

Llegamos al auto y tenemos que ir atrás las dos porque de copiloto va otro trabajador. Nos subimos y Miguel le habla al tipo que va al lado.

Rubí y yo no nos hablamos, solo miramos cada una por su ventana. En un momento la miro y ella voltea. "Lo siento" le digo solo gesticulando con mi boca, pero ella no dice nada, solo desvía la mirada y seguimos el trayecto.

Llegamos a la casona y distingo el auto de Jacinta que está apoyada en el capó del auto. Me ve bajar de la camioneta y sonríe como cada vez que me ve. Me siento a salvo.

-Gracias Miguel.

-De na' patroncita, cuando quiera.

Me voy caminando hacia ella y la saludo con un abrazo. Le presento a la gente que me acompaña.

Ella es Jacinta mi... - me interrumpe - Amiga - termina de completar de otra forma lo que yo iba a decir.

La miro extrañada y Miguel se presenta sólo extendiendo su mano y presentando a su mujer.

Yo soy Miguel, y está hermosura es mi señora esposa, Rubí - le dice a Jacinta. Rubí me mira y le da la mano a la Jaci sin despegar sus ojos de mí.

Oiga patroncita en la noche tenemos un vituperio en un local del centro aquí cerquita oiga pa' que vaya con su amiga. Nosotros vamos a ir con la Rubí a bailar, ¿Cierto negrita?

Si, vamos a ir - responde y baja la mirada. No logro entender si está molesta, nerviosa o avergonzada pero necesito entenderlo. Me desespera no saber que pasa por su cabeza que me regala esas miradas y luego indiferencia.

Jacinta continúa mientras yo estoy en el planeta "Rubí".

¿Vamos? - me pregunta.

Bueno vamos - le respondo a Miguel que es el más estusiasmado.

Entro con Jacinta a la habitación de la casa y nos besamos. La toco desesperada. Abro su camisa y la beso por todo el cuerpo. Me imagino el cuerpo de Rubí entre mis manos. Cierro los ojos y la llevo a la cama, ella me sigue. Hacemos el amor con la boca tapada para que no nos escuchen. Jacinta se duerme pero yo no puedo. Enciendo un cigarro y lo fumo en la ventana. Me siento pésimo de haber tenido sexo con ella pensando en Rubí. Esa mujer me tiene dominada, ha hecho de mi cabeza su hogar para rondar cuantas veces quiera.

Tocan y salto de mi estado pensativo.

Estoy casi desnuda por lo que abro tapándome con la puerta. Es ella y entra. Da dos pasos y ve a Jacinta en mi cama y sale de la habitación. Me pongo un pantalón y una polera y salgo detrás.

Mujer de mi tierraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora