19. ¡Detenlo Ya!

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Jungkook

El agua que cae por su cuerpo me distrae, peor al sólo ver como remarca su silueta, entonces sólo exhalo con paciencia cuando la observo desde la puerta del baño mientras ella me da la espalda.

Igual como el día que decidí traerla para mí...

Una conocida sensación de calentura invade mi cuerpo cuando la veo desnuda nuevamente. No la he cogido desde hace unos días, de hecho, no como he querido, y tampoco la he besado como he querido besarla.

Hecho de menos el sabor de su piel.

—¿Sabías que esto es acoso? —gesticula palabra desde la regadera.

Quería evitar lo inevitable.

—¿Tan obvia era mi presencia? —indagué con una sonrisa pícara recargándome en el marco de la puerta.

—Hasta acá huele lo depravado qué eres, Jeon. —confiesa mientras sale de la ducha y enredanda una toalla cubriendo su desnudez.

—¿Qué?, ¿Me vas a denunciar a caso? —dije divertido esperando que contestará.

La vacilación asomó en su expresión altanera y desafiante. Sólo optó por ignorarme.

—Cómo si pudiera hacerlo, idiota. —responde molesta.

Me acercó a ella y la tomé por la cintura, no iba a soltarla.

—Quítate la toalla —ordené en voz baja y ronca — Muéstrame que hay debajo una vez más.

—¡Vete a la mierda, Jungkook! —espeta con enfado.

Tensó la mandíbula y la presiono más a mí logrando sacarle un quejido.

—Si te la quito yo no te va gustar,  y lo sabes, ¿no? —advertí —No seré delicado, no hace falta repetirlo.

Trata de empujarme pero no lograr moverme ni un sólo centímetro.

Empuje mi mejilla con mi lengua sosteniendo una sonrisa descarada, y en un movimiento rápido la sujete de la nuca, la besé deseoso, mordiéndola cada que quería y aliviando un poco mi codicia por ella con mi lengua en su boca, acto seguido, tiré de la toalla y se la quite con violencia, dejándola completamente expuesta ante mí.

Sentía mi deseo, la piel de pronto se le puso caliente al igual que la mía y el corazón le latía frenético. Podía jurar que estaba mojándose con cada toque qué daba en su cuerpo.

—¡Detente!, Nunca te di mi consentimiento para hacer esto.

—Te dije que te la quitaras y no obedeciste.

Con las rodillas separé sus piernas y enseguida toqué entre sus pliegues. Su sexo estaba suave, húmedo y cálido.

—¡Suéltame!

—¿O qué? —reí —Mira como te mojas... —froté mi pulgar presionando su clítoris haciendo movimientos circulares para ella. —Mira como me deseas cada vez más...

—Detente ya —jadeó.

Sus mejillas se tornaron rojas.

—No, no lo haré. —lamí su mandíbula —Para la próxima, lo pensarás dos veces antes de provocarme, ¿entendiste?

—¿Provocarte? ¡Yo no te invite a verme mientras me bañaba, enfermo!

Sostuve la curva de su seno, pellizqué suave su pezón. Gimió y balanceó las caderas contra mi mano que sostiene su cintura.

—¿Qué? ¿No te gusta? —Froté con mayor fuerza, toda ella se puso tensa, sus labios tiemblan, cierra los ojos con fuerza. —¡Responde!

—No, no lo sé... —susurro.

© Hasta Tu Último Aliento [JJK] (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora