"Caminos invertidos" MiChaeng

Capítulo 42

Así pasaron seis meses y el pequeño Ray comenzaba ya a dormir más horas de un tirón, dejando descansar a sus madres.

Ese día, Mina había salido con Jihyo a una actividad del colegio de la niña mientras que Chaeyoung se quedaba con el bebé.

—Oye, tú, pequeñín, ¿no tienes ganas de dormir al parecer?

El bebé en su cuna, la miraba fijamente mientras se chupaba el dedo pulgar.

—Bueno, entonces ¿qué hacemos?, porque yo tengo que subir a trabajar, ¿eh?

La pintora lo alzó en brazos, y dándole un beso en la mejilla, se lo llevó con ella al estudio.

—A ver, hijo... —lo sentó en sus piernas frente a una tela en blanco y le cogió con una mano por la barriguita —, me vas a ayudar con esto, ¿sí?

El bebé al ver como Chaeyoung cogía un pedazo de carbón y comenzaba a trazar algunas líneas sobre el lienzo estiró su bracito queriendo coger el brazo de la pintora. Chaeyoung sonrió al ver los intentos de su hijo por arrebatarle lo que tenía en la mano.

—¿Qué quieres, gordito?

—Taaaa, taaaaaa —balbuceaba mientras seguía dando manotazos sobre el brazo de la pintora.

—Bueno, bueno. Espera que encuentre algo que no sea tan fuerte.

Chaeyoung se paraba con el bebé en brazos y caminaba por todo el estudio hasta que entre las cosas de Jihyo, encontró unos frascos de pintura y cogió uno de los tarritos. Regreso con el pequeño y volvió a ocupar el sitio frente al lienzo, pero bastante más cerca, de tal forma que el pequeño podía tocar la tela al frente suyo. La pintora abrió la pintura, y luego de introducir un pincel primero en agua y luego en el color, lo puso en la mano del pequeño quien al instante comenzó a meterle golpes al lienzo con el pincel, dejando marcas y salpicaduras sobre la tela.

—Oye, a ver, más despacio —le cogió la manita —. Mira, así —fue deslizando suavemente la mano del pequeño sobre la tela haciendo que los trazos fueran más continuos —. A ver, tú ahora.

Mina hacía unos minutos que acababa de llegar y mientras Jihyo corría a prender la tele, la psicóloga iba en busca de Chaeyoung y Ray. Al no encontrarlos en la habitación, subió al estudio, y al ver esa imagen se detuvo al pie de la escalera con una sonrisa. La pintora volvía a introducir el pincel dentro del color y lo volvía a colocar en la mano del pequeño quien automáticamente volvía a golpear el lienzo salpicando la tela de color.

—Mi amor, me parece, o que serás un pintor medio brutalista, o heredaste los dotes artísticos de tu madre —lo besó tiernamente en la cabeza.

—Ah, sí, ¿no? Graciosa.

—Hola —se giró de improviso —. Ya están aquí, no las escuché llegar.

—Chaengie —se acercó y le dio un beso en los labios —, ¿no es muy pequeño todavia para que le enseñes a pintar?

—Pero mira, es la primera pintura de nuestro hijo, Nari. Además, estas cosas hay que estimulárselas desde pequeño.

—¿Sabes qué, mi amor?, sufres de mamitis, para que lo sepas.

—Lo sé, lo sé —besó al niño en la mejilla —. Me tiene embobada, qué le voy hacer.

—Bueno, vamos. Levántate que ya va siendo la hora de comer.

—Bueno —miró a Ray —. Vamos, mi amor. Vamos a comer, ¿sí?

—Teeeteee, taaa. Teeetaaaaa.

—Sí, mi amor, yo también quiero lo mismo, pero yo me lo pido de postre.