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Manjiro

Habían sido semanas demasiado intensas, bueno, ni semanas, la primera vez que fuimos a ver el progreso, no había resultado como esperábamos, me hacía ilusión tener a una pequeña conmigo, pero Amaya había perdido las esperanzas de que eso sucediera, y por tanto, se culpaba.

—Amaya.

—Estoy bien —mentía, era la tercera vez que regresábamos del hospital con una respuesta negativa, me sentía culpable por haberla hecho pasar por esto.

—Lo siento...

—Yo debería ser quien se disculpe, Manjiro.

Sonreí un poco por ello, nos teníamos a nosotros y eso era lo que bastaba, la abracé con fuerza sin hacerle daño, habían sido meses desilusionantes.

Aun así, Koko no se rendía, incluso Kisaki que habló con alguien para que nos ayude, sería la última vez, no lo pensaríamos más.

Pasaron dos semanas y fuimos a verlo, el mismo procedimiento, las mismas preguntas, la misma mirada.

—Vengan en tres semanas.

Regresamos a casa sin esperanza alguna, pero no podíamos desperdiciar el favor de Kisaki.

—Kenchin...

—Calma Mikey, ella está bien —sabía que no era así, había llorado un día entero y me ponía mal verla así —Amaya es fuerte, sabrá como afrontarlo, ya lo verás.

—Si...

Miré la puerta por donde Emma había entrado, estaban juntas toda la tarde, y no sabía que más hacer, los chicos pasaban a verla de vez en cuando.

Era mi culpa.

—Se quedó dormida —miré a mi hermana salir algo triste de igual forma —Mikey.

—Gracias.

—Amaya no lo está pasando bien, ella no quiere más posibilidades, quiere ser feliz, de verdad, tómense unos días, les hará bien.

Asentí por ello, los despedí mirando como se marchaban, me alegraba que ambos se tengan, regresé a la habitación que compartía con Amaya, ahí estaba, dormida tan tranquila, pero con una expresión de tristeza, sus mejillas rojas, aún seguían sus párpados hinchados, me cambie por otra ropa para acostarme a su lado y abrazarla.

Se había roto, y no quería que siga haciéndolo más. La idea de ver al médico en dos semanas más no me gustaba la idea.

Aun así, tomamos el viaje, le hacía falta distraerse a Amaya, hace mucho que no íbamos en motocicleta, y era relajante.

—Comamos aquí, Manjiro.

—¿Uhm? De acuerdo —sonreí al verla tan ilusionada con el lugar.

Era un ambiente alegre, con música y mariscos, algo que a ella le encanta, la pasamos ahí un par de horas mirando algunos espectáculos.

—Ne, Manjiro, vamos al mar.

—¿Al mar? Nos queda de paso —dije para tomar su mano y salir de ahí —Has estado muy tranquila hoy.

—¿Tu crees? Me siento normal —asentí por ello.

El mar, el olor a sal, el viento fresco, el aire siendo atravesado por nosotros, era una sensación agradable.

—Vamos, vamos, vamos —reí ante su entusiasmo.

Verla correr hacia el mar mientras se sacaba los zapatos, era un recuerdo que lo guardaría, jugaba como hacía tiempo no lo hacía.

Pero, aquella alegría terminó muy rápido, tuvimos que volver, e ir al hospital sería lo primero que haríamos, no estaba seguro de que vaya, pero, es igual de terca que yo.

Estoico - Manjiro Sano (Mikey)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora