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ACTO TRES | CAPÍTULO 37❝ Eustace ❞

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ACTO TRES | CAPÍTULO 37
Eustace ❞


El amanecer trajo consigo un manto de luz dorada que se esparcía sobre las aguas del océano, anunciando un nuevo día en la travesía del Viajero del Alba. En el horizonte, una silueta de tierra emergía, prometiendo nuevas aventuras y misterios. Zylan despertó con un ánimo renovado, aunque un sutil presentimiento de inquietud se enredaba en su mente.

Aquel día, impulsado por un impulso de libertad y fortaleza, decidió extender sus majestuosas alas y surcar los cielos. Mientras volaba, la brisa marina acariciaba sus plumas, recordándole la libertad que siempre había anhelado. Abajo, sobre las aguas azules, los botes de la tripulación del Viajero del Alba, liderados por Caspian y Drinian, avanzaban con esfuerzo hacia la isla misteriosa.

Zylan llegó rápidamente a la isla, sus alas creando remolinos de arena al aterrizar. Esperó a sus compañeros, sus ojos escudriñando el paisaje desolado que se extendía ante él. La isla era inusual, desprovista de vegetación y marcada por numerosos cráteres que expulsaban vapor. El ambiente tenía un tinte prehistórico, como si hubiera sido arrancada de una era en la que los dragones estaban presentes.

Los cráteres, con sus bocas humeantes, parecían estar en constante comunicación con las profundidades de la tierra. El vapor que se elevaba formaba figuras efímeras en el aire, como si la isla estuviera viva y respirando a su propio ritmo misterioso. Zylan, con su afinidad por el fuego, no pudo evitar sentir una conexión extraña con aquel lugar, como si de alguna manera, resonara con su propia esencia.

Al poco tiempo, los botes alcanzaron la orilla y la tripulación desembarcó. Caspian, con su semblante de líder, fue el primero en pisar la arena, seguido de cerca por los otros reyes y el resto de la tripulación. Los ojos de todos exploraban cautelosamente el entorno, conscientes de que cualquier isla en sus viajes podía albergar tanto maravillas como peligros.

Zylan se unió al grupo, sus alas ahora plegadas sobre su espalda. Juntos, comenzaron a explorar la isla, moviéndose entre los cráteres y el terreno irregular. El calor que emanaba del suelo era palpable, y a cada paso, una sensación de estar pisando un terreno sagrado y antiguo se intensificaba.

Mientras avanzaban, Zylan no podía sacudirse el presentimiento de que algo estaba a punto de suceder, algo que podría cambiar el curso de su viaje de maneras que aún no podían imaginar. La isla de los cráteres guardaba secretos, y ellos estaban a punto de descubrirlos.

— ¡Miren! No somos los primeros en esta isla. —comentó Caspian acercándose a una roca que tenía una soga atada. Esta soga caía a un agujero no tan profundo de ahí— ¿Qué puede haber ahí abajo?

— Hay que averiguarlo. —dijo Edmund quien se había acercado junto a su hermana.

Asimismo, los cuatro reyes bajaron un por uno. Primero bajo Edmund, después Caspian, Lucy y por último Zylan.

FÉNIX ||  Las Crónicas de NarniaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora