Capítulo 2

120 17 1
                                        

- ¡Qué mierda, Saku! Estás pálida- sus bellas palabras me devuelven al presente y me despiertan del letargo. Ino es de todo menos señorita, me río internamente por eso. Es mi mejor amiga desde la infancia, mi confidente casi hermana.

- Sasori está cada vez peor - suelto sin pensar.

- ¿Te golpeó?- su cara de espanto da risa y eso confirma que estoy mal de la cabeza.

- No, pero me ha dicho algo que... No sé. Sonaba como ¿amenaza? - termino insegura porque fui perdiendo el valor de contarle a medida que decía la frase.

- Normal que estés pálida. ¿Qué te dijo ese imbécil?

- Que no olvide con quién estoy casada. Si te soy sincera no sé cómo me ha dejado salir. No es que haya sido muy celoso pero últimamente es más controlador.

- ¿Cómo que te ha dejado salir? Ni que fueras su esclava- la interrumpo porque cuando empieza no calla y aunque sé que tiene razón, mi dolor de cabeza va en aumento.

- Conduce, quieres. Necesito salir de aquí cuanto antes.

Ella acelera mientras pongo música en la radio hasta que encuentro una que nos gusta a las dos y cantamos a coro.

Reímos y hablamos de todo y nada en especial lo que hace el viaje más ameno.

- Echaba de menos esto- digo casi en un susurro con la mirada perdida disfrutando del viento que se cuela por la ventana.

- Lo sé, a mi me pasa igual. Necesito a la Saku de antes. Esta vida de adulta nos está consumiendo - sus palabras son dramáticas por lo que me río. Ella sabe cómo sacar cosas buenas de lo malo.

- ¿Cómo vas con Sai?

- Muy bien, maravillosamente bien pero es lo único que obtendrás de mi. No quiero darte celos - me mira y saca su lengua. Parece una niña pequeña.

- Ya lo sé, solo quería confirmarlo.

- ¿Has pensado en divorciarte?

- Dios, Ino. Menos mal que no estoy conduciendo, ya nos habríamos chocado. ¿Cómo crees que se lo tomaría?

- Que le den, sabes de sobra que no lo necesitas para nada. Tu padre tiene dinero, en caso de que no lo quieras podrías montarte un estudio y vender tus pinturas. Eres jodidamente buena, Saku.

- Lo pensaré. Es hora de que haga algo para mi.

.

Después de un tiempo, llegamos a mi antigua casa. No me gusta venir aquí porque hay demasiados recuerdos. Le pido a Ino que se quede a dormir, necesito más de sus dosis de locura.

- Hola, cariño. ¿Como estás?- papá se acerca y me da un abrazo. Yo me quedo quieta y es que no suelo recibir estás muestras de afecto de su parte. Él lo nota y se aparta un poco.

- Estoy bien, tenía muchas ganas de venir. ¿La abuela Chiyo está aquí?

- Está en la cocina preparándote una cena especial. Sube y guarda tus cosas, dile a Ino donde puede quedarse.

- Gracias, padre. En un rato bajo.

Está casa es gigante. Recuerdo vagar a escondidas por la noche, me gustaba ver la luna desde el jardín. Siempre ha habido una paz inexplicable, supongo que al ser una artista las cosas sencillas tenían mucho valor para mí.

Mi habitación estaba casi como antes de marcharme. A excepción del polvo en algunas cajas, todo estaba en su sitio. Fotos del instituto, universidad, cumpleaños... parece que hubiera sido otra vida.

Equivocada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora