𝐝𝐢𝐞𝐜𝐢𝐬𝐢𝐞𝐭𝐞

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Habían pasado unas semanas de su cita, o bueno, su escapada romántica en que Heeseung cocino para Sunoo, lo acompaño a nadar y durmieron juntos, acurrucados y ronroneando por el delicioso olor de su pareja.

Heeseung ahora se encontraba operando un gatito que estaba siendo castrado, el alfa estaba concentrado en su trabajo con Jay a su lado revisando la operación, los signos vitales del gatito y de vez en cuando le pasaba lo que el mayor necesitaba.

Heeseung empezó a tararear la canción de King of my heart por Taylor Swift.

Jay lo vio curioso.

— ¿Estás tarareando una canción?

Heeseung no se detuvo, pero volteo a ver por un segundo a Jay.

— ¿Si?

— Tu nunca haces eso, en especial a Taylor Swift. — el alfa rió. — Quiero decir, la otra vez me pediste que dejara de ponerla solo porque estaba enamorado.

Heeseung se detuvo.

Simplemente se sintió feliz.

Quiso tararear la canción.

Y de la nada estaba recordando a Sunoo.

Sunoo y sus brillantes ojitos ámbar.

Como bebieron cerveza en esos vacitos de plástico rojos en la terraza de la cabaña mientras veían las estrellas.

También el cómo se sentía tan feliz por simplemente tener a Sunoo.

Antes estaba bien. Se sentía tranquilo con la idea de no tener una relación. La idea de llegar a su departamento y que estuviese vacío no le causaba ninguna molestia, pero el llegar a su departamento ahora era extraño.

Desde hace unas semanas de verdad no abandona la casa de Sunoo.

Le gusta la calidez de su hogar, la luz, las plantas y la cantidad absurda de ositos de peluches que están regados por toda la casa.

Le gusta acurrucarse con Sunoo en su sillón, con Leopoldo en sus piernas y Piña mordisqueando una pelota que Heeseung le dio.

Le gustaba estar con Sunoo y sentirse pleno, feliz.

Ya no se siente simplemente tranquilo e indiferente, se siente feliz.

Siente felicidad y emoción genuina.

— Termine. — Heeseung terminó la operación con éxito y dejó que Jay se encargara de los cuidados después de la operación.


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Heeseung llegó a la casa de Sunoo y abrió con la copia de llaves que el omega le había dado.

Sunoo estaba en la cocina, horneando muffins de zanahoria.

Piña llegó alegre y Heeseung la acarició sintiendo el suave pelaje blanco de la perrita.

— Hola, amor. — Sunoo habló fuerte. — ¿Cómo estuvo tu día, alfa?

La luz pasaba por la ventana y al ser el atardecer era ese hermoso tono naranja que hacía ver al menor como un dios.

— Bien, bonito. — el alfa llegó a la cocina y vio a Leopoldo en una silla junto a la mesa.

Lo intentó acariciar pero el gato le mostró sus dientes y siseo molesto.

— No está de buen humor hoy. — Sunoo le sonrió y dejó los muffins en el horno.

El omega se acercó a Heeseung para abrazarlo y dejó un besito en sus labios.

— ¿Cómo estuvo tu día, omega? — Heeseung acarició la mejilla de Sunoo. El omega sonrió.

— Bien — el omega sonrió emocionado. — Llegó una nueva exhibición al museo y ahora tengo que hacer muchas restauraciones a pinturas. — el omega sonrió.

El mayor sonrió y dejó al omega alejarse, quien se recargó en la barra de la cocina.

— Estoy un poco estresado. — el omega suspiró.

Heeseung se acercó coqueto al omega y tomó su cintura volteándolo para poder besarlo.

— Puedo quitarte el estrés. — el alfa acarició la cintura del omega hasta bajar hasta sus muslos.

— Acabo de meter mis muffins al horno. — el omega rió y después le sonrió coqueto.

— Podemos hacerlo aquí.

Sunoo vio asombrado al alfa.

— ¿Sabes que Sunghoon o Zachary podrían entrar en cualquier momento?

El alfa empezó a besar su cuello y subió al omega en la isla de la cocina.

— Pero ahora no están. — dijo entre gruñidos mientras Sunoo suspiraba. — Además Sunghoon siempre llega tarde y Zachary me dijo el otro día que iría a una fiesta hoy.

Sunoo sonrió y besó a Heeseung mordiendo su labio.

— Me gusta la idea alfa.

El alfa empezó a dejar besos en la mandíbula de Sunoo.

El omega jadeo al sentir la mano de Heeseung empezar a desabrochar sus pantalones y empezar a jalarlos con un poco de desesperación hasta que se escuchó como rompían.

Sunoo chillo y abrió su boca asombrado haciendo al alfa meter su lengua en la boca del omega besándolo profundo.

Sunoo jadeo y acariciaba el cabello de Heeseung hasta bajar y empezar a desabrochar los botones de su camisa.

Al llegar al último botón empezó a acariciar el abdomen de su alfa y metió sus manos arañando un poco la espalda del alfa.

— ¡Sunoo! — Sunoo volteo a la puerta y sintió sus mejillas sonrojarse.

Se bajo de la isla de la cocina y sintió su cara como un tomate.

— ¡¿Por qué soy yo el que siempre tiene que encontrarlos?! — Sunghoon estaba en la puerta con sus manos tapando sus ojos, su voz era desesperada. — ¡En la cocina no, Dios santo!

— ¡P-Perdón, Hoon! — Sunoo chillo y vio a Sunghoon negar.

— ¡Iré a mi habitación y espero no escuchar ningún ruido cochino! — el alfa gritó desde las escaleras. — ¡Pecadores!

Sunoo se recostó en la isla y tapó su rostro con sus manitas.

Heeseung quería reírse pero se dio cuenta de que su omega estaba muy nervioso.

— Calma, Sun.

— ¡Es que me da demasiada vergüenza, alfa!

— Creo que deberíamos dormir en mi departamento hoy.

— ¡Solo dormiremos!

— ¡Pero iba a desestresarte!

— ¡Solo dormir, alfa! — Sunoo empezó a subir las escaleras para buscar su mochila... y pantalones nuevos. — ¡Cuida mis muffins!

Heeseung sonrió y sintió su corazón bombear fuerte mientras abrochaba los botones de su camisa.

Adoraba a su omega.

cute vet | heesunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora