Capítulo 10 - Un Sol en Medio •

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Una carta había llegado hasta el gobernador por manos de Jace. Era del rey.

_Quiere saber que fue el ruido tan espantoso de la otra noche.

_No podemos decirle, por el ataque de Lila ve lo que hizo__ Kitsune elaboraba más polvo somnifero__. Imagina lo que hará si se entera que el Kraken dormía en sus aguas.

Ambos estaban en el laboratorio de la bruja, donde ella preparaba infusiones, pociones, sus mágicos polvos entre otras cosas. Dentro habían unos hornos a leña, botellas de vidrio, vasijas, instrumentos para trabajo y muchas especias. Los libros abundaban los estantes de madera oscura y lámparas de velas iluminaban el lugar con una agradable luz cálida.

_Entonces ¿Qué le digo?

_Tendremos que mentir__ Takeshi desvío la mirada disgustado con la idea__. No quiero iniciar una casería innecesaria, esa criatura ya no está aquí.

Sacude sus manos del polvo y camina hacia él.

_Mírame__ la vé__. No es una mentira de muerte que costará tu vida y la de otros, al contrario, salvarás a muchas personas si ocultas el secreto.

_Es el rey__ soltó cansado frotando sus ojos

_No pasa nada__ trataba de animarlo__. Es una mentirilla blanca, piadosa.

_¿Qué le digo?

_Hmm__ piensa un momento__ dile que estábamos probando sonidos para una alarma, pero el cuerno se rompió__ él sonrió sin muchas ganas.

_Ya le mentimos a la Anciana Madre.

_Entonces negaremos todo, hay que manipular algunas mentes__ eso último frustró al hombre__. Es por una buena causa.

_Son demasiados guardias.

_Terminarás cansado__ ella deposita un beso en su mejilla__. Ánimo, si ese toque de queda vuelve, te juro que levantaré una revolución con las criaturas del bosque.

_¿Estás amenazando al gobernador?__ él bromea sujetando sus manos con delicadeza.

_Algo así.

Él ladea con la cabeza.

_Ok, lo haré__ besa sus manos.

_Ahora ven a ayudarme con ésto.

Colocaban en pequeñas bolsas el nuevo polvo con ayuda de unas cucharas especiales para ese producto.
Al mismo tiempo en la aldea estaban Astrid y Winter, sentadas sobre una manta en el patio de la Anciana Madre. Su casa se encontraba no muy lejos del templo, próxima a la entrada de piedra.

_Anciana Madre__ llama su atención.

_¿Si?__ su dulce voz responde a su llamado.

_¿Se sabe alguna historia?__ ella la ve y piensa.

_¿Historia?__ recorre su mente un momento__ Si, tengo una para tí.

Acomoda su cuerpo para prestar atención a la señora frente a sus ojos.

_Esta historia, es sobre cuatro guerreros...

Había una vez en un pueblo escondido entre árboles de fuego un grupo de cuatro hermanos. El mayor de ellos fue el brujo más excepcional de todos los tiempos, osado, fuerte y muy valiente.
Los medianos eran gemelos, con un humor cómico que divertía a todos en su clan, mientras que el más pequeño era frío y callado.
Todos los días corrían de árbol en árbol entrenando por los aires con espadas y cuchillos. Nunca por resentimiento, siempre por diversión.
De todo el reino ellos eran los más poderosos luego de la jerarquía militar o al menos eso decía el rey para no dejar de menos a su ejército.
Eran conocidos como perros cazadores cuando estaban en la tierra y ángeles de la muerte cuando iban por el cielo. Les caían bien a todos si ellos no se sentían amenazados, de hecho no había motivos para ser ariscos con el cuarteto. Mantenían una fascinación por las peleas, pero jamás provocaban una ni incitaban a la violencia antes que el diálogo.
Durante el tiempo que ellos se hacían famosos por el pueblo en especial el mayor, su majestad el rey pidió amablemente que fueran parte del ejército con una gran posibilidad de crecer en rango, pero ellos se negaron. Estaban enojados con él por su poco cuidado con la naturaleza a la hora de pelear, siempre resultaba en un desastre y esos cuatro dependían fuertemente del bosque por una conexión espiritual al igual que todo el clan. Preferían quedarse con su gente, con la familia. Defenderán al reino como personas independientes, no como soldados sanguinarios.
El rey se disgustó, más no dijo nada al respecto, solo dejó la propuesta abierta.
Pasó el tiempo y la nación entró en guerra con los bandidos que trataban de usurpar el trono. Esa pelea involucró a todos los clanes incluyendo al de los guerreros, quienes se vieron acorralados contra la espada y la pared.
Hicieron un fuerte llamado a todos los valientes pertenecientes a ese reino para defender el honor del rey.
Al principio ellos se negaron recordando lo del bosque así que de una manera estratégica y muy interesada él gran tirano al mando aseguró que nadie llevaría la guerra hacia ese campo santo. Nada le ocurriría a su preciado lugar. Desde un principio el menor de los hermanos se dio cuenta que su palabra no era muy sincera, él solo buscaba a personas con alto poder que pudieran llevarle la victoria a sus pies.
Con esa contrapropuesta el mayor aceptó defenderlo junto a los otros tres en una zona que sabían que sería la principal atacada por su cercanía con el rey y su trono tan deseado.
Dejaron al mayor como un comandante de un grupo de soldados que protegían el norte. Sus hermanos peleaban con él a su lado sin importarles nada más que no sea proteger a cuantos inocentes pudieran.
Espadas contra espadas, flechas por todos lados volando sin parar, lanzas atravesando la carne de los enemigos. No fue una pelea fácil.
El fuego se tragaba a muchos buenos y malos, convirtiéndo en cenizas la voluntad de cada uno. Pero la pelea no cesaba, al contrario, se fortalecía.
Los ángeles de la muerte no dudan un segundo en clavar un arma contra el enemigo, pues ellos no dudarán en hacer lo mismo. Su manera de pelear parecía una danza espiritual, cada movimiento realizado con precisión, la forma en que manejaban la espada. Un espectáculo visual con un escenario tan catastrófico era el que se podía presenciar.

Sangre Helada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora