▸ 𖥻 𝗙𝗘𝗡𝗜𝗫 ˑ 𖦹
━━ 𝘵𝘩𝘦 𝘤𝘩𝘳𝘰𝘯𝘪𝘤𝘭𝘦𝘴 𝘰𝘧 𝘯𝘢𝘳𝘯𝘪𝘢.
El rey fénix, con plumas de oro y ojos llameantes,
vuela con un fuego eterno que nunca se apaga.
Renace cada amanecer, llevando una coro...
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ACTO DOS | CAPÍTULO 17 ❝ Invasión ❞
Habían pasado doscientos cincuenta y dos años desde que los Pevensie se fueron, y a decir verdad Zylan había cambiado mucho. No en diferencia de edad o fisico, si no que en carácter y decisiones. Sus ojos antes bronce se habían tornado un rojo intenso mientras que su mirada era apagada.. sin vida alguna.
Sus decisiones con cualquier enemigo era matarlo al primer segundo, después de todo su confianza se esfumo como hace ya muchos años.
No era difícil gobernar, lo difícil era poder dormir. Constantemente tenia pesadillas en donde todos lo culpaban por haber " asesinado " o " desaparecido " a los reyes de Antaño, pero no era así, claro.
Los extrañaba. Extrañaba sus aventuras juntos y sobre todo, por encima de todo ello, extrañaba a Edmund.
Su mirada cayo a un humano que su guardia capturo. El rey estaba sentado en su trono, este era color dorado con detalles rojos, estaba un poco mas adelante que los otros cuatro tronos.
El humano lo miraba con temor, esos ojos rojos lo analizaban tan bien que seguro ya sabia sus más oscuros pensamientos.
— Y dime —su voz era andina— ¿Que hacías merodeando por mi castillo? —pregunto levantándose de su trono y caminando hacia el intruso.
— Yo.. b-bueno..
El fénix se coloco frente a el, viendo al humano bajar la cabeza.
— Mi rey ha ordenado que investigara las tierras.. —murmuro no tan bajo.
— ¿Tu rey? —río sin gracia— Créeme, es mejor que el no pise ni un grano de tierra de mi reino. Muchos han querido conquistar narnia, pero todos ellos salieron muertos, incluso hechos cenizas —sonrió.
— U-usted.. usted es..
— ¿Yo? —se señalo a si mismo con su dedo indice— Yo soy el rey de narnia, y nadie puede quitarme de ese lugar.. ¡Cualquier enemigo que pise narnia morirá sin siquiera mencionar algo!
Y con eso, el pobre humano corrió hacia la salida del castillo, sin embargo, Zylan fue mas rápido y lo rodeo con fuego, recibiendo una mirada de asombro del intruso.
— Olvide mencionar que soy un fénix, un ser de fuego —sonrió burlón.
— ¡E-eres un demonio! —tuvo el valor de gritarle.
— ¿¡Demonio!? ¡Mas bien mi don solo es una maldición!
Dio fin a esa corta conversación quemando el cuerpo del pobre hombre. El fuego a su alrededor se disolvió, escuchándose solamente los desgarradores gritos de aquel ser.
