Capítulo 31 - Camino del Padre

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Todo en llamas, personas corriendo de un lado a otro pidiendo auxilio hasta quedarse sin voz. El olor a madera quemada y la lluvia de ceniza aportaban más caos al pésimo ambiente. ¿Qué estaba pasando en la aldea? No se podía evitar oír las casas derrumbarse por el fuego o a la gente gritando del miedo sabiendo que en cualquier momento iban a morir bajo las garras de ese monstruo.
Los perseguía y uno por uno los mataba a sangre fría. Saboreaba cada una de sus pobres almas. Con su arco iba acabando con la vida de todos en el pueblo.

_Mi era acaba de empezar corderitos__ se oyó con una voz distorsionada.

_¡NO!__ gritó una mujer de fondo.

De repente todo se volvía borroso y las voces se alejaban.

_Anciana Madre__ una mano tocó su hombro__. Anciana Madre ya llegamos__ anunció Vera despertando a su maestra.

Se trataba de un sueño o quizás una pesadilla. Ella estaba muy pálida.

_¿Está bien?

_Si, si__ parpadeó varias veces y soltó un respiro__. Tuve un mal sueño, es todo.

Detrás de ellas venía otra carroza más grande con Dante, Winter, Takeshi y Jace.

_Bueno, de vuelta a la normalidad de mi bello templo__ dijo el gobernador bajando primero__. Es agradable regresar a mi casa, no me gusta la lujosa vida de la capital.

_Aire fresco__ tras él salió Jace estirando sus brazos__. Aquí no hay tantas lámparas a gas.

Extrañamente algo en la aldea parecía despertar una rara sensación de incomodidad en los recién llegados. La mayoría de pueblerinos se emocionaron al ver llegar a la familia, pero otros parecían hipnotizados, desorientados.

_Me gustaría decir que se siente bien regresar, pero algo hace que sienta todo lo contrario__ comenta Winter.

Los rodeaba un aire de dudas acerca de las personas que caminaban alrededor como si estuvieran siendo controladas por alguien superior.

_Iré a mi casa a reposar la mente, tal vez vuelva por la noche__ avisó Astrid en voz baja y se fue.

_Tal vez todos deberíamos reposar la mente un rato__ agrega Dante mirando a su esposa__ ¿No lo crees?

A Takeshi le llegó cierta explosión de descontento al verlos mirarse de esa forma o más bien viendo a Dante mirar de esa manera a su preciada hija. Era un poco celoso por ella.

_No esperes que deje ir a mi hija con el comandante de la noche a la mañana__ todos voltearon hacia él.

_¿Qué?__ abrió por completo sus ojos.

A Dante no le interesaba mantener esa relación carnal que muchos esperaban de la pareja para que rápidamente tuvieran descendencia. Para nada. Solo sabía que su esposa estaba cansada y creyó que sugiriendo eso ella le daría la razón e iría a descansar. No fue el caso.

_Puedes quedarte en el templo si así lo deseas, en otra habitación por supuesto__ Winter rodeó los ojos al escuchar a su padre.

El gobernador aún se negaba a creer que su pequeña ya estaba casada. No quería dejarla ir, aunque confiara en el comandante él deseaba que su hija siguiera viviendo bajo su techo. Después de todo era la única persona con la que podía hablar abiertamente sin miedo a ser juzgado o a echarlo todo a perder.

_Dame tiempo para digerir todo ésto__ pidió calmado.

_No hay presiones, gobernador__ respondió y caminó hacia el templo.

Varios ayudantes bajaban el equipaje con sumo cuidado y lo hacían presionados debido a la intensa mirada de Winter sobre ellos. No le había dicho a nadie, pero de esa forma entrenaba mentalmente su habilidad psíquica. Trataba de concentrar su fuerza en la mente de los sirvientes para saber lo que pensaban al estar trabajando bajo su vista.
Alimentando el crecimiento de su
aburrimiento ninguno pensaba nada fuera de lo normal o algo comprometedor que le sirva.

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