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ACTO TRES | CAPÍTULO 34❝ Sucio ❞

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ACTO TRES | CAPÍTULO 34
Sucio ❞

Durante la madrugada, el cuerpo del fénix ya se encontraba encadenado a la pared junto a los demás cuerpos. Aquel hombre había destrozado su ropa, dejando ver algunas partes de su abdomen en donde había diversos cortes con sangre seca. La luz de la hermosa Luna dejaba ver un poco los hematomas en sus débiles piernas, viendo también rastros de sangre en estas.

Nadie despertó con su regreso.

Viendo a Lucy temblar por el frío de la noche, se quito su capa, que gracias al universo estaba intacta, la coloco en el cuerpo de la pequeña, también llevando consigo el cuerpo de Eustace.

Se abrazo a si mismo, se sentía asqueado. Recordó lo que había pasado tiempo atrás, temblando por aquella sensación, se dedico a llorar mientras abrazaba sus rodillas.

El dolor físico y emocional lo consumía, una tormenta que rugía en su interior con cada latido de su corazón. La humillación y el abuso que había sufrido lo hacían sentirse contaminado, una mancha oscura en su alma que no podría limpiar.

Lágrimas silenciosas resbalaban por sus mejillas, reflejo del tormento que lo asolaba.

— ¿Por qué? —se preguntaba una y otra vez— ¿Por qué a mí?

La traición, la violencia, la degradación... todo se mezclaba en un remolino de angustia que lo ahogaba.

En la penumbra, la figura de Lucy yacía inmóvil, su rostro pacífico en el sueño. Zylan deseó tener esa paz, esa inocencia que aún no había sido arrebatada por la crueldad del mundo. Eustace, por su parte, dormía con el ceño fruncido, como si incluso en sueños luchara contra una realidad que no podía aceptar.

El tiempo parecía detenerse en aquel sitio oscuro. Zylan se debatía entre la desesperación y la ira, el deseo de venganza y la profunda tristeza que lo consumía.

— Quiero morir. —susurró en la oscuridad— Quiero acabar con este dolor, con esta vergüenza..

Pero incluso en su desesperación, una pequeña parte de él se aferraba a la vida, a la esperanza de que, de alguna manera, podría superar este momento.

Recordó las historias de Aslan, las enseñanzas de valor y perdón.

— ¿Pero cómo puedo perdonar esto? —pensó con amargura— ¿Cómo puedo perdonarme a mí mismo?

Zylan alzo su mirada, encontrándose con la luna que lo observaba desde lo alto. Se preguntó si incluso Aslan podría verlo en su estado actual. ¿Habría perdido su fe en él? ¿Habría abandonado Narnia a su suerte?

Las horas pasaban lentamente, cada minuto una eternidad en la mente atormentada de Zylan. Finalmente, agotado por el dolor y la lucha interna, su cuerpo cedió al cansancio. Sus ojos se cerraron, y por un momento, el rey fénix encontró alivio en el olvido del sueño.

FÉNIX ||  Las Crónicas de NarniaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora