Capítulo 14

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Mina se reunió para desayunar con Nayeon antes de dirigirse a Santa Martha aquella mañana.

—Le he pedido tiempo para aclararme —confesó.

—¿Y cómo lo ha tomado?

—Está tristísimo a pesar de sus esfuerzos por no demostrarlo, y me duele verlo así. Me siento culpable, Nayeon, pero Jinyoung y yo siempre fuimos aparte de amantes, muy buenos amigos. No podía seguir en silencio.

—¿Pero estás segura que ya no sientes nada por él?

—Vamos a ver Nabong. El que no esté segura de si aún lo amo, no quiere decir que no sienta nada por Jinyoung. Yo aún lo quiero, y mucho. Él es el padre de mi hija. Hay muchas cosas que me unen a él. Es sólo que el sentimiento de plenitud que tenía con él ha desaparecido, y necesito descubrir si puedo volverlo a recuperar. Tengo que descubrir si aún podemos ser felices juntos.

—¿Y le mencionaste algo de lo de esa chica?

—No. No pude. Primero porque ahí sí, Jinyoung se muere, y segundo; porque entre Chaeyoung y yo realmente no ha pasado nada. Y ahora menos.

—¿Por qué?

—Dejó de ser mi paciente y decidimos poner distancia.

—¿Y cómo te sientes con esa distancia?

—No sé —la miró en silencio.

Nayeon vio a su amiga bastante confundida y entonces se acercó y le tomó las manos sobre la mesa.

—Bueno. Tranquila. Ya fuiste sincera con Jinyoung. Ahora tienes que descubrir lo que te pasa a ti. Al final Mina ¿Sabes una cosa?

—¿Qué?

—Lo más importante es encontrar aquello que nos hace ser felices ¿No? Y a veces esa felicidad está en los lugares más insospechados. Cuando me contaste todo lo que te pasaba, debo reconocer que me asusté, porque aún pienso que con esa chica todo sería muy complicado y difícil. No sólo para ti, sino para ella también. Pero si al final de tu búsqueda, ella resulta ser la respuesta, igual me alegraré por saber que tú estás bien.

—Gracias —sonreía magnífica.

—Mierda, es tardísimo —dijo luego de chequear su reloj de muñeca.

—Sí. Voy a pedirme un café para llevar y nos vamos.

—Bien. Te espero.

Esa mañana, mientras Chaeyoung preparaba la pintura en el almacén, una guardia se le acercó y le entregó un papel.

—Toma Son. Los ambientes que te tocan pintar esta semana.

Chaeyoung tomó el papel y lo leyó rápidamente. En eso, se detuvo unos instantes en aquella lista y subiendo la cabeza gritó.

—¡Mierda!

Una hora más tarde, Chaeyoung se encontraba sobre la escalera pintando el techo de uno de los pasillos cuando vio llegar por el lado opuesto a la psicóloga, quien venía distraída con su café en una mano y una pila de carpetas en la otra.

Al llegar hasta la puerta de su consulta, comenzó a hacer malabares para lograr sacar la llave del bolso que tenía colgado en uno de sus brazos.

Sin darse cuenta, la pintora se había quedado pegada mirándola.

Chaeyoung bajó la mirada y negó con la cabeza, mientras de forma muy seria bajaba por las escaleras.

Limpiándose las manos se acercó hasta la doctora que al sentir pasos se giró y la vio.

—¿Dónde están las llaves?

—En el bolsillo de adelante —respondió notoriamente nerviosa.

Chaeyoung buscó las llaves con la mano, pero no logró encontrar nada.

"Caminos invertidos" MiChaengDonde viven las historias. Descúbrelo ahora