Capítulo 37

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Con una de sus manos recorría aquella espalda desnuda mientras iba dejando suaves besos sobre ella. Mina se aferraba a las sábanas al sentir el placer absoluto que esas caricias le producían mientras se balanceaba ligeramente sobre las sábanas. La pintora estaba sobre ella, abandonada en aquella piel que por momentos sentía la hacía perder la razón. Lentamente subió a su cuello y hundió su rostro enredándose en sus cabellos. Ambos cuerpos, ávidos el uno por el otro, se movían rítmicamente, tratando de maximizar aquel contacto Fue entonces que la psicóloga hizo el ademán de querer girarse, para lo cual Chaeyoung se puso a un costado hasta que Mina estuvo totalmente de frente a ella. La pintora la miraba con una mezcla de amor y deseo intenso. Mina fue esta vez la que acortó la distancia y acercándose a ella, la comenzó a besar con desesperación. Poco a poco, la psicóloga fue tomando las riendas hasta quedar sobre la pintora e inició un recorrido por todo su cuerpo, besando sus pechos, acariciando su vientre. Chaeyoung se dejó hacer, cerrando los ojos, dejándose llevar por lo que ella, Mina, su Nari le estaba haciendo sentir
Al rato, antes de sucumbir totalmente al clímax, la pintora abrió los ojos.

—Nari —dijo con la voz entrecortada —, sube. Sube, cariño, por favor.

Mina obedeció quedando sobre ella y fue entonces que la pintora volvió a atrapar sus labios mientras sus dedos se empapaban con la humedad de su sexo.

—¡Dios! —gimió Chaeyoung y cerró los ojos con dureza.

—Te amo. Te amo, mi amor...

La excitación de ambas iba cuesta arriba, lo cual se traducía en la vorágine en la que se veían envueltos esos dos cuerpos entrelazados. Mina quedó arrodillada sobre ella mientras que Chaeyoung se sentaba y alcanzaba a meterse en la boca uno de aquellos pechos. Ahí estaban, la una dentro de la otra, amándose sin restricciones, ni muros, ni miedos, renaciendo en aquel mundo tan íntimo, tan de ellas, hasta que los primeros rayos de la mañana finalmente las sorprendiera.

La psicóloga llevaba varios minutos despierta y se había quedado contemplando a una Chaeyoung poca abajo, que con la espalda al descubierto. Dormía profundamente, La observó con absoluta devoción un largo instante tratando de fijar en su mente cada facción de su cara. Con uno de sus dedos, le retiró despacio un mechón de cabello y entonces una ternura la invadió. Sonriendo, se acercó despacio y la beso dulcemente, haciendo que la pintora se moviera levemente.

—Buenos días, dormilona.

—¿Qué hora es? —preguntó Chaeyoung abriendo lentamente los ojos.

—Pasado el mediodia. Ya hoy te gané y desperté primero —le dijo mientras se acercaba a ella y le daba un beso en los labios.

Chaeyoung entonces la abrazó por la cintura mientras Mina peinaba sus cejas. Ambas se miraban con una sonrisa dibujada en el rostro.

—¿Qué? —cuestionó la pintora.

—Nada, te miro. Me encantas.

—¿En serio?

—Sí, la verdad es que no sé como lo haces.

—¿Hacer qué? —acariciaba la espalda de la psicóloga.

—Tenerme así, absolutamente enamorada de ti.

—Yo estoy igual o peor que tú.

Ambas se miraron una vez más y nuevamente no fueron necesarias las palabras. La psicóloga metiéndose debajo de las sabanas, pegó su cuerpo al de la pintora y apoyó su cabeza en el pecho de esta mientras que Chaeyoung la rodeaba con sus brazos. Se quedaron asi entrelazadas, escuchando tan solo el latido de sus corazones como fondo, los cuales tácitamente habían hecho finalmente la firme promesa de no volver a apartarse nunca más.

"Caminos invertidos" MiChaengDonde viven las historias. Descúbrelo ahora