Capítulo 1

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El día está bastante soleado, la predicción dice que hoy hará mucho calor. No me emociona en especial esta información ya que no pienso salir de casa.

Me acerco a la ventana y veo al jardinero trabajando en el rosal que tenemos en la entrada. No hay mayor entretenimiento aquí teniendo en cuenta que es una mansión que está alejada de todo.

Solía darme algo de miedo estar tan apartada pero luego supe apreciar esos momentos a solas. Teníamos una ama de llaves que me ayudaba con las tareas de la casa, yo solo tenía que preocuparme por estar perfecta y decente para cuando Sasori llegara a casa.

Como una muñeca de colección... Sólo soy su trofeo, la esposa perfecta de buena familia que se encarga de que su hogar sea un "refugio para su sacrificada vida".

Discutimos muchísimas veces después de que nos casamos. Al principio todo era idílico, mis padres lo aceptaban al ser mi novio desde la universidad. Nuestras familias tenían en común la sociedad de una empresa de tecnología y aunque no me obligaron como tal, me sentí coaccionada a hacerlo.

Después de cuatro años de noviazgo, era lo que se esperaba de nosotros. Algunos de sus cambios vinieron sutilmente, otros aparecieron repentinamente... pero algo me dice que él es así realmente y todo ha sido una mentira desde el principio.

Ahora es frío y distante, muchas veces no viene a dormir y no soy tan tonta para creer que no tiene una amante. ¿Lo peor? Al principio si lloré, estuve destrozada y me pregunté qué había hecho mal. La relación de mis padres aunque fue por interés, vi el amor que había entre ellos pero en nuestro círculo de amistades habían personas vacías, más preocupadas por su imagen que por la familia...

¿Qué más podía esperar al estar rodeada de esa gente sin escrúpulos?

Desde que murió mamá, mi padre ha perdido el norte. Se ha vuelto igual que Sasori y no le importan mis sentimientos. Casi no hablamos  y cuando lo hacemos es para saber cuándo voy a tener un hijo. Sasori no lo sabe pero me pongo la inyección anticonceptiva. Me niego a tener un hijo con él, su maltrato ahora es psicológico... no quiero pensar en el día que traspase esa línea y mucho menos ver en qué va a terminar esta historia.

Suelto un suspiro y me aparto de la ventana. Me dirijo a mi habitación y me cambio de ropa. Una blusa de tirantes un poco descolorida y unos vaqueros algo desgastados son mi atuendo favorito para lo que voy hacer.

Me dirijo al estudio que tengo en el sótano, lo acondicioné pocos meses después de que nos casamos. Es un refugio para mí y donde paso la mayor parte del día.

Me siento delante del caballete y empiezo a trazar líneas sobre el lienzo. Normalmente dejo que todo fluya, a veces son paisajes con toques oscuros, otras veces son figuras abstractas que no consigo darles un significado.

Lo que si sé es que me estoy cansando de mi vida tan monótona y aburrida. Necesito algo que me haga vibrar, que me devuelva la ilusión de vivir.

Pasan las horas y esta vez he podido desconectar y el dibujo que hay delante de mi me deja bastante satisfecha. El árbol frondoso en medio de un acantilado con toques rojos en medio de la nada me da una nueva perspectiva. Si busco filosofía en el, diría que yo puedo ser ese árbol que a pesar de todo lo malo a su alrededor, consigue estar firme a través del tiempo.

Escucho voces en el pasillo y me apresuro a cubrir el lienzo. Me levanto con prisa sin darme cuenta que estoy llena de pintura por todos lados. Salgo despacio buscando las voces para saber quién es, se supone que Sasori llega en la noche y apenas son las tres de la tarde.

- La señora Haruno está en su oficina, Señor.

- Dígale que venga, debería estar aquí. Esperando que llegue - ruedo mis ojos y es que, ¿qué esperaba? ¿Que estuviera todo el día sentada en la ventana como un perro esperando a su dueño? Su cinismo me da asco.

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