© Hasta Tu Último Aliento [JJK] (1)

14. Demencia

Adelaida

Después de todo lo ocurrido Jungkook finalmente me dejo hablar con mis padres, necesito que me saquen de aquí ahora mismo pero por su personalidad son capaz de déjame a mi suerte, necesito localizar a Jin ahora mismo, necesito salir de este lugar.

No puedo permitirme sentir algo por Jungkook que no sea odio, ¡eso nunca!

Me atormentará hasta la locura, ya me ha golpeado, me ha violado, solo falta que acabe con mi vida. Necesito mi libertad, no puedo seguir mi vida con este hombre por más tiempo.

Jungkook me presto su celular y me permitió entrar a su habitación para hacer la llamada cómodamente con la única condición de no decir mi paradero y mucho menos comentar algo respecto a mi situación. Me senté en la orilla de la cama para tranquilizarme y proceder a llamar.

Jin, ayúdame por favor. Te lo suplicó...

Marqué el número varias veces pero solo mandaba a buzón de voz, no ahora por favor, ¡no ahora! Trate de buscar otra solución y fue llamar a mi amigo Hoseok, para mi suerte esté si contestó.

—¿Hola? —un gran alivio se adueñó de mi tan pronto contesto.

—¿Hobi? ¡Necesito tu ayuda! —susurré mientras cuidaba que Jeon no escuchará.

—¿Adelaida? ¿Qué pasa? ¿Por qué hablas tan bajo? —cuestionaba interesado.

—Me tienen secuestrada. ¡Por favor sácame de aquí! —supliqué.

—Espera, ¿Quién te tiene secuestrada? —preguntó asustado.

—No tengo idea —mis ojos se estaban cristalizando —Sólo sé que es un departamento pero es aquí en la ciudad, yo...

En el instante que seguía en la llamada la puerta de la habitación se abre agresivamente provocándome un sobresalto, en cuanto logró ver la presencia de ese hombre nuevamente, estaba hecho una furia.

¡Por favor, no!

—¿Por qué eres tan estúpida? —preguntó mientras se acercaba hasta mi a pasos lentos pero firmes —¿Por qué el afán de hacerme las cosas difíciles? —un escalofrío invadió mi espina dorsal, inmediatamente me puse de pie.

—J-Jungkook, espera un momento. —iba retrocediendo y el celular cayó al suelo debido al miedo que sentía, mis pies temblaban y daban pasos indecisos que en cualquier momento me harían caer al suelo.

—Tal vez seas un pajarito enjaulado que busca libertad... —dijo mientras hacía un leve puchero sin quitarme la mirada de encima ladeando un poco su cabeza —Pero... ¿A caso quieres regresar a tu vida patética que tenias antes? —cuestionó descaradamente —A esos tiempos donde eras una miserable bastarda que ni siquiera sus propios padres querían

¿Cómo sabe eso? Sentía un nudo en la garganta de sólo escuchar esas dolorosas palabras provenir de él.

—¿Dónde el chico del que estabas enamorada simplemente te rechazó por que tienes...

Hizo una pausa mirándome con lástima unos instantes.

—demencia? —soltó una fuerte carcajada que me hizo estremecer.

Su declaración me dejó impactada haciendo que quedará estática en ese instante.

¿Qué?... No... ¡No es verdad!

—¡Yo no tengo demencia! ¡Él único enfermo aquí eres tú! —grité desesperada —¡Me haces la vida imposible! ¡Así es! ¡Tú arruinarte todo! ¡Mi vida esta hecha una mierda por tu culpa!