22- Había una vez

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—Puedes irte ya—la celda de Levi fue abierta de pronto, haciendo que él mismo se sobresaltara por la rotunda sorpresa.

Levi quiso preguntar por qué, pero antes de que él lo hiciera, el policía solo se encogió de hombros. Dando a entender que él solo seguía órdenes.

Por su parte, Zeke abrió los ojos y se percató de que estaba en una clínica. La mujer que cambiaba su vendaje no se encontraba sola y a su lado un policía armado se encontraba también charlando con el médico que acababa de autorizar el alta.

—Enhorabuena, Jaeger—masculló aquel hombre con cierta alegría, cansado de custodiar a un sujeto solo por ser hijo de una figura pública.

Así mismo, Hanji obtuvo una inesperada libertad que no creía posible en aquel instante. 

Pero, tan solo una cosa estaba en su mente tras dar un paso afuera del lugar donde era interrogada.

Debía encontrarlos y decirles que todo se trataba de un malentendido y que ella en ningún momento los delató. 

Hanji lo primero que hizo, fue regresar a casa para darse una merecida ducha y cambiarse de ropa.

Lo segundo que hizo fue tratar de contactar a Levi y Zeke.

Quién respondiera primero a su llamado.

Después de varios intentos sin ninguna respuesta, aquello la hizo ir hasta sus casas por respuestas.

Cuando Hanji llegó a casa de Levi, se encontró con el lugar sin moradores y todo era un gran desastre luego de la redada. Ella caminó abriéndose paso por la puerta derribada. No había indicios de alguien en su interior y eso la hizo avanzar aun sabiendo lo peligroso que era que estuviera ahí.

Mientras caminaba, sin querer pateó algo y se apresuró en acercarse para ver de lo que se trataba. Se le apretó el corazón al reconocer una de las tazas favoritas de Zeke, estaba ya rota.

No sabía con exactitud qué estaba haciendo ahí. Aunque la esperanza de encontrarse con alguno de ellos era mayor a cualquier otra cosa.

Debía decirles que ella no los delató.

Debía decirles que aunque al inicio deseó exponerlos, ya nada de eso quedaba en el presente.

No tenía dudas de que Zeke era el verdadero autor del asesinato de Porco Galliard, pero existían otras variantes que nadie estaba considerando hasta ese momento.

Aún existía una posibilidad para Zeke.

Intentó comunicarse con Levi, pero la llamada era redirigida al buzón una y otra vez. Le escribió un mensaje, esperando que al menos lograra leerlo.

No era buena idea que alguien la viera ahí y entonces, decidió ir a visitar la casa de Zeke y se encontró con un panorama similar. El lugar era un completo desastre luego de la redada policial. La estantería llena de libros de la sala de Zeke fue lo primero que vio al entrar, la cual estaba en el suelo junto a sus libros, muchos de ellos pisoteados y arruinados por completo.

A partir de ese momento, luego de no obtener respuestas, Hanji tenía recuerdos borrosos.

Tal vez se detuvo a comprar una dona de chocolate o quizás fueron dos, rellenas con más crema de chocolate las cuales mordió sentada en un solitario parque.

Quizás se equivocaba en el orden de sus memorias. Era probable que antes de las donas, bebiera un par de copas en el primer bar que encontró.

Estaba tocando fondo y lo sabía.

Los secretos del protegido [Zevihan] (Historia completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora