𝐯𝐞𝐢𝐧𝐭𝐞

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Heeseung tomaba la mano de Sunoo mientras salían de la feria.

El alfa se sentía feliz (a pesar de su rostro serio) caminando con el lindo omega sonriente a su lado.

— ¿Por qué no lo dijiste cuando te lo dije?

— Porque yo pensaba que yo lo iba a decir primero, me robaste la oportunidad, alfa. — Sunoo besó su mano entrelazada con la suya.

Heeseung veía a Sunoo.

Aún seguía usando ese absurdo sombrero de vaquero y sentía que su corazón explotaría por tantas emociones que esta teniendo justo ahora.

— ¿Tú creías que lo dirías primero?

El omega se sonrojó y asintió.

— Heeseung, — el omega se detuvo frente a él y tomó sus mejillas. — te amo, demasiado, te amo desde la primera vez que te vi... sé que tú no crees en esas cosas, — el omega acarició el cabello que se escapaba del adorable sombrero. — pero yo sí... y yo te amo.

Heeseung sonrió y se acercó para acariciar la cintura del omega.

Besó suave sus labios.

Todo estaba en silencio y solo se podía escuchar el suave chasquido de sus labios.

— Sunoo... —el alfa susurró.

— ¿Si, amor? — el omega lo abrazó acomodando su cabeza en el cuello del alfa.

— Te amo. — susurró Heeseung.

— Yo también, alfa. — susurró Sunoo.


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Llegaron al apartamento de Heeseung.

El alfa sonrió débil por la broma que hizo Sunoo.

— Ese tipo regresó tres veces al puesto, sólo se quedaba viendo, negaba y se iba. — Sunoo rió. — Le pregunte que quería y ¡él solo quería besar a Sunghoon!

— Es inevitable, — Heeseung sonrió. — Debió haber quedado hechizado por esos hermosos ojos ámbar.

El omega refunfuño y se acercó a Heeseung que se estaba sirviendo un vaso de agua.

Mordió un poquito su espalda.

— ¿No te pusiste celoso con eso de los besos?

El alfa negó.

— Como te dije cuando te pusieron en ese puesto y tú aceptaste, — el alfa vio al omega y acarició sus caderas. — eres mío, mi omega, yo soy al que amas por lo cual no me importa.

Sunoo sonrió enternecido.

— Tu eres a quien amo. — Sunoo se acercó y besó sus labios.

— Además, — el alfa dejó besitos hasta llegar a su cuello. — yo soy quien te puede comer y follar todas las noches.

Sunoo se sonrojó y rió.

— ¡Heeseung! — el omega chillo cuando el mayor se acercó a él y lo cargó poniéndolo arriba de la isla de mármol de la cocina.

— Hace mucho no acaricias a mi serpiente — el alfa besó sus labios y dijo burlón.

— ¡Deja de llamarlo serpiente! — Sunoo chilló y le pegó en su brazo.

cute vet | heesunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora