19- Ascenso y caída

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Moblit solo despertó cuando su cuerpo fue liberado y todo su peso tocó el suelo de una forma poco gentil. El dolor que eso produjo, fue lo suficiente como para hacerlo gritar y en respuesta, alguien le obsequió una patada en las costillas.

Aunque ya se estaba acostumbrando a ser utilizado como saco de boxeo.

El comisario no podía sentirse peor. Ya no sabía cuánto tiempo llevaba ahí y para su desgracia, nadie lo extrañaba como para intentar sacarlo de aquel sitio.

De vez en cuando era interrogado y ante su falta de cooperación, fue duramente castigado. Fue imposible distinguir rostros o voces, tan solo podía apreciar siluetas borrosas.

Sin embargo, lo peor era no saber lo que ocurriría con él y esa ansiedad acrecentaba cada vez que oía voces acercarse.

Tal vez esa sería la última vez que escucharía el mundo. Tal vez no.

—Moblit Berner—masculló una voz cerca de su rostro y un ligero aliento a licor llegó a su nariz.

La habitación se sumió en el profundo silencio ante el nulo interés del comisario en cooperar.

—No te esfuerces. Ya sabemos que trabajas para la policía. Sin embargo, nos preguntamos qué es lo que te trajo hasta aquí. Este no es un sitio de libre acceso y nos gustaría saber cómo es que un comisario sin ningún mérito más que el ser un estúpido soplón logró burlar a nuestro selecto equipo de seguridad.

Una sonrisa burlona se dibujó en el rostro de Moblit y solo fue capaz de reír a carcajadas incluso en aquel mal momento.

—Ríe todo lo que quieras, comisario. Pero tengo malas noticias para ti. Ya sabemos que la fiscal Zoe nunca renunció a su cargo y que en realidad en este preciso momento se encuentra en una misión encubierta. ¿No lo sabías? Sería una completa pérdida para la fiscalía si ella abre la boca y dice todo lo que sabe.

La sola mención de la fiscal, hizo que Moblit se tensara y esa sonrisa estúpida se borrara de su rostro.

—No sé de qué hablas—se atrevió a responder Moblit.

—¿Necesitas que te refresque la memoria?

Moblit sintió dos pares de fuertes brazos sosteniéndolo por los hombros y su cabeza fue sumergida en agua fría por largos segundos que parecieron una eternidad.

—¿Qué ocurre, comisario? ¿Tienes sed?

El silencio de Moblit fue otra vez galardonado siendo sumergido hasta el ahogo.

—Yo realmente no sé sobre la supuesta misión que dices—balbuceó Moblit con voz entrecortada y débil—Pero sí sé, que su brillante historial de casos resueltos es un maldito fraude.

—Sé más claro, comisario. No te entiendo.

Mientras Moblit se aferraba con todas sus fuerzas, tratando de evitar ser torturado, no pudo evitar pensar mientras el agua recorría con ardor su garganta que la caja de pandora había sido abierta y ahora, todos los males saldrían a la luz.

La primera vez que Moblit vio a Hanji, él tuvo el pensamiento de que tal vez era la creación más hermosa del mundo. Tal vez no estaba tan equivocado, pues podía apreciar el interés de otros en ella y no pudo evitar sentirse realmente feliz cuando lo asignaron como su compañero de investigaciones.

Los secretos del protegido [Zevihan] (Historia completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora