𝐞𝐱𝐭𝐫𝐚

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Sunoo entró a la casa maniobrando con las llaves, la bolsa del supermercado llena de comestibles y un pesado maletín con sus pinceles, además en el auto tenía una pintura en la que trabajaría en su estudio y los ingredientes para las galletas que tenía que llevar para la venta de repostería en la escuela de Sungho.

El omega entró cansado a la casa, pero al ver hacia al frente vio a una cabra frente a él, estaba masticando un osito de peluche.

Piña se veía asustada desde las escaleras y Leopoldo estaba arriba de un armario de la sala.

El omega sintió sus manos temblar al ver que la cabra se dio cuenta de que estaba ahí.

— H-Heeseung... —el omega tartamudeó fuerte, pero no tan fuerte como para asustar al animal que seguía masticando el peluche.

Sunoo cerró la puerta despacio y caminó lo más rápido posible hacia la cocina tomando un camino que evitaba a la cabra.

En la cocina dejó su maletín y vio como el animal entró a la cocina.

Sunoo salto arriba de la isla de la cocina soltando las compras y chillando.

— ¡Heeseung! ¡Heeseung! — Sunoo sentía miedo al ver al animal verlo como si pudiese ver su alma, además de que empezó a comerse esa costosa lechuga que compró. — ¡Heeseung, te mataré!

Minutos después Heeseung entró a la cocina con su ropa sucia con lodo y una gorra puesta al revés.

— Hola, Sun.

— ¡¿Qué demonios hace esa cabra aquí?!

Sungho entró a la cocina corriendo.

— ¡No grites, mami! ¡Asustarás a Willon! — el pequeño gritó y se acercó a la cabra acariciandola.

— ¡Aleja a mi hijo de esa cosa! — Sunoo chilló asustado y vio con advertencia a Heeseung. — ¡Ahora!

El mayor cargó a Sungho y lo puso en una de las sillas.

Después tomó la correa que tenía la cabra y la llevo al patio de afuera.

— Quiero jugar con, Willon. — el cachorro hizo un puchero y acomodó sus lentes.

— N-No, bebé, te puede lastimar.

Heeseung entró a la cocina y ayudó a su omega a bajar de la isla de la cocina. El omega tropezó con sus pies cuando bajo.

— ¡¿Estás demente?!

— Solo tengo que supervisarla durante todo este día, en la mañana vendrá Jay por ella.

— ¿No pudiste dejarla en la veterinaria, amor?

—Quería venir a ayudarte con las galletas, — el alfa le dio un beso al omega. — lo prometí.

Sunoo suspiró y asintió.

— Se quedará afuera. — sonrió y se alejó para ir por las demás cosas.


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Sungho se veía emocionado contando sobre su día.

— ¡Papá me prometió que podría tener un conejo!

— ¿Un conejo? — Sunoo vio sorprendido a Heeseung y el alfa levantó los hombros. — ¿Le harán un corral?

Los dos asintieron y el omega sonrió.

Estaban cenando una deliciosa cena de comida china que el omega pidió después de haber hecho las galletas y haberse encerrado en su estudio por al menos dos horas para terminar esa pintura en que estaba trabajando.

Era para una exposición en unas semanas, pero la pintura necesitaba estar lista para el día siguiente para que tenga tiempo de secarse la pintura por completo y poder llevarla al museo.

El omega empezó a mostrar sus pinturas, a la gente les gustaban y las compraban. Sunoo se sentía feliz con lo que tenía en su vida.

Un buen trabajo, una casa hermosa, su hijo y, por supuesto, Heeseung.

Nunca entenderá como logro que el alfa malhumorado se enamorara de él.

Era tarde y Sunoo seguía trabajando en su estudio.

Claro que fue a acostar a su hijo y darle un dulce beso de buenas noches, pero seguía trabajando en esa pintura.

— Hola, hermoso. — Heeseung entró al estudio y Sunoo le sonrió un poco. — Es tarde, amor, ya deberíamos dormir.

— Acabaré dentro de unas horas, si quieres ya duerme, amor.

— No puedo dormir si no estás tú. — El alfa se sentó en la silla junto a él y admiró el rostro del omega que le sonrió.

Sunoo sonrió y se acercó a Heeseung para sentarse en su regazo.

— Estoy exhausto. — Sunoo murmuró cansado.

— La habitación de al lado es convenientemente nuestra habitación, bonito, puedo llevarte a dormir. — el mayor acarició las piernas del omega en su regazo.

Sunoo rió.

El menor vio la pintura otra vez desde el regazo de su alfa.

— ¿Crees que les guste?

La pintura se basaba en un paisaje.

Era una playa con tonalidades azules, naranjas y amarillas, el color rojizo destacaba en ciertas partes pero realmente la pintura era muy pulcra con los colores detallados.

— Para mi es perfecta, la compraría si pudiese costearla.

— La venderé en una subasta silenciosa, podrías participar en ella. — sonrió Sunoo.

— Tus pinturas las compran millonarios, sería inútil. — rió Heeseung. — Solo podría ofrecer tres dólares y una semana de sexo.

Sunoo sonrió y besó la mejilla del mayor.

— Tristemente no puedo pagar mi galería con orgasmos. — Sunoo rió.

— Pronto terminarás de juntar el dinero para tu galería, amor. — Heeseung besó la mejilla de Sunoo.

El omega ha trabajado duro para poder conseguir abrir su galería.

Pronto lo haría.

Sunoo tendría su galería y su hijo Sungho iría a ver el arte en ella.

Heeseung era feliz si su Sunoo era feliz.

No importa cuanto se esfuerce, en cuanto el omega esta frente a él, una boba sonrisa se muestra en su rostro.

Y eso no le molesta.

cute vet | heesunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora