Capítulo 4 - Con los Ojos en la Espalda •

10 6 0
                                    

En la catedral el ataque se estaba suavizando, muchas de las bestias fueron aniquiladas y otras escaparon dejando atrás a muchos mal heridos y a algunos que lamentablemente perdieron la vida tratando de huir.
El basilisco era la criatura quien aún daba batalla y parecía que no se dejaría vencer tan fácil.

_No ganaremos así nada mas, esa bestia está conectada a la bruja__ Elisa estaba exhausta__ necesitamos apoyo.

_Gran parte de los hombres de mi esposo están defendiendo el templo, debemos arreglarnos con lo que tenemos.

Kitsune ve una larga y gruesa cadena que cuelga del cuello de la serpiente, parece estar conectada a su mandíbula tal como una rienda.

_Tengo una idea__ habla Kitsune __ ¿Ves esas cadenas?__ Elisa asiente__. Si logramos hacer que se quede quieto con mis poderes canalizados en su cabeza podré hacer que explote__ se toma un respiro__ se que es arriesgado, pero podría funcionar.

_No hay otra opción.

_No.

El ambiente cálido a causa del fuego del bosque le pisaba los talones a las gobernadoras provocando que la intensidad del momento fuera grande. Y para mal, a Kitsune no le gustaba la presión.
Solo tres de los cinco soldados del Hielo seguían vivos junto con Elisa y la Gobernadora consorte. Seguían luchando contra la gran serpiente.

_Da la orden y haremos lo que digas__ aseguró Elisa.

El plan no era sencillo de concretar, requería de mucha fuerza tirar aquellas cadenas y ellos ya estaban cansados. Kitsune suelta un largo suspiro.

_No hay que perder más tiempo__ pronunció entre dientes.

El basilisco es una criatura no muy inteligente que depende su supervivencia de un amo que lo controle, por lo que generalmente no es difícil distraerlo con cualquier cosa.
Kitsune tomó como punto de partida una pequeña montaña de nieve que aún seguía congelada en su sitio y utilizando su magia sopló, convirtiéndose éste en un ciervo blanco.
Tal y como estaba planeado la serpiente bajó la cabeza y con su lengua bífida iba en dirección al señuelo.

Los soldados junto con ambas gobernadoras se escondieron detrás de unos pilares de piedra que habían en los alrededores de la catedral mientras que los aldeanos vivos se dispersaban por el bosque buscando refugio.

La serpiente seguía observando cautelosamente al señuelo de nieve y lo toco con su lengua sintiendo el frío de inmediato. Sus ojos se oscurecieron, como si el frío dejara expuesto su lado mas vulnerable. Con la punta de su nariz volvió a tocar al animal falso, quedando completamente hipnotizado por lo real que se veía ante sus inmensos ojos.

Kitsune no podía mantener mas tiempo con vida a esa criatura por lo que poco después de ser tocada por la serpiente ésta volvió a su estado natural.
Su desaparición soltó pequeñas esporas rojas casi invisibles que entraron en los ojos de la serpiente inhabilitando su capacidad de usar el radar infrarrojo que tenía por naturaleza. Eso lo alteró haciendo que se golpeara a si mismo contra el suelo varias veces.
Parecía confundido y enojado a la vez, sus ojos volvieron a su color original pero con un brillo mas intenso. No podía ver bien y eso lo estaba irritando. Luego de esa distracción, se arrastró lentamente hacia donde creía que seguían sus enemigos, pero no encontró a nadie.
Siguió derecho hacia los pilares, buscando a sus presas con sus grandes ojos.
El sonido de las piedras pasar bajo su ancho cuerpo era lo único que se escuchaba a la par de las ramas caer por el fuego. Siseaba utilizando su lengua como guía.

Kitsune siente como pasa justo por detrás del pilar donde estaba escondida por lo que se mueve un poco para esconderse mejor, pero un descuido suyo hizo que su pie partiera algunas ramas haciéndolas crujir.

Sangre Helada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora