𝐯𝐞𝐢𝐧𝐭𝐢𝐝𝐨́𝐬: 𝐟𝐢𝐧𝐚𝐥

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— ¿Por qué tienes tanta basura? — Jay cargaba una caja llena de libros de veterinaria.

— No es basura, son miles de dólares en libros.

— Estudiabas demasiado en la escuela. — Jay hizo una mueca y recordó cómo fue a un examen con una resaca infernal y solamente el basto conocimiento de su nombre.

— No puedo creer que trabajemos juntos...

— Soy co-propietario de la clínica, bebé. — Jay le guiño un ojo a Heeseung que lo vio con indiferencia.

Estaban en la casa de Sunoo acomodando las cosas que Heeseung tenía en su antiguo departamento.

Una película de fondo, Leopoldo en el sofá lamiendo sus patitas y Piña mordiendo ese adorable peluche en forma de piña que Sunoo le había dado.

Heeseung se acercó a Jay y le enseño la pequeña cajita de terciopelo.

— ¿Me estás pidiendo matrimonio? — Jay rió. — Nunca pensé que me vieras de esa forma, hermano, quiero decir sé que soy irresistible, pero creía que amabas a Sunoo.

Heeseung frunció el ceño e hizo una mueca.

— No, bobo. — El mayor rió. — Es un anillo de compromiso... Es para Sunoo.

Jay sonrió y abrió la cajita dejando ver ese hermoso anillo con una pequeña gema en el centro, es delicada y hermosa.

— Wow... — Jay sonrió viendo a su amigo — Tú me dijiste que no querías casarte.

— Nunca había encontrado a una persona que me hiciera querer casarme... — Heeseung susurró.

— ¡Esto es adorable! — Jay sacó el pequeño anillo de la cajita. — ¿Mis dedos son muy gordos o este anillo es muy pequeño?

— Tus dedos son gordos. — Heeseung dijo con indiferencia. — Por favor guárdalo, se te va a caer o lo vas a perder y batallé demasiado para poder encontrar el anillo perfecto.

Jay bufo burlón.

— ¿Crees que yo dejaría caer un anillo? — Jay rió y siguió jugando con el anillo entre sus dedos. — ¡Estás hablando con un cirujano veterinario, graduado de la Universidad Nacional de Seúl! ¡Una vez operé a un hámster y el pequeño sobrevivió otros dos años más! ¡Sabes lo pequeños que son sus huesos!

Sunoo entró a la casa y cerró la puerta con fuerza.

Jay por el susto del sonido repentino dejó caer el anillo al suelo.

— Traje donas. — Sunoo sonrió.

Pero Heeseung solo podía ver como el anillo rodaba hasta el lado donde estaba Piña.

Jay se acercó a este con rapidez pero el perro ya había tomado el anillo con su boca.

— ¡No! — Heeseung se acercó al perro y abrió su boca dándose cuenta que se había tragado el anillo.

Jay se puso pálido y Sunoo los veía confundidos.

— ¿Qué sucede?

Heeseung volteo a ver al menor.

— Piña se tragó... algo. — el alfa tartamudeó.

Sunoo dejó las bolsas en la cocina y se acercó al perrito blanco que los veía con atención.

— ¡Oh Dios! ¡No puede ser! ¡¿Qué se trago?! — Sunoo se veía nervioso y asustado.

Heeseung vio mal a Jay quien se veía en shock.

— Mi anillo. — Jay tartamudeó.

— Tú no usas anillos. — Sunoo lo vio sospechoso.

— ¡Perdón por querer empezar a hacer algo, Sunoo!

cute vet | heesunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora