𝐜𝐮𝐚𝐭𝐫𝐨

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Un traje negro en su cuerpo.

Era un traje negro con una camisa negra y una corbata negra.

— ¿Vas a un funeral? — Jay lo vio de pies a cabeza, el alfa usaba un traje gris con una camisa blanca.

— Técnicamente estoy yendo a vender mi alma para poder recaudar dinero — Heeseung acomodó su cabello, aún no estaba acostumbrado a lo corto que estaba después de haberlo dejado largo por tanto tiempo.

— Piensa en la causa amigo — Jay acomodaba el cuello de su saco —. ¿Qué te parece?

— Te ves incómodo — Heeseung soltó seco.

— Siempre has sido un sol en mi vida, Hee — Jay dijo sarcástico.

Heeseung sonrió burlón.

El alfa se sentía un poco molesto por el simple hecho de que tendría que ir a una de estas cenas, pero sabe que es una cena importante, ha estado intentando reunir tantos fondos sean necesarios para poder hacer remodelaciones en el refugio de animales de la ciudad y esta cena significaba qué tal vez sería posible que las condiciones de los animales que lleguen ahí mejoren.

Al llegar al restaurante donde se haría el evento, todo se veía bien. Jay había sido parte de la organización y todo se veía en orden, todo era elegante y de una forma u otra lograron que los animales que presentaran se vieran adorables con sus trajecitos.

Un perro salchicha camino junto a él con un esmoquin.

— Estoy tan emocionado, Heeseung — Jay habló feliz —. Este evento me tomó mucho trabajo y los donadores empezaron a llegar.

Jay se alejó y Heeseung le ofreció su mejor sonrisa a su mejor amigo.

Jay conoce muy bien a Heeseung, sabe que puede ser increiblemente amargado, pero tiene un buen corazón que después de muchos meses pudo descubrir.

— Hola, Heeseung — se escuchó la voz suave y risueña de ese omega de lindos ojos.

Heeseung se dio la vuelta y se encontró con Sunoo.

Tenía puesto un traje azul marino, se veía bonito.

— Hola, Sunoo.

El omega se veía emocionado.

— Hace mucho no estaba en una cena tan elegante — el omega rió nervioso—. O bueno, nunca he estado en una cena elegante, soy de un pueblo pequeño en que el restaurante más elegante era un Olive Garden, de seguro tú creciste en uno de esos lugares con rascacielos gigantes y muchas luces y...

Heeseung sonrió un poco, el omega se detuvo para ver la sonrisa de Heeseung.

— Sunoo, creo que estás un poco nervioso.

— ¡¿Cómo no estarlo?! Este lugar es impresionante — Sunoo vio hacia el gran candelabro arriba de ellos y después hacía todos lados.

Los omegas, alfas y betas se veían elegantes con sus trajes y vestidos, las copas de cristal y las mesas llenas de comida cara y extraña que Sunoo se negaba a probar realmente.

— Creo que podrás colarte con todas estas personas — Heeseung tomó dos copas de la bandeja de uno de los meseros, una se la entregó a Sunoo —. Les agradan las personas parlanchinas.

Sunoo notó la forma en que la voz de Heeseung cambió a una un poco más juguetona.

Sunoo sonrió feliz.

La noche siguió con los dos en sus propios asuntos, pero de una forma u otra llamaron la atención del otro de vez en cuando.

De vez en cuando –o siempre–, Sunoo buscaba a Heeseung con la mirada.

Y de vez en cuando Heeseung terminaba con su mirada puesta en Sunoo.

El omega conversaba feliz con las personas, su risa era contagiosa, sus bromas eran buenas y las personas cuando terminaban de hablar con él, sus rostros tenían una gran sonrisa en ellos.

¿Cómo lo hacía? Se preguntaba Heeseung.

Era una especie de rayo de sol intenso que estaba lleno de energía y que transmitía sus buenas vibras involuntariamente.

— Sunoo me ayudó a conseguir tres
donadores, Heeseung, ¡Tres! — Jay se veía feliz con los cheques siendo puestos en el lugar seguro donde se guardaría el dinero para el refugio.

Heeseung veía curioso a Sunoo.

Sunoo era como energía, energía positiva que le transmitía a los demás.

Después de unas horas, era momento de irse a casa y el alfa empezó a caminar hacia el estacionamiento.

— ¡Vet Heeseung! — la risa del omega se escuchó —. ¿Cómo estuviste durante la cena? No te pude acompañar en todo el rato.

Heeseung seguía viéndolo serio pero su mirada era tranquila.

— La comida era buena, pero sigo teniendo hambre, odio esas porciones de comida gourmet en que sirven los platos como si fueran para ratones — Heeseung se acercaba a su auto—. Planeó pasar a por una hamburguesa, ¿quieres ir? — preguntó sin interés.

La voz de Heeseung nunca abandonó su tono serio, era tranquilo y hacía al omega temblar.

Sunoo sonrió grande.

—¡S-si! — tartamudeó nervioso. — ¿Podemos ir en tu auto?

Heeseung asintió.

Le abrió la puerta al omega y este entró sin problemas, sonrojándose porque el alfa le abrió la puerta como un caballero.

— ¿Y tu auto? — Heeseung preguntó con su mirada en el camino.

— Lo está usando Sunghoon esta noche, tuve que tomar un tren y después un taxi — Sunoo confesó con una pequeña sonrisa en su rostro.

— ¿Donde vives? ¿En el otro lado de la ciudad?

— Exactamente vivo en el otro lado de la ciudad — Sunoo levantó los hombros sin
darle importancia.

— ¿Y viniste hasta acá por una cena de caridad? — Heeseung frunció un poco el ceño —. ¿Por qué?

— M-me gusta ayudar — Sunoo tartamudeó un poco nervioso—. También quería verte — el omega sonrió grande hacia Heeseung.

Heeseung mantuvo su mirada en el camino viendo un Carl's JR.

— Te llevare a casa después de cenar.

Sunoo sonrió viendo el perfil del alfa.

Cenaron unas grandes hamburguesas y papas fritas en el auto del alfa, con las ventanas abajo y música desde el estéreo del auto.

Heeseung habló con Sunoo y se conocieron un poco más.

Fue agradable para Heeseung.

Sunoo es agradable para Heeseung.

cute vet | heesunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora