Capítulo 7

61 10 0
                                    

No pasó mucho tiempo hasta que volví a la realidad. Ésta vino de golpe al ver a Sasori en la puerta de casa...

Tuve una noche inquieta pensando en las posibles consecuencias de haberme ido, de haber solicitado el divorcio, de no hablarle. Ninguna de ellas incluía verlo nuevamente o no en tan poco tiempo al menos.

Esta mañana me levanté temprano y desayuné. Quería ir desesperadamente a mi estudio y plasmar todas mis emociones en un lienzo pero mi huida fue interrumpida con su visita.

Veo una insipiente barba en su rostro y algo de ojeras. Quisiera creer que es por mi, porque ha estado preocupado pero su mandíbula tensa no me dice nada, salvo que está cabreado por alguna razón.

- ¿No me vas a invitar, cariño?- al segundo en que termina su frase, suelta una risa despreocupada y su rostro cambia rápidamente.

Parpadeo un poco como si esto aclarara mi mente y fuerzo mis palabras.

- ¿Qué haces aquí? - mi voz es tensa pero intento sonar calmada. No debe haber amenaza o miedo en ellas.

- Ya que mi esposa no se digna en volver. He tenido que venir por ella. Es tiempo de que vuelvas a casa. Has tenido el tiempo suficiente para ver a tu padre.

- Estoy ayudándolo a recuperarse - no pretendía pero sonó como una acusación.

- Si, lo sé. Te estuve llamando para saber cómo estaba pero también decidiste no responder mis llamadas. ¿A qué se debe este cambio, Sakura?- se acerca y me toma del mentón mientras me mira directamente a los ojos - te he echado de menos.

Sus palabras me toman por sorpresa. Ha cambiado en una fracción de segundo y su actitud ahora es más cariñosa.

- Hija ¿podrías ayudarme con esto?- mi padre aparece por el pasillo y se queda congelado.

- Buenos días, Kizashi. Venía a ver cómo estáis, ya que mi hermosa esposa no me ha informado de nada.

- Por algo será ¿no?

- Eso me pregunto yo, no es justo que me deje solo tanto tiempo - lo tomo del brazo y le digo a papá que hablaremos a solas y lo conduzco al estudio.

Quiero que vea con sus propios ojos lo que soy capaz de hacer y que por culpa de... nuestro matrimonio, no he podido.

- Querías saber qué ha cambiado. Es esto- señalo la habitación donde varios cuadros están colgados. Algunos retratos están esparcidos en la mesa y sobre el caballete está el último lienzo en el que he estado trabajando.

- En realidad no ha cambiado, siempre ha estado allí pero nunca lo has querido ver. Me gusta pintar y dedicarme a ello pero desde que nos casamos solo vivo en esa casa encerrada.

- No parecía molestarte antes.

- Eso era antes de que me dejaras de lado.

- La empresa no se construye sola, Sakura. He tenido que estar al frente y aún así eso no ha impedido que me tachen de corrupto. Dime ¿Por eso has huido? - se acerca desapacio a mi y pone sus manos en mi cintura.

- Sé que no pero podrías haberme incluido. Quería ayudarte, quería sentirme útil.

-  ¿Querías? Dime qué esa tontería del divorcio fue una llamada de atención - su agarre se intensifica un poco.

- No, no lo es. Creo que ha llegado el momento de que tengamos un respiro y que hagamos nuestra vida aparte - deberían darme un premio a la mejor actriz. Estoy tan calmada por fuera que nadie sabría el caos que hay en mi interior.

- ¿Qué pasa si me niego? - de repente se acerca a mi cuello y con una mano me sujeta por la nuca. Va dejando un reguero de besos mientras pienso cuáles son mis siguientes palabras. Siento que él es una bomba de relojería y está a punto de explotar.

Equivocada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora