Capítulo 9

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~Lumine~

- ¿Por qué tengo la sensación de que soy incapaz de librarme de ver tu estúpida cara rondando cerca?

Tartaglia resopla y le hace un gesto a Diluc con la mano derecha para que se acerque. El dueño de la taberna lo hace a regañadientes, ya que no puede negarse a atender a un cliente, y en cuanto el jefe de Liyue hace su pedido se aleja para llevarlo a cabo.

- ¿Tal vez porque somos socios?

Bufo y apoyo la barbilla en la palma de mi mano para poder observarlo mejor. Lo cierto es que se ha presentado sin avisar. Se ha sentado en el asiento frente a mi sin preguntar siquiera.

Lo miro de arriba abajo, hasta donde la mesa me permite apreciar. Lleva una de sus características camisas granates remangada hasta los codos y con los primeros botones desabrochados, sin rastro de su arnés. Cuando llego a su rostro veo su cabello despeinado y una sonrisa socarrona en los labios.

Diluc se acerca y deja la copa de vino frente al otro y la botella a un lado antes de retirarse.

- Espero que no me haya escupido en la copa – masculla por lo bajo mientras agarra la copa para acercársela a la nariz.

Me rio sin disimulo mientras veo como prueba nuestro vino estrella y observo como sus pupilas se dilatan ante el sabor. Tartaglia se relame los labios y deja la copa de nuevo en la mesa.

- El mejor vino de Teyvat.

- ¿Se me permite discrepar?

- Claro que no.

Suelta una risa nasal y apoya ambos brazos sobre la mesa mientras vuelve a mirar los alrededores. Yo, en cambio, me concentro en otra cosa. Me fijo en que hoy no lleva guantes y me permito la libertad de curiosear sobre los dibujos que tiene en la piel.

En sus manos descubiertas comienzan un sinfín de tatuajes sin sentido que se pierden por debajo de su camisa. Desde dragones hasta diferentes letras con diferentes tipografías. Fechas, flores, olas, frascos, cartas, un arco...

No puedo evitar reírme cuando veo uno en concreto. Sin pensarlo mucho más antes de hacerlo, estiro mi brazo hasta el suyo y acaricio con la punta de los dedos uno de los tatuajes que tiene en la cara interior de la muñeca. Tartaglia se tensa un poco nada más notar el contacto, pero su cuerpo se relaja conforme mi dedo índice traza las líneas finas y lleva la vista a la misma dirección que yo.

- ¿Enserio? ¿Un narval? – cuestiono divertida.

- ¿Qué tiene de malo?

Casi podría llegar a pensar que estaba ofendido, pero su sonrisa burlona me lo desmiente al instante en el que lo miro a los ojos.

- No va mucho con tu rollo de "chico que te apuñalará en cuanto lo mires". Y menos si es a color.

- ¿Cómo que "chico que te apuñalará en cuanto lo mires"? – niega divertido – A mi hermano pequeño le fascinan los narvales.

Ese detalle me parece tan tierno que por un momento una sonrisa se me escapa de los labios. Momento que se rompe en cuanto un alboroto cerca de nosotros me devuelve a la realidad y lo siento todo. La sonrisa tonta, su mirada fija en mi rostro, mis dedos aun rozando su piel...

Aparto la mano rápidamente y dirijo la mirada al origen del alboroto. Un par de borrachos se están peleando por lo que queda en el fondo de una botella de vino. El gran estruendo que había sonado había sido una copa chocar contra la pared cuando uno de estos dos se la había lanzado al otro. Suspiro y veo como Diluc ya los está echando de la taberna, asegurándoles que ya los buscaría cuando estuvieran lo suficientemente sobrios como para ajustar cuentas.

En busca de El Abismo // CHILUMI (Genshin Impact)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora