17- Declaración de guerra

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Hanji hizo caso omiso a la advertencia de Erwin y después de comer pasta a petición de Zeke, los tres fueron por sus cosas para llevarlas a casa de Levi.

En cierto modo era algo bueno el poder contar con tiempo libre y ahora era posible dedicarse exclusivamente a resolver el asunto de Frieda.

Era una completa locura pensar que hace tres meses con exactitud, Hanji se enterara de sus existencias y ahora ella planeaba mudarse con ellos.

¿Simple conveniencia a favor de la misión?

¿O un deseo oculto?

Tal vez ambas.

Hanji deseaba resolver aquel misterio.

Luego de reubicar sus pertenencias en la habitación que Levi dejó para ella, las máquinas de ejercicio fueron llevadas hasta el depósito y los tres se sentaron exhaustos a avanzadas horas de la noche.

No es como si Hanji decidiera mudarse para siempre, solo llevaba con ella un par de maletas con su ropa y algunos libros. Después de todo seguiría regresando a casa, cada cierto tiempo.

Después de organizar la nueva habitación de Hanji, Zeke preparó la cena para todos.

Los tres se sentaron y charlaron mientras comían. Hablaron sobre visitar la tumba de Frieda, cosa que ninguno hizo después de su muerte, pero que se hacía necesario hacerlo para corroborar un par de cosas más.

El tiempo se agotaba y dentro de muy poco, Grisha Jaeger asumiría su rol como presidente.

Aún podían hacer algo para impedirlo.

Levi y Zeke de pronto bajaron sus defensas y hablaban con Hanji con toda confianza. Lo que ellos no sabían es que Hanji los tenía justo como los necesitaba.

Vulnerables y expuestos.

Para ella seguía siendo un juego el estar con ellos, uno bastante seductor.

No hizo falta esforzarse demasiado para que ambos cayeran a sus pies.

Debía admitir que Zeke y Levi en verdad eran muy atractivos y eso lo hacía más interesante.

Le dio curiosidad saber lo que deparaba su futuro y mientras Zeke hablaba con Levi, vio pequeños detalles. Las grandes y varoniles manos de Levi cortando la carne con el tenedor y el cuchillo, donde al hacerlo sensuales venas marcadas podían apreciarse. Zeke se metió la cuchara a la boca y vio su lengua moverse sutilmente por la curvatura del metal sin que él fuera consciente que Hanji lo observaba con gula.

—Hanji, no has comido casi nada. ¿Todo bien?—dijo de pronto Levi quién la sacó de su letargo.

—¿No te ha gustado mi comida? —Zeke formó un puchero.

Hanji despabiló en un segundo y comenzó a comer ante la mirada fija de los dos en ella.

—Hmmm, delicioso—Hanji se tomó un tiempo para apretarle la mejilla a Zeke.

Fue en ese mismo momento que cada uno de sus teléfonos recibió una notificación del laboratorio. Al parecer los resultados ya se encontraban disponibles mucho antes de lo presupuestado.

—Qué eficiencia—comentó Zeke sin poder evitarlo y deslizó su dedo índice por la pantalla para ver los resultados.

Hanji y Levi lo imitaron.

Después de eso, los tres se observaron en silencio luego de leer con sumo cuidado los resultados.

No había nada de lo que preocuparse. Todo estaba en orden.

Los secretos del protegido [Zevihan] (Historia completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora