21. No Puedes Dudar

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Jungkook

—¿No pueden decirme qué...?

La boca se me seca, los latidos de mi corazón empiezan a palpitar más fuerte.

—Oh, Adelaida. ¿Ya despertaste, amor? —trate de sonar lo más calmado posible dando continuas respiraciones para relajarme.

—Muy gracioso, ¿qué ocurre? —se cruzo de brazos —¿Pasa algo?

—Jungkook quería prepárate un desayuno sorpresa y pidió mi ayuda, pero por lo visto... —Taehyung interfiere y me mira de reojo dándome a entender que le siga la corriente.

—Por lo visto te despertaste antes de lo esperado. —prosigo sin titubear.

—Ya veo, de ser así déjenme preparar algo para ambos ya qué se tomaron la molestia de levantarse temprano.

—¿Un beso de compensación por la intención? —dije en un tono divertido mientras sonreía.

—Oh vamos, aquí no. —dijo Taehyung, rodando los ojos.

Me acerqué a Adelaida para abrazarla por la cintura —Necesito besarte. —susurre en sus labios a pocos centímetros de los míos permitiendo que estos rozaran un poco.

—¿Enserio van a besarse?, ¿Aquí dónde estoy presente? —indaga asqueado pero no me tomo la molestia de responder.

Hundí mis labios en los de ella para así formar un beso de necedad, lujuria pero tierno a la vez. El sonido de nuestros labios chocando con el del otro eran música para mis oídos hasta que nos separamos poco a poco por falta de oxígeno.

—Me vuelves loco... —susurre en sus labios y mi aliento pega con los suyos.

Quiero volver a besarla pero Taehyung me sujeta del cuello jalándome hacia él en una especie de llave guillotina dejándome boca abajo completamente inmovilizado sin afán de soltarme.

—¡¿Que diablos estás haciendo, Taehyung?! —reclame, intentando soltarme.

—¿Qué acaso mi presencia no es nada para ustedes?

Suelta un suspiro con su voz grave qué juro y perjuro qué está tan tranquilo como para estar en esta posición un buen rato.

Dicho eso, comienza a alborotar mi cabello para molestarme.

—¡Suéltame! ¡Me vas a despeinar!

—¡Cállate! ¡Contigo tiene que ser vigilancia completa! —reclama enfadado.

—Bien, bien. Sólo fue un beso, nada de lengua, nada apasional, sin saliva, ¿feliz? —carcajeo mientras le respondo.

—¡Te dije que te callaras! —dice irritado y finalmente me suelta.

Doy una gran exhalación recuperando el aire que pude haber perdido por culpa de este incompetente.

—Pueden sentarse, no tardaré en preparar el desayuno. —dice Adelaida, sólo le sonrio mientras empujo a Kim a la mesa.

—Dame un segundo, Adelaida. —interrumpe Tae de la nada —Olvide tender mi cama, ahora vuelvo.

Ella asiente y sigue sacando los ingredientes del refrigerador.

Tome asiento en el comedor y no dejo de admirarla mientras cocina. Es tan dulce, tan linda, tan ella...

Va en dirección a la alacena y entonces...

¡Jodido imbécil! ¡Las fotos!

Me altero, mi respiración se agita, mi frecuencia cardíaca era muy acelerada, ¡no, no, no!

© Hasta Tu Último Aliento [JJK] (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora